Rodrigo Muñoz: “Lo que más extraño de Pedro Lemebel es su risa. Muchas veces nos juntamos solo para reír”



Si hay algo que Rodrigo Muñoz recuerda de trabajar con Pedro Lemebel son las largas jornadas. “Pedro era súper trabajador de una manera casi obsesiva”, comenta.La compañía de teatro Chilean Business trabajó en cuatro obras con el escritor, siendo “La Ciudad Sin Ti”, el último proyecto que, a la vez, Lemebel no pudo ver terminado.La obra, basada en diferentes crónicas del autor, regresará a los escenarios con Claudia Pérez, Rodrigo Muñoz, Claudia Vergara y José Luis Aguilera por sexta vez el 13 de noviembre, pero esta vez para ser exhibida vía streaming.Muñoz recuerda que pasaban desde las 9 de la mañana hasta las 10 de la noche en la casa del escritor. “Llegábamos a su casa que estaba en Bellavista en un cité, subíamos a su escritorio que estaba como en una terracita y estábamos ahí sin movernos. Recuerdo que a veces pedía unos sandwiches por mi teléfono y seguíamos trabajando todo el día sin parar”, cuenta.¿Qué significa “La Ciudad Sin Ti” para ti?Esta es una obra que llegó como a coronar el trabajo que hicimos con Pedro durante 10 años. Nosotros hicimos cuatro obras con él, con Pedro Lemebel, y esta la estábamos haciendo cuando él estaba enfermo. No alcanzó a ver el resultado, se murió antes. Pero tiene varias particularidades interesantes que tienen que ver con eso, porque la obra una vez que él murió empezó a mutar y se transformó en una especie de homenaje.Me imagino que les impactó su partida.Sí po’, o sea todos los actores como la Claudia (Pérez) y yo, que trabajamos con él codo a codo con los textos, quedamos como: “chuta, ¿qué hacemos ahora?”. Nosotros con él discutíamos todo: el nombre que le íbamos a poner a la obra, discutíamos cada escena, etc. Entonces quedamos sin partner, ¿entiendes? De hecho hasta el último momento, cuando Pedro estaba en la clínica daba indicaciones de cómo quería que fuera la estética. Por eso se transformó en este homenaje y se llamó “La Ciudad Sin Ti” que si bien es como una crónica de él, ocupamos el nombre porque la ciudad sin Pedro no es la misma ciudad. En el fondo esa es la metáfora.¿Cambiaba la forma en que participaba Lemebel en las obras?Sí, en la primera obra la hicimos solo con asesorías de él. La segunda la hicimos pero todo el día junto con él y en la tercera él ya nos dio más libertad como para que creáramos escenas y se las mostráramos después.Había una confianza en lo que iban a hacer.Exacto, sí. Cuando ya vio las obras y el resultado de lo que pasaba con la gente, el cómo la gente se reía y se emocionaba a la vez… Eso es lo que más le gustaba yo creo: que la gente se reía mucho y después terminaban emocionadas con las escenas. Y es como él escribe po’, esa manera, te están contando cosas terribles y después te ríes de lo que dice.¿Cuál es tu obra favoritas de las que hicieron con él?Todas. Es que todas tienen su sello diferente. La primera fue hermosa porque fue nuestra primera investigación con él y era todo muy extremo. En la segunda, que fue “Tengo miedo torero”, hicimos un trabajo súper serio. Estuvimos encerrados en cuatro paredes hasta que salió. Después de eso hicimos “Cristal tu corazón” que fue un trabajo súper femenino. Yo dirigía, Pedro iba a ver las escenas pero fue algo de puras mujeres. Es una obra súper feminista. Después de eso hicimos La Ciudad, donde se nos va nuestro amigo. Lo que pasaba con el público, cuando había público, era algo súper bonito, la gente terminaba aplaudiendo mucho rato, mucho rato. Con los amigos de él llorando en primera fila. Siempre van amigos de Pedro a ver las funciones. Eran como su familia en el fondo y todos llorando… Era algo súper lindo. Hacer a Pedro Lemebel siempre es algo emocionante.Me imagino que el estar tanto con él hace que sea más que una cuestión de trabajo.Sí… Lo que más extraño es su risa. Muchas veces nos juntamos a reír. Por ejemplo el monólogo que estoy haciendo ahora, el “Madre hay una sola”, él me pidió que se lo hiciera en su pieza cuando ya estaba muy enfermo. Yo iba a ir con estos monólogos al Festival de Olmué y me dijo: “Antes que vayas quiero que lo hagas en mi pieza, por favor”. Y ya po’, le hice toda la función y él reía y se reía. Su risa es una de las cuestiones que más echo de menos. Aunque todos piensan que era un tipo súper intenso y qué se yo, claro, él era heavy cuando había ser heavy, pero el otro tiempo era todo el día buscando de qué reírse un poco y hacer la vida un poco más agradable.



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