Elecciones en EE.UU: Trump y Biden cerraron sus campañas con múltiples mitines


En el último día de una campaña eclipsada por una pandemia, el presidente Donald Trump visitó varios estados el lunes, planteando sin pruebas su alegato de que las elecciones están amañadas, mientras que su rival demócrata Joe Biden ingresó a estados que solían ser vistos como firmemente republicanos, intentando asegurar su llegada a la Casa Blanca.
Estados Unidos se encuentra en una encrucijada. Nunca antes en la historia moderna del país los electores han tenido que elegir entre candidatos que ofrecen visiones tan opuestas en un momento en que la nación enfrenta un virus que ha matado a 230.000 estadounidenses, la contracción económica más cruda desde la Gran Depresión y una ciudadanía dividida por cuestiones culturales y raciales.
Ambos candidatos también expresaron puntos de vista agudamente distintos sobre el proceso de votación en sí mientras hacían campaña en el reñido estado de Pensilvania.
El presidente amenazó con emprender acciones judiciales para impedir que se sigan contando los votos después del día de las elecciones. Si el conteo de boletas en Pensilvania se lleva varios días, como está permitido, Trump alegó que “pueden ocurrir trampas como nunca se han visto”.
En Pittsburgh, Biden promovió un mensaje sobre el derecho al voto ante una audiencia conformada en su mayoría por personas de raza negra, y declaró que Trump cree que “sólo la gente rica debería votar”, y describió al COVID-19 como un “evento de muertes masivas para los estadounidenses negros”.
“Ya se acabaron el caos, los tuits, la ira, el odio, el fracaso, la irresponsabilidad”, afirmó Biden, cuya campaña se ha enfocado en incrementar la participación de los electores de raza negra, lo cual puede resultar decisivo en varios estados muy disputados.
Las dos campañas insisten en que tienen un camino hacia la victoria, aunque Biden cuenta con más opciones para obtener los 270 votos requeridos del Colegio Electoral. Trump le está apostando a una ola de entusiasmo de sus simpatizantes más leales al igual que a posibles maniobras legales.
El mandatario pasó el último día completo de la campaña participando en cinco mítines, desde Carolina del Norte hasta Pensilvania y Wisconsin. Biden dedicó la mayor parte de su tiempo a Pensilvania, donde un triunfo suyo dejaría a Trump en una posición extremadamente complicada. El exvicepresidente también visitó Ohio, en un despliegue de confianza en un estado que Trump ganó por 8 puntos porcentuales hace cuatro años.
Ambos hombres dieron sus mensajes finales, y Biden hizo énfasis en la pandemia. Declaró que “el primer paso para vencer al virus es vencer a Donald Trump”, y prometió que conservaría en el puesto al principal experto en enfermedades infecciosas del país, el doctor Anthony Fauci, a quien el presidente ha dicho que podría despedir.
Mientras tanto, Trump sólo mencionó brevemente lo que sus asesores creen son sus logros más distintivos: la recuperación económica de la nación y la reciente investidura de la jueza Amy Coney Barrett en la Corte Suprema. Censuró molesto la cobertura que han dado los medios a la campaña, y se quejó de estar siendo tratado injustamente por China, el sistema del Colegio Electoral y el rockero Jon Bon Jovi.
“He estado bajo asedio ilegalmente durante tres años y medio. Me pregunto cómo serían las cosas si no tuviéramos todas estas cosas horribles. Tendríamos una situación muy, muy tranquila”, afirmó Trump durante un mitin nocturno en Michigan. “La gente ve que luchamos y yo estoy luchando por ustedes. Estoy luchando para sobrevivir. Uno tiene que sobrevivir”.
Biden anunció que el martes se dirigiría a Filadelfia y a su natal Scranton como parte de una campaña para promover el voto. Su compañera de fórmula, la senadora Kamala Harris, visitará Detroit, una ciudad con una alta población de raza negra en el estado de Michigan. Trump dijo a los periodistas que visitará su sede de campaña en Virginia, y que también recibirá a familiares y amigos la noche de las elecciones en la Sala Este de la Casa Blanca.
Ya se han emitido casi 100 millones de votos para los actuales comicios, mediante voto anticipado o por correo, lo que podría provocar retrasos en la tabulación. Trump ha pasado meses afirmando sin pruebas que los votos estarían expuestos al fraude y negándose a garantizar que respetará el resultado de la elección.



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