Ada Morales: “Hubo un antes y un después del femicidio de María Soledad”



Hace un tiempo la figura de femicidio no existía, asesinaban mujeres y si eran condenados lo hacían por “homicidio”. La lucha no es ni fue fácil, pero las mujeres emprenden un largo camino por el reconocimiento de sus derechos. Una de esas luchas que marcó al país en su totalidad comenzó el 8 de septiembre de 1990, cuando violaron y asesinaron a María Soledad Morales en Catamarca, hace exactamente 30 años. En diálogo con Filo.news, Ada, la madre de la adolescente, afirmó: “Creo que el femicidio más grande de la historia de Catamarca, aunque algunos no lo quieran reconocer, es el de mi hija”. En ese entonces, nadie habló de femicidio, sino que por el contrario se hablaba sobre qué pudo haber hecho la adolescente para “merecer” eso tan horrible que le hicieron. María Soledad fue violada y posteriormente asesinada a sus 17 años. A la adolescente la desaparecieron cuando salió del baile que organizó junto a su colegio para recaudar fondos para el viaje de egresados a Villa Carlos Paz, en Córdoba. En ese momento, comenzó una intensa búsqueda, que finalizó tres días después, cuando la hallaron asesinada sobre la ruta 38 de esa provincia. Los detalles del estado de su cuerpo son aberrantes, tenía marcas que indicaron que sus últimos minutos de vida fueron un verdadero infierno. ¿Los culpables? Varones que con total impunidad se llevaron su vida y la denigraron tanto como pudieron. El caso de María Soledad conmocionó al país por completo y, por sobre todo, a la política local, a tal punto de que terminó con la renuncia del gobernador de ese entonces, Ramón Saadi. Por aquella época, el presidente era Carlos Menem y fue quien ordenó la intervención de Catamarca y la investigación del homicidio apuntó contra los llamados “Hijos del Poder”, que eran Pablo y Diego Jalil, sobrinos del entonces intendente local, José Jalil; Guillermo Luque, hijo de un diputado nacional, y Luis Tula, novio de la joven asesinada.No se trató únicamente de una lucha contra el machismo y los femicidas, sino que se trataba de algo más profundo. Hubo encubrimiento y amenazas para quienes querían esclarecer su femicidio ya que los autores del asesinato de María Soledad contaban con un gran poder dentro de la provincia, donde hasta la policía se veía implicada.Elias Morales, el padre de María Soledad, apenas pudo reconocer su cadáver por una cicatriz en la muñeca izquierda. La autopsia reveló que la muerte se debió a un paro cardíaco causado por una sobredosis de cocaína, sin embargo, la historia da cuenta de que esto no acabó solamente ahí. Ada Morales, la madre de la adolescente, a 30 años recordó lo que le hicieron a su hija y en diálogo con Filo.news contó como fueron las horas más terribles de su vida: “La última noche que la vi se despidió contenta, dijo que se iba a quedar en la casa de una compañera y hasta describió cómo era la casa para que la encontráramos si pasaba algo. Ella me dijo que iba a volver a las 16 horas del otro día porque era muy dormilona. Exactamente a esa hora yo estaba en el lavadero y escuché un ‘mami’. No sé si era una despedida, una pedida de auxilio o que ella ya partía, pero levanté la vista y dije ‘Sole’, pero no la vi. Cuando salí no la encontré por ningún lado, ni afuera ni adentro de la casa. Mi corazón me decía que algo le había pasado”.
Mi corazón me decía que algo había pasado

“A la hora llegó Elias y le dije que Sole no había regresado y que tenía miedo de que algo le hubiera pasado. Todos me decían que ya iba a regresar. Pero no llegaba.  Así que la fuimos a buscar y tampoco estaba. Ella me habría llamado si se demoraba. Después decidimos hacer la denuncia, muchos nos cuestionaron por haberla hecho dos días después, pero nosotros la estábamos buscando”, contó Ada. “Ese lunes, Elias fue a hablar con la hermana Martha Pelloni, que era la monja de su colegio, y hablaron con sus compañeras, pero después vino una camioneta a mi casa y un hombre me dijo ‘vos tenes que ir a la morgue para ver si la joven que encontramos es tu hija’, con muy mal trato. Cuando fuí, mis familiares ya estaban todos ahí, tuve que llamar a mi marido para decirle que habían encontrado a Sole. Esas fueron las horas más terribles de mi vida”, recordó la madre de María Soledad. De acuerdo a la reconstrucción del caso, la joven fue a bailar a esa fiesta y cerca de las tres de la mañana se retiró del lugar, donde engañada por su pareja, Luis Tula, fue hasta otra discoteca, Clivus. Pero lo que sucedió después no está muy claro, debido a la complicidad y la impunidad del poder en aquella época. Se borraron huellas digitales, se retractaron testigos y se inventaron coartadas. “No tuve miedo cuando comencé la lucha, siento que Dios me ayudó mucho. Me preparó para defenderme. A las excompañeras de María Soledad, con 17 años, les hacían seguimientos, la llamaban por teléfono de noche y les decían que si hablaban les iba a pasar lo mismo que a mi hija, muchas eran acompañadas por sus padres al colegio. Ellas tan jóvenes se enfrentaron al poder”, afirmó Ada. 

