Gobierno alemán, aunando fuerzas contra la ultraderecha y el racismo



Dorothea Schneider vive en una región con un paisaje de ensueño en Alta Lusacia, Sajonia. Bien al este se encuentra Görliz, conocida como la perla arquitectónica en la frontera con Polonia. Allí, esta mujer es vista con hostilidad por su compromiso contra los neonazis, los “Ciudadanos del Reich” y sus seguidores. Como presidenta de la asociación “Con los ojos abiertos en Alta Lusacia” y coorganizadora de la iniciativa “Pájaros del Paraíso en vez de Águila Imperial”, Dorothea Schneider lucha, con personas de ideas afines, contra la creciente presencia ultraderechista en la región. Por ejemplo, con un desfile de coches decorados con colores por la carretera nacional Bundesstrasse 96. En las últimas semanas, ha habido manifestaciones todos los domingos, porque hay gente que no está de acuerdo con la política del Gobierno para hacer frente al coronavirus. Suelen ondear banderas alemanas, pero también del Reich.
El gobierno alemán quiere brindar más apoyo a personas como Dorothea Schneider. Tras el ataque racista en Hanau (Hesse), que dejó nueve muertos en febrero de 2020, se creó el Comité Ministerial contra el Extremismo de Derecha. Dicho ógano, liderado por la canciller, Angela Merkel, se reunió por segunda vez este miércoles (2.9.2020) y escuchó las experiencias de los afectados: situaciones de odio, hostilidad e incluso asesinato.
Contramanifestantes recibidos con el saludo nazi
A la reunión de Berlín asistieron representantes de organizaciones como la Fundación Amadeu Antonio, grupos  de migrantes e investigadores. Al mismo tiempo, los miembros de la Red para la Prevención del Extremismo de Derecha entregaron sus recomendaciones al Gobierno, en presencia de Dorothea Schneider. Ella sabe lo que se siente al ser amenazada y difamada por ultraderechistas. En el desfile de autos, hubo gente que los saludó con el brazo al frente y les “tiraron huevos”. La casa de un compañero fue manchada con esvásticas.
Jutta Weduwen, directora general de Acción y Servicios de Paz y Reconciliación, afirmó que lo principal es “proteger contra los ataques de la extrema derecha”. Su organización ha unido fuerzas con otras iniciativas en una red para la prevención del extremismo de derecha. Indicó que la sociedad civil es el “pilar central” en la lucha contra la ultraderecha y pidió una financiación permanente de los proyectos para que “no se tenga que presentar nuevas solicitudes cada ciertos años”.
La ultraderecha en las zonas rurales
Las personas valientes, como Dorothea Schneider, esperan recibir más apoyo. En las zonas rurales, dice, la aceptación de los ultraderechistas siempre ha sido mayor. “Y sigue aumentando”, advierte. Lo que le preocupa a Schneider es que la gente “no tiene protección como en la gran ciudad”. Esto también lo perciben así las personas que son discriminadas por su origen, religión o color de piel.
Markus Nierth sabe, por su propia y amarga experiencia, la importancia de las redes sociales de apoyo en la lucha contra el extremismo de derecha, el racismo y el antisemitismo. El exalcalde de la pequeña ciudad de Tröglitz (Sajonia-Anhalt) dimitió de su cargo en 2015 después de que él y su familia fueran amenazados de forma permanente por hacer campaña a favor de la acogida de refugiados. En la reunión con la canciller, también estuvo allí, “representando a los políticos locales y regionales”, porque aunque ya no sea alcalde, sigue luchando con mucho empeño contra la propaganda ultraderechista y la violencia. Por ello, ha pagado un alto precio: “acoso social”.
Un terrorista en las cercanías
Ralf Wohlleben vive en un pueblo no muy lejos de Tröglitz. El neonazi fue condenado a diez años de prisión en el juicio contra el grupo terrorista Clandestinidad Nacionalsocialista de Alemania (NSU) por colaborar en asesinatos de motivación ultraderechista. Tras seis años en prisión preventiva y debido a que Wohlleben apeló el veredicto, la sentencia aún no es definitiva. Por lo tanto, no está ahora en prisión, porque el tribunal y el fiscal no ven riesgo de fuga.
Según el exalcalde, el hecho de que Wohlleben viva cerca de Tröglitz muestra el grado de influencia de la ultraderecha en esa región. A su juicio, habría que crear una red para “hacer retroceder la gran influencia de la ultraderecha”.
Él mismo sabe lo difícil o incluso infructuoso que puede ser su objetivo, pero aún así no quiere tirar la toalla. Dorothea Schneider, de Alta Lusacia, en Sajonia, comparte su opinión: “Puede ser muy descorazonador ver que las estructuras de ultraderecha son cada vez mayores”.



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