¿Cuál es o sería “el legado de Piñera”, más allá de su nefasto escudero Mañalich?



Es conocido que, el nefrólogo Mañalich Muxi incursiona en los riñones de la vida humana de sus pacientes, lo cual es inherente a su juramento de Hipócrates. Pero, también, nos sorprendió, en abril de este año 2020, cuando, incluso, se inmiscuyó en los intersticios de la diplomacia, en pleno período de su exultante, pletórico y protagónico desempeño como Ministro de Salud.
Ya como ex ministro, desde aquel sábado 13 de junio de 2020, a mediodía, ahora se encuentra investigado por la Contraloría General de la República y por Fiscales del Ministerio Público, y se permite incursionar en un debilitado riñón de la política interior nacional, con una suerte de anticipada evaluación de su fiel mandante, el Presidente de la República. En rigor, nada debiera extrañarnos de las conductas e inconductas de este doctor que, ya había sido un fiel ministro de Piñera, durante todo su primer período presidencial (2010-2014).
Cuando fue llamado, nuevamente, a ejercer el mismo cargo, en junio del 2019, ahora como nuevo Ministro de Salud (ya van tres en esta crucial esfera pública), en este segundo período presidencial de Piñera, muchos recordamos lo que, con su habitual desparpajo, muy alejado de la verdadera sabiduría y sencillez de los abnegados y laboriosos doctores y médicos, dijo el 19 de julio de 2011: “Me defino como radicalmente piñerista”. Sus vínculos empresariales y muy personales se conocían nítidamente, y los identificaban. Ahora, con descaro, era políticamente.
Reconociéndole, al menos, la continuidad y la lealtad, ante su mentor público, Jaime Mañalich se defiende ya, conexa y tangencialmente, diagnosticando que, acusaciones, enjuiciamientos y fiscalizaciones, hacia su persona, no son más “un esfuerzo por destruir el legado de Piñera”.
Ciertamente, si se tratara de dolencia y/o enfermedad de este ‘riñón político’, nada nos dice el nefrólogo de cuáles serían los síntomas y los signos, que lo llevarían a componer su síndrome, como diagnóstico ad hoc. ¿Estará inventando una sui generis metodología más, para justificar y comunicar, “paso a paso”, los datos que lo llevaron a su temeraria afirmación diagnóstica?
Uno de los desconocidos, impensados y nuevos síntomas, de la ‘terrible muchacha’ llamada Covid-19, sería la pérdida del olfato. Si este tiene y/o tuviera, actualmente, una real variante política, el ex ministro de salud ya estaría adoleciendo de una agudizada y completa pérdida de su ‘olfato político’, con secuelas irreversibles, ya incubadas desde el viernes 18 de octubre de 2019 y que, seguro, se le agudizarán desde el domingo 25 de octubre de 2020. En buena hora.
Pero, Mañalich, quizás, sin proponérselo, ha puesto un verdadero desafío a la Ciencia Política, subsecuentemente, para interrogarnos y plantearnos, la temática del “legado de Piñera”, en la especie, de su guía material. Y ya teníamos suficiente con aquello de la ausencia del “relato”, del mismo conductor, denunciado críticamente por Longueira, quien pareciera haber vuelto a su descanso-reposo, sin saberse mucho de él, desde su última reaparición ciudadana-terrenal.
¿Cuál es o sería “el legado de Piñera”? Felizmente, pregunta no estará en la histórica papeleta plebiscitaria, el próximo domingo 25 de octubre. Además que, habría que seccionarla: Piñera I y/o Piñera II, pero el mismo Sebastián. Podríamos imaginar, aplastante y mayoritaria respuesta.
Uno de los primeros escritos, de aquella ciudadanía en movimiento, cual ‘multitud’, a partir del viernes 18 de octubre de 2019, que colgó en un árbol de Plaza Nuñoa, decía “Fuera Piñera”. Y, así, se fue diseminando y expandiendo por todo Chile, en barrios, calles, ciudades y pueblos.
Ya este año, el repudiado personaje, cual desafiante provocador, ordenó detener su movilizada escolta automovilística, de paso por la renominada Plaza de la Dignidad, para hacerse tomar fotografías – emocionado e improvisadamente, según justificó -, pero posando sonriente, en cuclillas, al lado del pintarrajeado monumento al General Baquedano, el viernes 3 de abril de 2020, pasado mediodía, sin leer el lateral rayado “Fuera Piñera”, y sin la ciudadanía, al estar en cuarentena sanitaria la comuna de Providencia. ¡¿Destacable caso del legado de un ‘valiente’?!
“El legado de Piñera” será de un irreverente acostumbrado a mandar y a ordenar; avasallador en lo accionario/capitalista/especulativo; incursionador y profitador en la arena parlamentaria y política; reconocido por sus equivocadas y/o inventadas citaciones históricas; nada apreciado en los gremios de la producción y el comercio; precario y superficial en materias de relaciones internacionales y política exterior; nulo reconocimiento como académico; un ‘sensible social’ a la fuerza, ante los nuevos temas contemporáneos y de género; irrespetuoso del medio ambiente; un orador fatuo sin credibilidad; un frivolizador de nuestra institución presidencial republicana.
“Lo que se deja y transmite a los sucesores, sea cosa material o inmaterial”.
 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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