El movimiento inesperado para poner fin al largo mandato de Benjamin Netanyahu como primer ministro israelí



El primer ministro, que está siendo juzgado por un presunto fraude, no alcanzó la mayoría necesaria en las elecciones generales del pasado marzo, la cuarta vez en dos años en que los israelíes acudieran a las urnas sin que estas arrojaran un resultado decisivo sobre quién podría formar un gobierno.

Como en las ocasiones anteriores, Netanyahu no logró asegurarse el imprescindible apoyo de otros partidos.

Lo que sea para formar gobierno

Bennett hizo su anuncio en un mensaje televisado al país.

“Haré todo lo necesario para formar un gobierno de unidad nacional con mi amigo Yair Lapid”, dijo.

La coalición entre ambos aunaría a facciones de derecha, izquierda y centro del espectro político israelí.

Aunque no tienen muchos puntos en común, todas comparten el deseo de poner fin a la era de Netanyahu al frente del gobierno israelí.

Poco después del anuncio de Bennett, Netanyahu descalificó la iniciativa y le acusó de llevar a cabo “el fraude del siglo”, en referencia a las promesas previas de este de que su partido, Yamina, no sumaría fuerzas con el de Lapid.

El todavía primer ministro también dijo que la nueva postura de Bennett, que ocupó la cartera de Defensa, supone “un peligro para la seguridad de Israel”, aunque no explicó por qué.

Lapid, exministro de Finanzas, tiene hasta el 2 de junio para formar un gobierno, después de que Netanyahu fracasara en su intento. Su partido Yesh Atid fue el segundo más votado en las elecciones en las que el Likud, que lidera Netanyahu, obtuvo una victoria insuficiente.

El partido de Bennett cuenta con seis escaños cruciales en la Kneset, el Parlamento israelí. Su apoyo le permitiría a Lapid contar con una mayoría holgada.

Los movimientos de unos y otros han sido constantes en las últimas horas. El sábado por la noche, el partidol Likud de Netanyahu le ofreció a Bennett y el líder de otro partido formar parte de un gobierno tricéfalo, en el que los tres líderes se repartirían el cargo de primer ministro.

La oferta fue rechazada y Netanyahu insistió el domingo, para obtener idéntica negativa.

El sistema electoral proporcional de Israel hace difícil que un solo partido obtenga los escaños suficientes para formar un gobierno en solitario y los partidos pequeños, como el de Bennett, suelen jugar un papel clave para la formación de mayorías.



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