Desde que llegó el Covid-19 a Chile gran parte de las personas han estado prácticamente todo el día en sus casas o departamentos y han aprovechado de hacer arreglos y también de recrearse en los mismos, tocando instrumentos y escuchando música a alto volumen. Esto ha generado una explosión de reclamos en los grupos de WhatsApp de barrios, y más que nada en los de edificios.
Sólo en la comuna de Santiago se han ingresado a la Dirección de Seguridad 8.560 requerimientos relacionados a ruidos molestos desde el 1 de marzo hasta la fecha, además se han fiscalizado más de 12 fiestas clandestinas y cursado 254 infracciones por la ordenanza 116, relacionada con el mismo problema.
El alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, afirmó a hoyxhoy que “tuvimos que crear un grupo táctico especial para fiscalizar las fiestas clandestinas y las denuncias por ruidos molestos que nos aumentaron en un 500%. Claramente que después de una de las cuarentenas más grandes del mundo, confinada la gente empezó a hacer carretes en sus casas y de repente en los edificios gente del propio condominio se reunía. Jóvenes que vivían solos en un departamento empezaron a celebrar y eso nos generó trastornos con el resto de los vecinos”.
Sin embargo, hay algo que complica bastante a los vecinos de ésta y otras comunas que quieren hacer denuncias o simplemente solicitar a los “ruidosos” que por favor los dejen descansar: a veces es muy difícil determinar cuál es el origen de los ruidos molestos.
El ingeniero acústico Sergio Floody, profesor de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, explicó que esto se debe a que “el ruido se transmite en las estructuras y en los edificios de dos maneras: una es la que se llama transmisión aérea, que tiene que ver con el sonido que atraviesa la pared o la loza, lo que hace que si alguien está escuchando música arriba se escuche en el piso de abajo y/o en el piso de arriba. Pero existe también la que se llama transmisión estructural y eso tiene que ver con las ondas sonoras que se desplazan como vibración dentro de las paredes y en los pisos y techos del edificio, además de cañerías, desagües o ductos que conducen los cables eléctricos. Ese tipo de transmisión es el más difícil de detectar porque a veces puede ser que el ruido no venga del piso de arriba o abajo, sino que dos pisos más arriba o uno o dos pisos más abajo, por ejemplo”.
Por supuesto, mientras mayor concentración de departamentos y personas hay, la dificultad se hace mayor.
El físico de la Universidad de Chile y subdirector del Instituto Milenio Miro, Marcel Clerc, dijo que un ejemplo clásico del complejo comportamiento del sonido es lo que pasa con el eco.
“El sonido se propaga, pero al colisionar con una montaña u otra infraestructura se devuelve y uno escucha sus propias palabras. Las ondas rebotan y crean interferencia”, aclaró.
Cómo saber el origen
El físico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la Universidad de Chile e investigador del Núcleo de Metamateriales, Claudio Falcón, dijo que para saber exactamente de dónde viene un ruido al interior de un inmueble es necesario tener más de un punto de medición al mismo tiempo, además de tener nociones sobre el comportamiento de las ondas en la construcción. “Es como matar una flor con un tanque”, sostuvo.
No obstante, Floody dijo que en el caso de música o voces de personas quienes pueden detectar más fácilmente el origen del ruido pueden ser los vecinos de los lados del hogar ruidoso, más que los que viven arriba o abajo. Pero si el problema es, por ejemplo, una lavadora que está centrifugando y tiene desperfectos de alineación o está montada sobre una superficie ligeramente inestable, quienes sienten más son los de departamentos ubicados en línea con el de donde proviene el ruido y puede que los del lado no lo perciban.
Ahora, si se sospecha que un ruido molesto viene de otro inmueble cercano, Falcón aseguró que salir a la terraza o a un patio podría ayudar a saber de dónde viene con mayor precisión que estando entre cuatro paredes.
