‘Lo que no he dicho’, la novela más íntima de Beatriz Rivas




México. Mientras un terremoto sacude un departamento en la colonia Roma y la gente sale corriendo, una mujer decide quedarse en el lugar, con el peligro de morir.
Así, sus vivencias, amoríos, viajes, su infancia feliz, sus matrimonios y mucho más empiezan a pasar por su mente. “¿Pesara más un edificio sobre mi cuerpo… o una muerte sobre mi conciencia?”. De esa forma se construye Lo que no he dicho, la nueva novela de Beatriz Rivas, que considera como su obra más íntima e intimista.Memoria y culpa
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En entrevista para DEBATE, la escritora comparte que en 2017 vivió las fuertes réplicas de un terremoto, tal como sucede en el primer capítulo de su novela, solo que se encontraba con amigos en un departamento de la Condesa y no de la colonia Roma. “Yo, normalmente, para los terremotos soy muy tranquila, y ya que estaba allí me pregunté por qué yo no me estoy poniendo a salvo, es una locura, es una valentía idiota. De pronto dije: ‘¿qué lleva a una persona a no quererse salvar?’ Esa fue como que mi primera motivación”.
A partir de ahí comenzó a construir su nueva historia, protagonizada por Irene, un personaje que tiene más características de ella que ningún otro escrito antes. Por ello, considera esta su novela más íntima e intimista. “Yo soy mucho mis personajes. Aunque son mujeres que existieron, sí le voy poniendo mucho de mí, pero lo disimulas, porque finalmente hay que respetar al personaje, sobre todo si es histórico. Pero aquí, digamos que sí puede ser un ejercicio de autoficción, aunque sí hay muchas cosas inventadas, y lo advierto en las primeras páginas”, señala.

Beatriz Rivas. Foto: Cortesía

Lo que no he dicho, una novela que le costó mucho a Beatriz Rivas ordenar y adjudicarle una estructura una vez escrita, versa mucho sobre la memoria, un tema al que la mexicana le tiene mucho interés. “Siempre me ha interesado mucho la memoria, cómo funciona, cómo se procesa, tal vez porque la estoy perdiendo. Parece mentira, pero de repente veo a mis amigos de la primaria y de la secundaria y se acuerdan todos de lo mismo, ya sea de un profesor o de una anécdota, y yo no me acuerdo. Y me empiezo a frustrar mucho porque siento que si pierdo mi memoria, pierdo mi vida, pierdo gran parte de mí.Entonces me puse a investigar cómo funciona la memoria a nivel cerebral, neuronal, de impulsos eléctricos, y me impresionó mucho cuando leí que la memoria engaña, que la memoria, no necesariamente lo que te acuerdas, es real, que hay recuerdos falsos o recuerdos puestos en otro lado”.La también autora de La hora sin diosas comparte que el lector podrá descubrir poco a poco, y hasta el final, por qué Irene no se pone a salvo, y es partícipe así de las memorias del personaje. “Ya ves que dicen que cuando uno está cerca de la muerte, te empiezan a llegar pedazos de tu vida así como en cascada, eso es lo que le pasa a la protagonista, empiezan a llegarle pedazos de su vida uno tras otro, en desorden. Creo que es una novela con un gran hilo conductor, que es la culpa, y otro hilo conductor, que es la memoria”.Difícil momentoSi bien, el principio de la pandemia ayudó a Beatriz Rivas a terminar de escribir Lo que no he dicho, confiesa que el encierro tan prolongado ahora la tiene desesperada y su literatura ya lo está resintiendo. “Al principio me cayó de maravilla. Digo, yo no sabía que iba a durar más tiempo, dije ‘voy a aprovechar el tiempo que no podemos salir’ y gracias a eso terminé la novela. Ahora el problema es la incertidumbre, además, cada vez nos pega más fuerte, porque se ha muerto gente querida. También (la pandemia) me tiene un poco paralizada. Nunca me había pasado que acabando una novela no empezara la siguiente, y hasta ahorita no he escrito más que solo columnas. No hay ahorita un tema que me atrape, y puede ser a causa del encierro de la pandemia”.
De forma totalmente casual, su novela llega en un momento en el que los seres humanos se encuentran en casa, reflexionando, y por ello cree que la historia pudiera ser mejor recibida. “Irene está viviendo un momento límite en que siente la muerte próxima por el terremoto, y creo que todos en los momentos límites, como ahora con la pandemia, siempre que hay un duelo, que hay un peligro, reflexionamos. Creo que es un momento en el que todos tenemos que hacer una pausa y enfrentarnos al espejo y vernos y decir ‘bueno, ¿cuáles son realmente mis prioridades?’, reflexionar sobre nuestra vida, y para reflexionar sobre nuestra vida hay que, a fuerza, utilizar nuestras memorias. Creo que llega en un momento ideal”.
 



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