“Hay secretos” es una canción de la banda Canticuénticos sobre abuso infantil que en su letra explica la importancia de distinguir entre los “secretos livianitos que te llevan a volar” y los “secretos tan pesados que no dejan respirar”.
Este fue el puntapié para que, ayudada por su hermana de 7 años, una adolescente de la ciudad de Zapala, Neuquén, se animara a contar su caso de abuso por parte de su vecino.El tema se lo enseñó el profesor de música de la escuela a la hermana menor de la adolescente que en una reunión familiar le comentó a su hermana mayor sobre la canción que había aprendido en la clase de música: “No se tienen que guardar y los secretos que hacen mal”, dice un fragmento.
Fue entonces cuando a partir de ese relato la adolescente se animó a hablar y tras conocerse su caso otras chicas del barrio contaron que habían sido abusadas por el mismo hombre. Se trata de Sandro Calderón que ya fue condenado a dos años de prisión por abuso sexual infantil. La jueza de Garantías de Zapala, Carolina González a cargo del caso y responsable de condenar a Calderón reconoció la labor docente y la importancia de la Educación Sexual Integral (ESI).
Tanto así que al finalizar la lectura del veredicto puso en la audiencia la canción compuesta por Ruth Hillar que fue un factor elemental para que ellas relataran la violencia vivida. “Esta canción evitó un desastre, porque estos eran unos abusos que iban a ir en escalada”, aseguró al Diario de Río Negro la magistrada.Los hechos de abuso ocurrieron entre 2018 y 2019. Según el relato de las víctimas el agresor se acercaba ofreciendo caramelos y a cambio pedía que lo besaran o lo tocaran. Sandro Calderón, quién se dedica al periodismo, fue considerado autor penalmente responsable del delito de abuso sexual por tres hechos, dos en forma continuada.
