Investigadoras argentinas registran 12 tumbas de hasta 6000 años de antigüedad



Investigadoras argentinas en el Instituto de la Cultura que estudian las metodologías de entierro en las poblaciones prehispánicas, registraron doce tumbas de entre 6.000 y 1.300 años de antigüedad a.p (antes del presente) en el Valle del Cajón, en la provincia de Catamarca.Aparentemente estas tumbas pertenecen a comunidades que habitaron hace más de dos mil años en esa región. La doctora en Arqueología, Leticia Cortés a la Agencia CTyS-UNLaM explicó que: “Registramos doce tumbas en total, de las cuales la mayoría fueron hallazgos fortuitos, por lo que los pobladores que encuentran los restos nos avisan para que llevemos a cabo el rescate arqueológico, lo que suele ocurrir después de la temporada de lluvias, en verano, cuando llegan los huesos a la superficie”.La experta explicó que “había una gran variabilidad de modos de enterrar, en tumbas individuales o colectivas” y en esa misma línea sostuvo que “varía la postura de los cuerpos: hay algunos que están ‘hiperflexionados’, como en cuclillas, con los hombros que tocan las rodillas, algunos están extendidos y otros desarticulados y mezclados”.

�� Investigadoras estudian las prácticas funerarias prehispánicas en el noroeste argentino.Leticia Cortés, arqueóloga, estudia las metodologías de entierro en las poblaciones prehispánicas, que habitaron hace más de dos mil años en el Valle del Cajón.��https://t.co/9Pva0M0cbs pic.twitter.com/y4FIMmvVFL — Agencia CTyS – UNLaM (@CTyS_UNLaM)
February 18, 2021

Así mismo explicó que en la antigüedad “muchas veces la gente convivía con sus muertos en la cotidianeidad”, al señalar que “los enterraban en el mismo patio donde cocinaban, hacían vasijas o tallaban piedras”.Una de las tumbas, resaltó en popularidad ya que “en ella se halló una máscara de cobre, que es el objeto más antiguo manufacturado en cobre de todos los Andes y tiene 3.000 años y se encontró en esa localidad de La Quebrada, del Valle del Cajón”, destacó Cortés.

Esta máscara antropomorfa, es decir, con forma de cara humana, se encontraba en un entierro colectivo de al menos 14 personas entre adultos de ambos sexos y niños. A través de análisis de ADN antiguo a cargo de la doctora María Laura Parolín (Cenpat-Conicet), lograron corroborar que dos de los individuos hallados comparten material genético, lo cual “nos podría avalar que enterraron una comunidad de personas, que quizás eran parientes entre sí”, señalaron las investigadoras.

�� Investigadoras estudian las prácticas funerarias prehispánicas en el noroeste argentino.Leticia Cortés, arqueóloga, estudia las metodologías de entierro en las poblaciones prehispánicas, que habitaron hace más de dos mil años en el Valle del Cajón.��https://t.co/9Pva0M0cbs pic.twitter.com/y4FIMmvVFL — Agencia CTyS – UNLaM (@CTyS_UNLaM)
February 18, 2021





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