Recién el 27 de septiembre de 1998, ocho años después del crimen, Luque fue condenado a 21 años de cárcel por asesinato y violación, mientras que Tula recibió 9 años de pena por ser encontrado partícipe secundario de ese abuso sexual.Pero mientras tanto, durante esos ocho años, la sociedad no se quedó quieta, no miró para el costado, y eso fue gracias a las “marchas del silencio” que organizó la religiosa Martha Pelloni, rectora del colegio al que asistía María Soledad. La hermana fue muy importante en la lucha por la verdad que merecía la familia de la adolescente. Fueron 80 marchas las que se realizaron a lo largo y ancho de todo el país, pues ya no se trataba de un crimen que sucedió en Catamarca; la sociedad argentina necesitaba exigir justicia por la joven. “Me acuerdo muchísimo de las marchas porque fue una exigencia por parte de los alumnos, los padres y de la sociedad misma. Esa primera mañana salieron las compañeras a rezar a la catedral y los colegios las acompañaron, fue un duelo social de los estudiantes y por eso iban en silencio. Teníamos a la policía dentro del colegio queriendo conversar conmigo. Me amenazaron con que me iban a hacer responsable de lo que pasaba. Después la misma gente me iba pidiendo y exigiendo más marchas”, recordó Martha Pelloni, en diálogo con Filo.news. En relación a esto, Ada aseguró: “Yo siempre agradezco a todas las personas que marcharon, a los testigos que no cambiaron su declaración y que siguieron firmes. Tan solo son agradecimientos, si no hubiera estado Martha no hubiera tenido las agallas suficientes, mi hija no murió dentro de su colegio pero lucho con nosotros a la par”. En palabras de quienes la conocieron, María Soledad era buena persona, soñadora, solidaria, buena alumna y con muchos proyectos por delante. Hace 30 años, un país entero se levantó, marchó y pidió que esto no pase nunca más.  “Han pasado tres décadas y creo que la gente que estuvo en ese momento sigue manteniendo con firmeza la lucha, pero han venido generaciones nuevas que muchos no conocieron la historia de Sole. Hubo un cambio en la sociedad a partir de esto, porque en ese momento nadie se animaba a denunciar nada por miedo. Hay un antes y un después de María Soledad, hoy los juicios se concretan en poco tiempo, los violadores reciben condena y muchas veces perpetua, en cambio nosotros tuvimos que esperar la poca justicia durante ocho años en la cual tan sólo se condenó a dos, cuando nosotros sabíamos que había mucha más gente involucrada”, afirmó la madre de la joven. 
Hubo un cambio en la sociedad a partir de esto, porque en ese momento nadie se animaba a denunciar nada por miedo. Hay un antes y un después de María Soledad.

Ada, por su parte, aseguró que si María Soledad hoy estuviera viva sería parte de la lucha activa de los movimientos feministas que reclaman por la vida de las mujeres. Si bien ha habido una conciencia social a partir de lo que le hicieron a María Soledad, aún no hay un cambio total de la mentalidad respecto a la no violencia hacia la mujer. “Lo que cambió a favor después de lo que le hicieron a María Soledad, es que las mujeres nos hemos organizado, socializamos los temas y no nos callamos más. Pero de ahí a tener justicia no hemos mejorado, son contaditos con los dedos de la mano los casos que tienen justicia”, aseguró Pelloni.Hoy los autores materiales de la violación y asesinato de la adolescente, Tula y Luque, cumplieron su pena y están libres viviendo en Catamarca. Ada no sale de su casa porque teme cruzárselos. “Solo una vez me cruce a Tula y no se lo deseo a nadie, quedé totalmente paralizada, quiera Dios que nunca más tenga que verlos, pasé un dolor terrible, siento un dolor muy grande porque a veces mis hijos se los encuentran. Mi hija una vez se encontró con uno de ellos y se desmayó, es muy injusto vivir así”, se lamentó Ada.A 30 años del femicidio, y como si fuera el primer día, incansablemente, Ada repite: “Todos los que la lastimaron, la violaron, la golpearon, tendrían que haber pagado, pero no lo hicieron”.Hasta el jueves, se realizará la Semana de María Soledad, organizada por la Red Infancia Robada-Foro Catamarca. Se harán charlas y misas difundidas por zoom, y también se instalarán bancos de color rojo en espacios verdes, para denunciar en forma simbólica los femicidios ocurridos en todo el país.



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