¿Quién fue “Garganta profunda”, la fuente clave del caso Watergate?


El 17 de junio de 1972, The Washington Post informaba que cinco hombres, uno de los cuales afirmaba ser un antiguo empleado de la CIA, habían sido detenidos en horas de la madrugada cuando intentaban llevar a cabo “lo que las autoridades han descrito como un plan elaborado para espiar las oficinas del Comité Nacional del Partido Demócrata en Washington”.Desde ese día, los periodistas del diario Bob Woodward y Carl Bernstein llevaron adelante una ardua investigación que terminaría con la renuncia del entonces presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon. Pero en el medio, ambos reporteros tuvieron que superar toda clase de obstáculos, sacando adelante una investigación que, por momentos, por tocar a lo más alto del poder, que utilizaba todos sus artilugios para desbaratarla, parecía diluirse.

Bob Woodward y Carl Bernstein en plena redacción.

En esta línea de sucesos, que comenzó en junio de 1972 y que culminó el 8 de agosto de 1974 con la renuncia de Nixon, hubo un hombre fundamental.Woodward había logrado conectar con una fuente que permanecía oculta en el bajo el seudónimo “Garganta profunda”. Esta persona no revelaba ninguna información al periodista, pero sí confirmaba todos los datos que requerían comprobación y, además, orientaba a Woodward hacia dónde debía dirigir la pesquisa.Fue él quien reveló la agresiva estrategia de la Casa Blanca para espiar a sus rivales políticos y periodistas, y quien brindó el nombre de John Mitchell, jefe de campaña de Nixon, responsable de un fondo secreto para espiar a los demócratas.Durante más de 30 años, esta fuente permaneció en las sombras del anonimato, hasta que, en 2005, su nombre salió a la luz.

“Soy el hombre al que llamaron ‘Garganta Profunda'”. Luego de décadas de misterio, su identidad salía a la luz.

“Garganta profunda”, la fuente clave en el caso que produjo uno de los mayores escándalos de la historia política de los Estados Unidos, y que ocasionó la primera y única renuncia de un presidente norteamericano, era Mark Felt, ex director adjunto del FBI.
“Creo que Felt estaba complacido de liberarse de la pesada carga que había supuesto guardar el secreto”, escribió Carl Bernstein en 2018.

El 31 de mayo de 2005, en un artículo publicado en Vanity Fair, quedaba al descubierto la identidad de quien fue, quizás, la fuente más resonante de la historia del periodismo.”Han pasado más de 10 años y todavía recuerdo la tensión que vivimos aquel día. Habíamos prometido proteger el secreto de Felt hasta su muerte y no estábamos seguros de que realmente quisiera dar a conocer su papel en la cobertura del Watergate. Sufría demencia y teníamos cierto escepticismo sobre el estado en el que habló. Estábamos muy preocupados. Esa tarde, Bob Woodward y yo mantuvimos un intenso debate con Ben Bradlee, el editor ejecutivo que trabajó con nosotros en The Washington Post durante el escándalo del Watergate, y con Len Downie, su sucesor, sobre cuál debía ser nuestra respuesta ante las revelaciones. ¿Debíamos confirmarlas o mantener el silencio, como habíamos hecho durante las últimas tres décadas?”, recuerda Berstein, en un artículo publicado en el mismo medio en el que Felt hizo pública su identidad.”Contar la verdad resultó muy positivo para todos. Había gente que todavía dudaba de la existencia de Garganta Profunda y creo que Felt estaba complacido de liberarse de la pesada carga que había supuesto guardar el secreto”, agrega el reportero.Mark Felt falleció 18 de diciembre de 2008, en un geriátrico de California para enfermos terminales, mientras dormía. Pero, tal como señala Berstein, lo hizo sin llevarse a la tumba el secreto que guardó por más de 30 años, sin la carga de ser, en el anonimato, “Garganta profunda”.



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