En tiempos complejos, soluciones efectivas



Sin lugar a dudas, podemos hablar de estos tiempos como complejos. Pandemia, demandas sociales, plebiscito, discusión presupuestaria son parte de los titulares que nos acompañarán en los últimos meses del 2020, y que nos hablan de una transformación social que estamos anhelando como país. Estos sueños y deseos nos invitan a revisar con mucho cuidado cuál es la manera más eficiente y efectiva de usar los recursos, por ello llama la atención la gran cantidad de iniciativas que el mismo Estado, evaluándose a si mismo, considera deficientes y sin embargo mantiene con financiamiento e incluso sin modificaciones.
En alguna oportunidad escuché la metáfora que el trabajo social era como dispararle a un elefante en un pasillo: no importa para dónde dispares, en alguna parte le vas a dar. Pero la ciencia nos ha enseñado que es posible disparar en la dirección opuesta, o incluso en el pie. Existe amplia evidencia internacional de programas creados para resolver una problemática que no sólo demostraron no tener ningún efecto, sino, adicionalmente, causar daño a quienes lo recibieron. Por ejemplo, en Estados Unidos el programa DARE, de prevención de drogas, demostró que los niños y niñas que recibieron el programa tenían más consumo que quienes no pasaron por él, luego de que se gastara más de mil millones de dólares en éste.
Los programas basados en evidencia, manualizados, estandarizados, y evaluados científicamente, son la opción adecuada para la gestión eficiente de los recursos. Estos programas cuentan con estudios que demuestran que invertir en ellos retorna más que lo que se invierte. No son “buenas iniciativas que parecen muy lógicas”, son conjuntos de prácticas que fueron evaluadas como un todo para asegurar que este todo funcione. Como ejemplo, en la Fundación San Carlos de Maipo hemos piloteado el programa PMTO (Parental Management Training, Oregon Model), programa que construye su intervención desde lo positivo que realiza cada padre, madre y cuidador por sus niños y niñas. Esta simple medida evita que los cuidadores se sientan juzgados en sus prácticas parentales, dado que cuando esto ocurre, los cuidadores tienden a abandonar las instancias de formación. Esto no es una idea creada por la Fundación San Carlos de Maipo, sino el resultado de los más de 40 años de investigación que tiene PMTO.
En el Estado, hoy en día, tenemos escasos ejemplos como el sistema Lazos de la Subsecretaría de Prevención del Delito, o el pilotaje de dos programas basados en evidencia que implementa SENDA. En la generalidad nos seguimos encontrando con programas mal evaluados por DIPRES que mantienen presupuesto, y programas que no cuentan con evaluación y que, si bien no podemos decir que no funcionen, tampoco podemos decir que sí lo hagan. ¿Tenemos como país la posibilidad de darnos este lujo, de no saber si lo que hacemos tiene efectos positivos? Creemos que no. En tiempos complejos, es el momento de soluciones efectivas.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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