Profesora cumplirá un año enseñando casa por casa a sus alumnos en zona con escasa señal de internet


Como cada semana, desde temprano María José Lara comienza a preparar sus materiales educativos antes de iniciar un largo viaje para impartir clases. Si bien su colegio no tiene actividades presenciales, al igual que casi todo el país, la profesora de la escuela de Rapelco debe cada semana visitar uno por uno a sus estudiantes para impartirles la materia en sus casas, pues dada la escasa conectividad a internet que hay en aquella localidad del Biobío le es imposible hacer clases por videollamada.
“Intentamos de todo. Tratamos de ocupar las plataformas que usan todos, llegamos a probar las videollamadas por WhatsApp, pero nada funcionó. La señal no acompaña”, cuenta la educadora.
Para evitar que sus 12 alumnos se queden sin clases, desde abril del año pasado la docente visita cada semana a sus estudiantes casa por casa, entregándoles el material pedagógico y haciéndoles una breve clase particular.
Cuenta que al inicio de la pandemia trató de enviar cápsulas de video, pero los niños no podían descargarlas. Por ello no le quedó otra opción que recorrer cada lunes 25 kilómetros desde su casa en Mulchén hasta el sector donde viven los alumnos. Para dimensionar, el tramo es similar a la distancia que hay entre Maipú y Las Condes.
“Lo hago feliz, aunque al principio igual era desmotivante ver como colegas de la ciudad sí podían hacer videollamadas todos los días desde sus casas y nosotros no”, reconoce la maestra.
Cuando ya está por cumplir un año con el sistema, Lara señala que sus alumnos y ella ya se acostumbraron. Si bien dice que ha sentido “miedo” por contagiarse, afirma que la estrecha relación con las familias le permite enterarse cuando hay brotes en el sector y suspender los traslados a tiempo, como ocurrió dos veces el año pasado.
Pese a estar “alegre” visitando a sus alumnos, asegura que preferiría volver a las aulas cuando se supere el covid y recalca lo necesario que es que en zonas rurales se brinde conectividad, pues dice que desde antes de la crisis venían reclamando por las dificultades que tenían hasta para enviar correos electrónicos. “La pandemia demostró que estamos en desventaja”, enfatiza la profesora.
Realidad habitual
Lo que vive Lara es una situación más común de lo que uno piensa. En los sectores rurales del país, el 94% de los profesores considera que la falta de conectividad a internet es el principal desafío educacional que deben enfrentar.
Así lo reveló un estudio realizado por Fundación 99 con el respaldo del Ministerio de Educación que midió el impacto de la pandemia en la educación rural.
Según la encuesta respondida por casi 2 mil docentes rurales, el sistema de enseñanza que más han usado en pandemia es la entrega de guías de forma presencial, siendo utilizado por el 65%.
Asimismo, el 40% dijo que sus estudiantes no cuentan con acceso a internet en sus hogares, y un 45% de los encuestados aseguró haber sentido ansiedad por no contar con medios y condiciones adecuadas para las clases.
“El estudio evidencia un incremento de la brecha educacional entre la ruralidad y las ciudades urbanas, la que se acrecentó dada la compleja crisis sanitaria”, comentó Gonzalo Plaza, director ejecutivo de Fundación 99. “El problema va a seguir aumentando si no somos capaces de hacernos cargo de las ruralidades, un ámbito que siempre ha estado invisibilizado”, añadió,



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