La historia del hermano músico de boleros, cueca y rap de la comediante Natalia Valdebenito


Es probable que no muchos se hayan percatado, pero en “Sin Miedo”, el show con el que la comediante Natalia Valdebenito recorrió Chile durante un año y medio, uno de sus familiares estaba en el escenario.
Giancarlo (36), el hermano menor de la artista, fue uno de los tres músicos encargados de musicalizar el espectáculo que la triunfadora de Viña presentó entre 2017 y 2019.
“Fue una experiencia increíble. Bueno, para mí mi hermana ha sido una gran inspiración. Ella literalmente es mi hermana mayor, entonces imagínate lo que significa para mí poder trabajar con alguien que siempre me mostró el camino”, resume ahora Valdebenito sobre una gira que, aunque marcó un hito, fue sólo un punto alto dentro de una extensa carrera en la música.
Giancarlo, de hecho, es uno de los cuatro integrantes de Los Celestinos, una de las bandas locales más reconocidas de géneros como el vals peruano, el bolero y la cueca, que desde sus inicios en 2009 ha compartido escenario con artistas como El Bloque Depresivo y Max Berrú. También es parte de Hoppo!, la banda chileno-mexicana liderada por Rubén Albarrán (vocalista de Café Tacvba) y con la que hasta antes de la pandemia vivía de gira.
Hace unos años, además, el músico sumó a su repertorio el rap de la mano de La Plaza del Puma, un proyecto experimental y crudo que comparte con el productor Felipe Bórquez y con el que acaba de estrenar “El Valle de los Desilusionados”, un nuevo disco inspirado en vivencias personales, el estallido social y la pandemia.
“El disco en realidad responde como a un estado actual de nosotros, responde a un estado de crisis, a un proceso de transición personal, y obviamente también refleja el estado de desilusión de la parte de la sociedad a la que pertenecemos”, explica. Luego agrega: “Estaba viviendo cosas personales brígidas, entonces estaba en un momento de transición grande al que se sumó todo esto de la pandemia y todo lo que se vivió con la revuelta y el estallido social. Coincidió todo, aunque creo que nosotros desde antes veníamos con esa desilusión, con ese peso de ser de esta parte de la sociedad”.
Por esos motivos, dice, terminó por configurarse un álbum que -a diferencia de sus dos antecesores- recurre de forma más directa al hip hop y deja de lado otros géneros que antes exploraron como el folclor.
“Lo que pasa es que el rap en sí es un muy buen género para tirar un vómito, algo que no sea tan depurado. Yo siempre he ocupado el rap para eso, porque puedo experimentar a través de él y a la vez puedo llegar a mi crítica más vulgar a través de él. No hay que contextualizar ni hermosear nada, creo que por eso “El Valle de los Desilusionados” terminó siendo tan rapero”, explica Valdebenito.
Algo que llama la atención de la propuesta de ustedes es esta mezcla entre un rap experimental y otros géneros, además de mucha instrumentación. ¿Cómo se configuró la estética de La Plaza del Puma?

El concepto a nivel musical es que nosotros somos músicos urbanos, hacemos música urbana. Entiendo que la música urbana ahora es el reggaetón y el hip hop, por una cosa de industria, pero resulta ser que mi abuelo, mi papá, mis bisabuelos escuchaban música urbana, de los viejos que venían del campo y retornaban a la ciudad. Entonces, yo entiendo que yo hago una música urbana, pero que no está contextualizada en este tiempo. Esa es mi mezcla, yo soy un intérprete de la música popular. Yo toco el contrabajo, canto bolero, canto valses peruanos, busco toda la herencia de mi familia que también venía del campo y se vino a vivir a la ciudad, entonces hago una mezcla de todo lo que para mí es la música urbana. Y música urbana entendiéndola también como Los Panchos, Congreso, Violeta Parra, Víctor Jara, que son los recopiladores de todo esto. Yo siento que La Plaza es una mezcla de música urbana actual y música urbana antigua.
Hablabas de tu familia en relación a la música urbana. ¿Siempre estuvo presente el arte en tu núcleo familiar?

Sí, en realidad sí, aunque muy intuitivamente. Somos tres hermanos y mis papás fueron padres muy jóvenes. Ellos no son artistas, son trabajadores, pero mis papás siempre tuvieron esa intuición de meternos mucho teatro, y también nuestros abuelos siempre estuvieron ligados a la cultura, a la poesía y a la música popular. Somos una familia muy relacionada con el arte por eso. Mi familia además emigró a Venezuela, entonces hay una mezcla de la música popular venezolana y todos los cassettes que fueron viajando desde toda Latinoamérica.
¿Y qué te dice Natalia de La Plaza del Puma?

Bueno, siempre cuando estoy creando tengo mi núcleo más cercano con el que voy similando esa música que va saliendo y ella siempre ha sido parte de eso. A ella le gusta mi proyecto, aunque creo que con lo que haga me va a apoyar. Pero también ella es súper crítica, así que cuando no le gusta tanto algo me lo dice, o cuando las cosas no andan tan bien me lo dice de una vez. Tenemos una súper confianza en ese aspecto. A ella le gusta mi proyecto.



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