Chile: Construyendo liderazgo para generar la energía del futuro



La industria energética en Chile ha experimentado diversos cambios a lo largo de su historia. Hasta principios de los noventa la matriz energética nacional se basaba en dos grandes fuentes de generación: la hidráulica y el combustible fósil (petróleo y carbón).
Luego, y por un período de diez años, tuvimos la bonanza del gas natural argentino, que inclinó la balanza a la predominancia de ese combustible fósil, junto a una profusa instalación de centrales térmicas de ciclo combinado (gas natural y vapor).
Posteriormente, se sumó la incorporación de gas natural licuado vía marítima para proveer a diversas centrales térmicas y el desarrollo de tecnologías de Energía Renovable No Convencional (ERNC), que en los últimos cinco años (debido especialmente a la baja de costos para la energía solar), han hecho que Chile exhiba una preponderancia de ellas en la nueva matriz energética.
Justamente avanzar hacia una implementación completa, en cuanto al uso de las  ERNC (Energías Renovables No Convencionales), es el camino que nuestro país debería encausar a la hora de evolucionar hacia un modelo de energía amigable con el medio ambiente y en donde su producción y uso generen bajas o nulas externalidades negativas.
“Este es un análisis que Arcadis, como compañía líder en diseño, ingeniería y consultoría de proyectos, ha venido realizando desde sus inicios, participando en la discusión sobre el desarrollo de la energía nacional (tanto generación como transmisión); y hoy prosigue en esa senda, la que es irreversible y tiene una fuerza creciente en relación a las nuevas tendencias de ERNC, descarbonización y sostenibilidad. Se suma además a este fenómeno, la creciente incorporación de las comunidades involucradas como participantes relevantes en los procesos de evaluación de impactos ambientales, para la elaboración de medidas y acuerdos”, explica Pablo Durán, Consultor Senior en Gestión Estratégica Ambiental de Arcadis Chile.Un potencial de producción a escala mundial
Al plantearnos hacia donde debemos avanzar en materia de energía, resulta fundamental destacar que actualmente la generación de hidrógeno verde se considera como el “nuevo futuro”, ya que es un elemento totalmente limpio y que posee cualidades muy especiales en su calidad de combustible, debido a que se produce en base de agua, sumado a que es transportable y almacenable con cero emisiones contaminantes.
Nuestro país (por sus características geográficas) está en una de las mejores posiciones mundiales para ser un gran productor, abasteciendo el proceso de electrolisis con la inmensa capacidad de generación solar que posee en el norte.
Ante el escenario previamente mencionado, la interrogante que surge entonces es ¿podría Chile llegar a convertirse en un líder en materia de energía? La respuesta es sí.
Chile posee uno de los mayores potenciales de producción de ERNC, especialmente solar y, por tanto, potencial de producción de hidrógeno verde a gran escala y costo competitivo. En veinte o treinta años más, el hidrógeno verde podría permitir abastecer una parte muy relevante de los requerimientos de energía en el país y más importante aún, convertirse en una nueva exportación de orden mundial que se estima podría ser equivalente en el PIB chileno, al que hoy aportan la industria forestal, agroindustrial e incluso la minería.



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