La llegada de la pandemia del covid-19 a México ocasionó, además de una crisis sanitaria, un paro repentino en la actividad económica nacional, cuyo impacto se refleja en todos los componentes de la Oferta y la Demanda Global, los cuales registraron fuertes disminuciones de abril a junio de 2020.
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El INEGI publicó las cifras de la Oferta y Demanda Global de Bienes y Servicios para el segundo trimestre del año, indicador que permite conocer el comportamiento en el corto plazo de variables como el Producto Interno Bruto (PIB), el consumo, la inversión y el comercio exterior.
En particular, la Formación Bruta de Capital Fijo (inversión) registró la mayor caída anual dentro de los componentes de la Oferta y Demanda Global en el 2T2020 (-34.0%) y registró la contracción más pronunciada desde el tercer trimestre de 1995. Además, la inversión nacional acumuló siete caídas anuales consecutivas. En comparación con los primeros tres meses de 2020, se observó también una fuerte caída, de (-)29.8%. Los niveles de formación de capital de un país resultan vitales para fomentar el crecimiento de la actividad económica, ya que cuando se destina capital a empresas existentes, o gracias a éste se crean nuevas, se genera un mayor número de empleos y como consecuencia, se incrementa el nivel de ingresos de la población, ya aumenta el consumo nacional.
La organización, México, ¿cómo vamos? da seguimiento a la inversión nacional como porcentaje del PIB. Presentar esta variable como una proporción ayuda a dar un seguimiento más claro y sencillo a la evolución del indicador a través del tiempo. Con los datos más recientes del INEGI, en el 2T2020, la inversión total representó el 17.9% del PIB, proporción más baja en más de 20 años, ya que en el segundo trimestre de 1996 pesó el 17.2%. Dado este resultado, su #SemáforoEconómico de inversión se encuentra en rojo, color que no se había observado desde el 2T de 1996, cuando la inversión representó el 17.2% del PIB nacional. La meta propuesta por la organización es que la inversión total represente el 24% del PIB, nivel que sólo se ha alcanzado una vez, en el 4T de 2008 (con 24.8%).
La inversión nacional tiene dos fuentes: la realizada por el sector privado y por el público. La inversión privada corresponde al capital de los empresarios y de los mexicanos en general, y la pública es toda aquella que invierte el gobierno en el país. En el segundo trimestre del año, la inversión privada representó el 15.2% del PIB, proporción más baja desde el 4to trimestre de 2003 (14.9%). Por otro lado, la inversión pública fue equivalente al 2.7% del PIB, nivel similar al observado en el 1er trimestre de 2020 (2.5%). El peso de la inversión proveniente del sector público generalmente ha sido menor a la que proviene del sector privado. En promedio, en los últimos 5 años la inversión privada representó el 18.6% del PIB, mientras que la pública apenas el 3.1%. En el periodo abril-junio, la inversión privada cayó (-)37.4% respecto al segundo trimestre de 2019, menor tasa de crecimiento desde el tercer trimestre de 1995 cuando la tasa fue de (-)42.5%. En cambio, la inversión pública registró una contracción anual de (-)10.2%, caída anual más pronunciada desde el 2° trimestre de 2019 (-10.3%). Tanto la inversión privada como la pública acumularon en el 2T2020 siete contracciones anuales consecutivas.
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Con las cifras presentadas hoy por el INEGI se muestra que las condiciones de inversión en México se han deteriorado recientemente, y en consecuencia, el país se ha vuelto menos competitivo. Esta situación resulta preocupante puesto que la economía mexicana atraviesa en la actualidad una de las crisis más graves, incluso peor que la crisis financiera global de 2008 – 2009. Resulta necesario promover la inyección de capitales al país que faciliten una recuperación económica más rápida y sostenida. En particular, la clave está en recuperar un ambiente de seguridad y certeza para los inversionistas, en el que se dé prioridad a proyectos de inversión rentables que generen las mayores oportunidades de empleo.
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