Una monja suplicó “Dispárenme a mí” para salvar a unos niños en medio de una protesta


El hecho sucedió en  la ciudad de Myitkyina el lunes pasado cuando a raíz del derrocamiento militar del líder civil, Aung San Suu Kyi , el 1 de febrero, se originaron diversas manifestaciones por parte de la población de Myanmar que exigen el retorno de la democracia.Por su lado, la junta ha intensificado constantemente su uso de la fuerza, utilizando gases lacrimógenos, cañones de agua, balas de goma y munición real.Entre medio del caos, una monja de nombre Ann Rose Nu Tawng, se arrodilló sobre el polvo y extendió sus brazos rogándo que le disparen a ella en vez de a los niños que se encontraban entre la multitud. 

La imagen fue captada en el momento exacto y desató los elogios de la mayoría del país budista. 
“Me arrodillé … rogándoles que no dispararan y torturaran a los niños, sino que me dispararan y me mataran”, dijo el martes.

Los manifestantes tomaron las calles de Myitkyina, la capital del estado de Kachin, el lunes con cascos y escudos caseros. Cuando la policía comenzó a congregarse a su alrededor, la hermana Ann Rose Nu Tawng y otras dos monjas les suplicaron que se fueran. Pero los chicos desistieron. “La policía los perseguía para arrestarlos y yo estaba preocupada por los niños”, explicó. Fue en ese momento que la moja tomó la decisión de interceder y ofrecer su vida a cambió de la liberación de los niños. 

“Los niños entraron en pánico y corrieron hacia el frente… No podía hacer nada, pero estaba orando para que Dios salvara y ayudara a los niños”, relató mientras veía a un hombre caer con un disparo en la cabeza y la acción de los gases lacrimógenos comenzaban a hacer efecto en su cuerpo. 
“Sentí que el mundo se estaba derrumbando”, dijo. “Estoy muy triste por lo que pasó mientras les rogaba”.

En los disturbios, según confirmaron, murieron dos hombres que fueron alcanzados por las balas de la policía, aunque no especificaron si las municiones se trataban de balas de verdad o de goma. 

El martes, uno de los fallecidos, Zin Min Htet, fue colocado en un ataúd de vidrio y transportado en un coche fúnebre dorado cubierto de flores blancas y rojas.Pero el  lunes no fue el primer encuentro de la hermana Ann Rose Nu Tawng con las fuerzas de seguridad;  Ya el 28 de febrero hizo un pedido similar de clemencia, caminando lentamente hacia la policía con equipo antidisturbios, arrodillándose y suplicando que se detuvieran.
“Ya me creí muerta desde el 28 de febrero”, confesó sobre el día en que tomó la decisión de enfrentarse a la policía armada.

A su acto de valentía se le unieron  sus hermanas y el obispo local, que la rodeó mientras suplicaba misericordia para los manifestantes. “Estábamos allí para proteger a nuestra hermana ya nuestra gente porque tenía su vida en peligro”, dijo a la AFP la hermana Mary John Paul.“No puedo quedarme de pie y mirar sin hacer nada, ver lo que está sucediendo frente a mis ojos mientras todo Myanmar está de duelo”, concluyó. 



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