12 años de la despedida de Los Piojos: 20 años de hits con más de 65 mil personas en River


Hace 12 años la escena local del rock nacional era muy distinta a la de hoy. En la noche del 30 de mayo La Renga tocaba desde el Estadio Único de La Plata, Andrés Calamaro lo hacía en el mítico Luna Park y Los Piojos hacían su último ritual desde el estadio River Plate ante más de 65 mil personas que corearon entre canción y canción “No se van, los Piojos no se van”, ante la inminente despedida.La banda de Palomar, provincia de Buenos Aires, estaba en su punto más alto a nivel artístico y de popularidad, con recitales agotados y cada vez más convocantes, con giras por Europa y Centroamérica, venían de editar un gran disco como lo fue “Civilización” de 2007, estaban celebrando 20 años arriba de los escenarios.La banda supo imponer su propia identidad mediante la fusión de rock con tango, candombe rioplatense, murga y folclore, posicionándose como una de las más populares en la década de los ’90. Pero todo camino tiene un final y la banda liderada por Andrés Ciro Martínez decidió ponerle un punto ¿final? (siempre está la esperanza de un regreso) en mayo del año 2009.El anuncio de la despedida piojosa
Fue a través de su página web en abril del 2009 que la banda anunció un “parate indefinido, sin plazos ni condiciones”. Los motivos que expresaron fueron: “…sería triste fingir espontaneidad donde no la hubiera, no nos gustaría llegar a una saturación definitiva, es el trajín de 20 años de convivencia lo que pide un descanso…”, dejando ver que no todo era color de rosa después de dos décadas.Esta despedida anunciada estaba programada para el 14 de mayo en el Club Ciudad de Buenos Aires, pero como rápidamente las entradas se agotaron, buscaron un lugar acorde para el cierre final, “para tirar la casa por la ventana”. River fue el escenario perfecto.Fue así como el 30 de mayo miles de piojosos de todo el país se encontraron en el barrio de Núñez con sus banderas, remeras y ansias por el último show. Esa noche Ciro Martínez en voz, Tavo Kupinski en guitarra, Miguel Ángel Rodríguez en bajo, Roger Cardero en batería, Chucky de Ipola en teclados y Juanchi Bisio en guitarra (reemplazando a Piti Fernández quien había dejado la banda el año anterior) subían al mítico escenario para abrir con “Te diría” seguido bien arriba con Babilonia.  Los clásicos no tardaron en llegar uno tras otro, y de esta forma los Piojos repasaron sus 20 años de trayectoria con siete discos de estudio, dos discos en vivo y dos DVD.

La noche en el Monumental tuvo más de 65 personas presentes en el último recital de Los Piojos.

“Las despedidas son esos dolores dulces”
Uno de los momentos más emotivos y recordados por la hinchada piojosa, fue cuando un fan leyó una carta donde citaba al Indio Solari diciendo “Las despedidas son esos dolores dulces”.Alejandro Dell’Osa, un fanático comprometido, fue invitado a subir al escenario para leer una carta de despedida. Él ya había ido a otros 99 shows del grupo, pero esta vez era diferente: era la despedida, y él sería parte del ritual.Ante más de una multitud, Alejandro leyó la carta que le había escrito primero en un mail a la banda que para él “fue, es y será un motor para cumplir sueños”. Decía así: “Recién me entero por la radio del parate indefinido de Los Piojos. No me sorprende, son muchos años arriba de un escenario. Todos pensamos tomarnos algún día de respiro del laburo, de esta rueda que no para de girar. Justamente es mi recital número 100 de la banda. Número 100. (…) Fueron en mi caso 15 años siguiéndolos. Conocí pueblos, lugares y gente. Me hice muchos amigos en la ruta, de los cuales algunos ya treparon al cielo, y otros son mi razón para volver a estos lugares mágicos y recordar los asaditos, los ‘fulbitos’, la previa de todos los rituales. Gracias por ser el motor que me hizo conocer y recibir tanto cariño por parte de la gente, de amigos, de todos los pueblos que nos recibieron con lo brazos bien abiertos. Ojalá que algún día podamos ver mi recital número 101, con todos ustedes de vuelta. Y si no se da, estoy feliz por ser parte de esta historia, como toda esta gente”. “Las despedidas son esos dolores dulces” dijo para cerrar, citando al Indio Solari. Es que para Alejandro hay algo que las “misas ricoteras” y los “rituales piojosos” tienen en común: “El público es parte de la ceremonia, no es un simple espectador. Todos somos uno y uno somos todos”.Ciro también declaró con emoción atravesada: “Como no soy dado para los discursos, lo que tengo que decir y todo lo que sentimos se lo vamos a decir a través de esta canción”, y arrancaron con “Pacifico” mientras a mas de uno en el público derramaba un par de de lagrimas y cantaban con fuerza el “voy a llevarte en mí, y ahora se muy bien, que me llevaras, hacia donde estés, a donde vayas, un tatuaje azul, en la voz azul”.

La noche fue una verdadera fiesta y tuvo todos climas y momentos: euforia y pogo como con el clásico “Farolito”, coros con “Canción de Cuna” y lágrimas con “Sudestada”. La noche del 30 de mayo en el Monumental fue el final de un era que marcó la adolescencia de más de un millennial, y por qué no hoy de algún centennial, que quiera revivir un rock que movió multitudes y pasiones a lo largo y ancho del país.



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