A un año del primer caso de coronavirus en Argentina


Claudio Ariel Pazzi había viajado a Milán, Italia, por su rol como empresario en la industria de la marroquinería. Allí tuvo encuentros con proveedores, distribuidores y fabricantes y hasta había asistido a las exposiciones y ferias. El domingo 1 de marzo aterrizó a las 8:15 en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Cuando bajó, notó que su remera estaba toda transpirada. Por la noche cuando confirmó que tenía fiebre asistió a una clínica en Barrio Norte por su cuadro. Los médicos le hicieron un test PCR y lo derivaron al Sanatorio Agote del barrio de Palermo. El 3 de marzo le confirmaron que tenía coronavirus y se convirtió el primer caso en el país. Un año después de haberse convertido en el primer argentino contagiado con coronavirus, el empresario de 44 años reveló que aún hoy registra anticuerpos en su organismo y que desde su recuperación dona sangre para ensayos médicos y colabora con investigaciones médicas. Pazzi estuvo internado once días en la clínica aunque su estado de salud era perfecto. Tras su alta clínica, le pidieron que se quedara haciendo cuarentena en su departamento de Puerto Madero, donde vive solo. “Y, para cuando se terminó mi cuarentena, ya estábamos en aislamiento social, preventivo y obligatorio, por lo que ya todos estábamos confinados para cuidarnos”, agregó en diálogo con Télam. “Los médicos me explicaron todo con claridad desde el principio y me dijeron que, por la respuesta que había tenido mi sistema inmunológico, no iba a tener secuelas graves, pero como la enfermedad era nueva esos primeros días se hicieron difíciles porque tuve que explicarle a la familia y a los amigos que no estaba mal y no me iba a morir; para eso me ayudó mucho que con el teléfono le pude hacer muchas videollamadas a la familia desde el hospital”, detalló Claudio Ariel. 
“Desde mi infección, doné muestras de sangre en cinco oportunidades y mi suero se utilizó, entre otras cosas, para medir la presencia de anticuerpos y cómo estos variaban en el tiempo”, reveló el empresario. 

“El 9 de abril del año pasado doné por primera vez una muestra de sangre al BioBanco de Enfermedades Infecciosas (BBEI), que es una unidad funcional del INBIRS dentro de la Facultad de Medicina de la UBA; allí investigadoras del CONICET trabajan para procesar y almacenar los productos derivados de esa sangre, como suero y células, y todo lo almacenado queda a disposición de cualquier investigador que lo requiera”, resaltó Pazzi. “Como a lo largo del año fueron aumentando los contagios, muchas personas conocidas se me acercaban ante algún contagio para preguntarme por mi experiencia personal, pero todos los casos son distintos y a no todos nos afecta de la misma manera”, indicó.Por último el empresario aclaró: “Aunque ya decidí darme la vacuna, todavía no me anoté porque siento que primero tienen que estar los que más la necesitan”. Y finalizó: “Lo que más extraño es poder viajar a la temporada de la moda en Europa en la que podía ver cara a cara a proveedores, distribuidores y las nuevas tendencias”.
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