Mantequilla o cañones y Kodak



Gracias a El Mostrador tenemos la oportunidad para que civiles y militares podamos debatir sobre temas profesionales tales como la imperiosa necesidad de rediseñar nuestras Fuerzas Armadas para enfrentar la ineludible reducción del gasto de defensa, como respuesta al dramático impacto de la pandemia del COVID-19 y a redestinar nuevos recursos permanentes a las prioritarias demandas sociales. En este contexto, agradezco los comentarios del general (r) señor John Griffiths a mi artículo anterior.
En los escenarios estratégicos del siglo XXI ya no son válidas las certezas que se desprendían de nuestras tradicionales hipótesis vecinales de conflicto, sino otras formas difusas de riesgos que deben ser enfrentadas de manera diferente a la simple proyección de nuestra historia. Para ello resulta necesario aplicar una nueva metodología probabilística de Demanda-Capacidad, que tiene asociada una magnitud y una probabilidad de ocurrencia, las que en conjunto permite determinar el Potencial de Daño a que nos enfrentaremos.
De acuerdo a ello, deberemos diferenciar el Conflicto Máximo Posible, utilizado históricamente para el diseño de la Defensa, del Conflicto Máximo Probable, que debiera ser empleado en el futuro para precisar las Capacidades necesarias de la Defensa. Por consiguiente, este procedimiento es diferente al antiguo diseño por Amenaza, que identificaba eventos determinísticos para los cuales se diseñaba una respuesta específica, como por ejemplo, nuestro AfrikaKorp desplegado en la frontera norte para volver a Lima y la doctrina de la Batalla Decisiva de Mahan aplicada por nuestra Armada, que hoy resultan obsoletas.
El éxito del pasado es el origen de la derrota del futuro, como lo muestra la historia de la empresa Kodak, una vez líder de la industria fotográfica y que después de 120 años entró en proceso de quiebra por no haber sido capaz de evolucionar oportunamente al mercado de las cámaras digitales.
Por esta razón, deberemos desarrollar una Revisión Militar que fortalezca el liderazgo civil y facilite una reingeniería conjunta diseñada con la participación de una nueva Misión Körner que, tal como en 1885 nos condujo al siglo XX, esta vez nos impulse al siglo XXI, llevándonos de la disuasión a la cooperación y la legítima defensa, para resolver armónicamente el dilema entre mantequilla o cañones en favor de una nueva sintonía político-estratégica.
 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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