Una bicicleta con placa, una ilusión de todo niño



Se acabó, pasaron las elecciones, ahora a esperar que quien ganó, cumpla aunque sea en 
parte, lo que en campaña prometió.
Nada ofrece más tranquilidad que poseer un vehículo y que su documentación incluyendo 
las placas de circulación, se encuentren en regla.
Y es que la cultura de la ilegalidad va creciendo gracias a que el gobierno no ejerce mano 
dura, y por ello existe el sistema de engomado en carros de procedencia extranjera, otros que 
ostentan placas de discapacitado sin ser cierto, o miles de motocicletas que circulan sin placa.
Recién cumplimos los ocho años y nuestro padre sacó fiada en la Mayco nuestra primer 
bicicleta, era Hércules para trabajo rudo, que usábamos para hacer mandados en Colonia 
Emancipación, éramos un as del pedal.
Había varias allá en el rancho pero ninguna traía placa de circulación, nadie decía nada, 
hasta que cierto día llegó el run run de que todas iban a ser recogidas por la policía de Quila.
Era para este servidor una ilusión ver nuestra bici emplacada, chantajeamos a nuestro 
padre, y a como pudo fue y compró la placa que con orgullo veíamos como se balanceaba colgada en la parte de atrás de la parrilla, a la cual atamos con un alambre delgadito.
Andaba de arriba a abajo luciendo aquella placa número 59 que decía bicicleta, con letras 
rojas, pero un mal día se soltó del amarradijo y se perdió, nunca la pudimos encontrar, ahí terminó nuestra presumidera y la ilusión de niño de tener una bicicleta con placa, única que la portaba en  aquel olvidado y recóndito rancho…¡Que golpe tan duro!.



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