así se busca el voto en zonas donde el Estado no tiene control



Antonio Magaña de la Mora, candidato a la gubernatura de Michoacán por el Partido Verde Ecologista, fue el único aspirante que se desplazó hasta Aguililla para hacer campaña para las elecciones que tendrán lugar el próximo 6 de junio. Permaneció dos horas en el municipio pidiendo el voto, algo que ninguno de sus contrincantes hizo antes: proselitismo electoral en la localidad convertida en símbolo de la violencia del narco. Para llegar, tuvo que sortear dos bloqueos, uno de ellos con un autobús en llamas, y en su salida fue interceptado por un grupo de vecinos que exigía medidas de seguridad. Una semana antes, la candidatura de Morena y PT, liderada por Alfredo Jiménez Bedolla, anunciaba que desistía de desplazarse hasta Aguililla tras el asesinato de dos soldados tras un enfrentamiento son sicarios del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Días después, el equipo de Carlos Herrera Tello (coalición entre PRI, PAN y PRD) anunciaba que se suspendían las actividades previstas en Apatzingán, también en Tierra Caliente. 
Que existan municipios que los principales candidatos a gobernador eludan porque temen por su seguridad es muestra de la anormalidad que se vive en la zona de cara a las elecciones del próximo domingo. Animal Político acompañó a los dos principales aspirantes: Jiménez Bedolla, por Morena, y Herrera Tello, de Equipo por Michoacán, para comprobar cómo se realiza la campaña en un contexto en el que el Estado no tiene el control total sobre el territorio. Dos claves: la primera, que hay lugares en los que los candidatos deben someterse a la autoridad de los grupos armados porque es la única manera de que puedan acceder. La segunda, que la seguridad es el elefante en la habitación michoacana: aunque todos saben que la seguridad es una de las grandes tareas pendientes apenas aparecen referencias en los discursos de los aspirantes. Jiménez Bedolla apenas hizo una pequeña referencia en su acto en Tepalcatepec el sábado 22 y Herrera Tello se limitó a hablar de “paz” en genérico en Hidalgo y Maravatío el domingo 23. En este último municipio, a mediados de abril fue asesinado el regidor Xicoténcatl Dante Duarte Palacios.
Este año se cumplen 15 años desde que el entonces presidente, Felipe Calderón, declaró la denominada “guerra contra el narcotráfico” y dio comienzo a sus operativos, precisamente, en Michoacán. Más de 300 mil víctimas mortales y 87 mil desaparecidos después la situación sigue sin resolverse y el crimen organizado tiene una fuerte presencia tanto en el estado como en otras partes de la república. 

“La guerra en cierta forma continúa. De baja intensidad, pero la realidad es que si recorres los caminos de Michoacán te das cuenta de la tensión. Buena parte del estado tiene una situación de estabilidad comprometida constantemente por el crimen”, dice Jiménez Bedolla, en entrevista con Animal Político. El aspirante negó tener miedo y aseguró que la única amenaza que ha recibido en estas elecciones fueron los mensajes que le envió el actual gobernador, Silvano Aureoles, a quien denunció ante la Fiscalía General de la República (FGR). 
“Michoacán quedó etiquetado y estigmatizado. Cuando se quiere hacer una referencia a la violencia se mira a Michoacán, pero hay que mirar a otros lados”, afirma Herrera Tello. El candidato dijo haber recibido amenazas durante su época de presidente municipal de Zitácuaro por el PRD tras el cierre de más de medio centenar de tiendas dedicadas al narcomenudeo.
Policía de Tancítaro, Michoacán, vigila acto de Morena

