Dos mujeres antagónicas se disputan el liderazgo de Nueva Zelanda



Dos mujeres antagónicas son las principales candidatas en las elecciones que Nueva Zelanda celebrará el 17 de octubre: la carismática y progresista primera ministra, Jacinda Ardern, quien parte como favorita, y la dura líder conservadora Judith Collins, conocida como “la trituradora”.
Los comicios del próximo sábado se celebran un mes más tarde de lo previsto por el impacto de la COVID-19 en el país oceánico de 5 millones de habitantes, que ha conseguido, sin embargo, capear el impacto de la pandemia.
Las encuestas apuntan a que Ardern, la líder del Partido Laborista, conseguirá revalidar su mandato de tres años, aunque aún queda por ver si su formación obtendrá los 61 escaños necesarios para gobernar en solitario o si deberá formar una coalición, como hizo en 2017 con el Partido Verde y el conservador New Zealand First.
“En estas elecciones ambas han actuado bien y han mostrado liderazgo, al margen de lo que uno piense de sus políticas”, dijo a Efe Jennifer Lees-Marshment, académica de la Universidad de Auckland y autora de más de una quincena de libros.
Ardern brilla durante las crisis
Ardern, que a sus 40 años es una de las mandatarias más jóvenes del mundo, logró reforzar rápidamente en 2017 la popularidad de los laboristas gracias a sus dotes comunicativas y sus promesas para luchar contra la pobreza y el cambio climático, entre otras ideas progresistas.
La sonriente y optimista líder, vista como la antítesis del presidente estadounidense Donald Trump, ha sido aclamada mundialmente por su gestión frente a las diferentes crisis que ha afrontado el país, como el atentado terrorista perpetrado por un supremacista blanco contra dos mezquitas en marzo de 2019, donde mantuvo una actitud de firmeza y empatía.
Su respuesta ante la pandemia también ha sido exitosa, al conseguir que Nueva Zelanda haya conseguido eliminar prácticamente la COVID-19 con apenas 1.500 contagios y 25 fallecidos, gracias a medidas tempranas y contundentes en las que ha primado la salud frente a la economía.
Sin embargo, Lees-Marshement recuerda que muchos critican a Ardern por el incumplimiento de “promesas claves” como el acceso a la vivienda, entre otras.
En este sentido, el mayor problema que afronta es que el liderazgo de los laboristas “no ha sido transformador”, según Lees-Marshment, que recuerda que la mandataria tuvo que gobernar con formaciones políticamente dispares al no obtener la mayoría en 2017.
Collins, la “trituradora”
Con un perfil opuesto al de Ardern, Judith Collins, una exabogada comercial que asumió en julio el liderazgo del Partido Nacional en plena crisis interna, se muestra como una política fuerte, aunque no genera las simpatías de la población.
A esta política de 61 años, que fue parte del equipo de gobierno de John Keys, la prensa la ha bautizado como “la trituradora” en referencia a la orden que dio en 2009, cuando era ministra de la Policía, para que confiscara y destruyera los vehículos de carreras ilegales.
La defensora de los sectores conservadores tanto en zonas urbanas como rurales, tiene a su favor “la histórica y previa reputación de su partido de haber demostrado una buena gestión económica (tras la crisis de 2008) y de haber presentado algunas ideas para rejuvenecer la economía como su plan tecnológico”, dijo Lees-Marshment.
Sin embargo, Collins tiene en su contra que su Partido Nacional se haya centrado en criticar a Ardern, en lugar de formular propuestas, y un “estilo de comunicación bastante negativo”, según apunta la analista.
Mujeres en la política
El enfrentamiento de las dos candidatas por el máximo cargo del Ejecutivo neozelandés recuerda al duelo electoral librado en 1999, en el que la laborista Helen Clark le arrebató el poder a la primera mujer en dirigir al país, Jenny Shipley, del Partido Nacional.
Nueva Zelanda tiene actualmente 46 mujeres entre los 120 representantes en el Parlamento, mientras que dos son colíderes de los Partidos Maori y Verde.
En estos comicios, de los 677 candidatos solo 263 son mujeres y uno de género diverso, en comparación con las elecciones pasadas en las que se presentaron 341 varones, 190 féminas y 3 de sexo no especificado.
Nueva Zelanda se convirtió en 1893 en el primer país del mundo que permitió votar a las mujeres en comicios parlamentarios, aunque tuvieron que pasar unas tres décadas para que pudieran ser candidatas.



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