Aumenta la demanda para habilitar huertos de emergencia para apoyar las ollas comunes



Con cifras de desempleo de más de dos dígitos, la crisis económica provocada por la pandemia del coronavirus está lejos de acabar y esa realidad es la que llevó a la fundación Huertas Comunitarias a iniciar hace unos meses la campaña “Invernaderos de emergencia”, que busca apoyar a la serie de ollas comunes que se están realizando para llevarle comida a familias de sectores vulnerables de la Región Metropolitana. Los pedidos por construir este tipo de espacios ha crecido fuertemente en las comunas, pero faltan recursos para concretarlo.La Villa Marta Brunet, en el sector de Bajos de Mena, en la comuna de Puente Alto, fue la primera en sumarse a esta iniciativa. Partió en julio y las primeras cosechas se tuvieron un mes después. Ahora, la fundación trabaja para implementar un segundo invernadero en La Pintana.En las comunas de Estación Central, La Florida, Quilicura y Renca también han pedido incorporarse, algo que no ha podido concretarse por la falta de recursos.”Lo que más hay son comunidades a la espera de la huerta y lo que frena es la posibilidad de financiar estos proyectos. La idea no es solamente la instalación del invernadero, sino que este proyecto también involucra un acompañamiento por un año con talleres semanales de capacitación en cultivo”, explicó Clara Mujica, directora ejecutiva de Huertas Comunitarias.La institución entrega todas las herramientas y materiales necesarios para construir los espacios. Desde ahí aclaran que esta es una propuesta que se hace a largo plazo, que va más allá de la pandemia y sus efectos en la economía de la comunidad.Desde la Junta de Vecinos de la Villa Marta Brunet contaron que la huerta que tienen es un medio de apoyo para la gestión de las ollas comunes. Con ello, añaden, buscan que los almuerzos que ahí preparan sean más contundentes y nutritivos.El invernadero estándar que habilitan en la fundación cuenta con unos 130 metros cuadrados de terreno cultivable, de los que esperan cosechar unas dos toneladas de alimentos al año.Uno de los objetivos que también busca el proyecto es impulsar una alimentación saludable, sostenible y consiente entre la población.”El foco de la fundación es siempre adaptarse a lo que requiera la comunidad y el espacio. Entonces la duración de cada programa va a depender de los avances que se vayan viendo y también de las necesidades”, añadió Clara Mujica.En la propia casaOtra de las comunas que se suma a la iniciativa es Maipú, que si bien tiene huertos comunitarios en algunos barrios, hace poco lanzó el apoyo de huertas domiciliarias.En ellas, a los vecinos que solicitan el beneficio, se les entrega un kit. Cada huerto contiene diferentes tipos de hortalizas, a las que se suman una regadera, semillas para posteriores cultivos y una botella de vidrio para realizar un macerado que controle eventuales plagas.Para solicitar el beneficio los vecinos sólo deben contactarse con el municipio y pedir el kit. Luego se les enseña a usarlo y mantenerlo mediante talleres virtuales.El procesoLa fundación Huertas Comunitarias tiene 15 proyectos ya ejecutados en la Región Metropolitana antes de la pandemia, y al menos 50 en espera principalmente por falta de financiamiento. Los programas parten por contar con el espacio y hacer un diagnóstico de la comunidad, donde se conocen las necesidades, quiénes participarán y cuáles son los objetivos de la huerta. En segundo lugar, se analiza la mantención del espacio y se trabajan temáticas comunitarias. En la tercera fase se busca el financiamiento, que puede ser postulando a fondos estatales, con el apoyo de los municipios o por el impulso de alguna actividad comunitaria que genere recursos. En todos los casos se hace un acompañamiento y capacitación, independiente del tiempo que se lleve con la huerta. Además, uno de los objetivos es que sea sustentable a través de, por ejemplo, la creación de composteras que puedan generar el propio abono a utilizar.



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