Candidatos obligados a renunciar
La fuerte presencia del crimen organizado afecta directamente a las elecciones: candidatos han sido atacados, amenazados u obligados a renunciar. En el caso de Morena, al menos tres aspirantes tuvieron que ser sustituidos porque su vida corría peligro y otros dos siguen en listas, pero no hacen campaña, según Carlos Torres Piña, diputado y coordinador de la campaña de Jiménez Bedolla, quien no quiso dar detalles sobre sus identidades ni tampoco hacer públicos los municipios. “Tal vez el candidato de otro partido tiene cercanía con esos grupos y por eso hace que se bajen”, explicó.
Este fenómeno lo sufren todos los partidos. Una fuente de la campaña de Herrera Tello, que habló a condición de anonimato, dijo que en zonas rurales de Zitácuaro, en la frontera con el estado de México, ni siquiera estaban pudiendo hacer campaña tras ser amenazados por el crimen organizado. Según dijo esta fuente, los grupos del narcotráfico han cambiado su modus operandi en estos comicios. “Antes apoyaban a un candidato, le daban dinero y le hacían ganar. Ahora esperan a ver quién gana y se presentan para pedirle que pague piso”, dijo. 
La voracidad del crimen organizado es algo que también denuncia el padre Gregorio López, de Apatzingán, quien en 2013 participó en el levantamiento de las autodefensas y ahora trabaja en la protección de las familias que huyen de Aguililla para salvar su vida. “Antes les interesaban los departamentos de seguridad para tener controladas a las policías. Ahora lo quieren todo”, dijo. 
La fuerte presencia del narcotráfico también condiciona el movimiento de los propios candidatos. El viernes 21, los aspirantes de Morena realizaron una caravana desde San Lucas, en la frontera con Guerrero, hasta Benito Juárez. En los traslados, decenas de simpatizantes acompañaban las comitivas en moto, coche o a caballo. Un día después la ruta por Tepalcatepec, Buenavista y Tancítaro, no tuvo tanto seguimiento. Apenas 10 camionetas en donde viaja el equipo del candidato se desplazaron a toda velocidad entre municipios con un triste historial de presencia del crimen organizado y que ahora se encuentran en el centro de la guerra entre CJNG y Cárteles Unidos. Días antes, a su paso por Ario de Rosales, el candidato morenista y sus colaboradores tuvieron que atravesar la barricada instalada por civiles armados. Los periodistas que acompañan a Herrera Tello fueron inspeccionados por varios jóvenes con fusiles cuando transitaban entre Tepalcatepec y Coalcomán, en la frontera con Jalisco.  
El informe sobre violencia política elaborado por la consultora Etellekt recoge 476 agresiones contra aspirantes y cargos públicos hasta el 30 de abril. Michoacán es el tercer estado con mayor número de ataques, con un total de 20. Lo superan Veracruz (45) y Guerrero (23) y está empatado con Oaxaca. Este informe no recoge hechos violentos más recientes como el secuestro de Omar Plancarte Hernández, aspirante a la presidencia municipal de Uruapan por el Partido Verde Ecologista.
La violencia directa contra candidatos es el último eslabón de la cadena, Michoacán sufre una compleja situación en la que los aspirantes locales están en el punto de mira del narcotráfico. Un informe de seguridad de una de las candidaturas muestra que al menos hay 8 organizaciones criminales operando en el estado: Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Cárteles Unidos (alianza en la que participan, entre otros, Los Viagras), Caballeros Templarios, Sangre Nueva Guerrerense, La Familia Michoacana, Los Correa, Cártel Santa Rosa de Lima y algunos grupos independientes. Uno de los pocos municipios sin ningún grupo identificado al interior de la comunidad es Cherán, la localidad que en 2011 se levantó en armas contra el crimen organizado y las autoridades gubernamentales y actualmente se rige por una asamblea basada en usos y costumbres.
A esta actividad se le suma la presencia de autodefensas en diversos municipios del Estado. Aunque surgieron a partir de 2013, desde 2018 han experimentado un nuevo auge debido al incremento de la inseguridad. El papel de estos grupos de civiles armados fue cuestionado debido a que fueron acusados de favorecer a algunos cárteles y cruzar la línea que separa la protección de la comunidad de la participación en el crimen organizado. Sin embargo, siguen siendo un actor clave en la región. 
Por ejemplo, Morena presenta como candidata a diputada a Stephania Valdés, viuda de José Manuel Mireles, uno de los fundadores de las autodefensas. La mujer está enfrentada con Manuel Mireles, hijo del activista fallecido. En un almuerzo celebrado en Tancítaro, el hijo recriminó a la viuda de su padre el uso del apellido en los carteles electorales ante la presencia de Jiménez Bedolla, que trató de mantener la calma pidiendo unidad en el voto de cara a los comicios. Este municipio, considerado como una de las capitales de la producción de aguacate, operan las autodefensas como si fuesen una policía municipal desde que en 2013 se levantaron en armas. La entrada está vigilada por hombres armados que muestran un cartel con las instrucciones antes de entrar al municipio: “Baje los vidrios y reduzca la velocidad”. El grupo es un agente político más, como se encargó de recordar una mujer ante Jiménez Bedolla: “No somos parte del narco, al menos no aquí”, dijo. 
Cuando se habla de violencia en Michoacán es habitual fijar la mirada en los municipios de Tierra Caliente o en Uruapan, centro de producción aguacatera y considerada la octava ciudad más violenta del mundo con 72.5 homicidios por cada 100 mil habitantes, según el ranking que elabora el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal. Sin embargo, en estas elecciones las agresiones se extendieron por todo el estado. Guillermo Valencia, candidato del PRI a la presidencia municipal de Morelia, sufrió un atentado el pasado 10 de mayo. Dos personas dispararon contra la camioneta con propaganda electoral de la que había descendido minutos antes. Dos trabajadores del político resultaron heridos.
Acto de Morena en Tecalpatepec.
Candidato del PRI atacado señala a su propio partido 
“Considero que hay un móvil político detrás, lo tiene que investigar. El fuego enemigo está en casa. A estas alturas parece que los principales interesados están en el mismo PRI”, dijo Valencia en entrevista con Animal Político. El pasado viernes fueron detenidas dos personas a las que se acusa de participar en el intento de asesinato. El político dijo que quienes apretaron el gatillo eran integrantes del CJNG, pero pidió investigar en su propio partido para encontrar al autor intelectual. No es el primer ataque que sufre este candidato. En 2013, cuando era alcalde de Tepalcatepec, civiles armados lo secuestraron. Él achaca aquel ataque a su negativa a sumarse a las autodefensas. 
El diagnóstico parece claro: en los últimos años la situación de seguridad no ha mejorado en Michoacán. Aunque este no fue un tema central en los actos de campaña, cada aspirante tiene su receta. Jiménez Bedolla apuesta por los programas sociales que defiende el presidente López Obrador. “El Estado tiene que llegar a todos los lados, pero no como lo conocen ahora, que lo llaman el gobierno. Tiene que llegar el estado de desarrollo, impulsor del desarrollo económico”, dice el morenista.
Aunque reconoce el fuerte impacto del narcotráfico, cree que el riesgo de compra de votos e intervención en las elecciones viene directamente del gobierno estatal. En su opinión, existe un plan de compra de votos y ofrecimiento de despensas que estaría operado por la policía michoacana. 
Para Herrera Tello, la actual situación es muestra de que las políticas anteriores no funcionaron, lo que le hace ser crítico con los partidos a los que él mismo representa, como PAN y PRI. Cree que los programas sociales son una buena estrategia pero que también se necesitan “planes de inteligencia” y que el Ejército y la policía muestren a los criminales “de qué lado está la fuerza”. 
Mientras los candidatos proponen planes de acción el crimen organizado muestra su fuerza: hay lugares en los que no podrán hacer campaña. 
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