Familias de acogida: una alternativa en el sistema de protección a la niñez



Una familia de acogida es una persona o grupo familiar que cuida de manera temporal a un niño, una niña o un adolescente (NNA) que ha sido vulnerado gravemente en sus derechos, mientras los tribunales resuelven su situación familiar. Son el “puente” por el que pasan, mientras se resuelve su situación de manera permanente, con su familia de origen, su familia extensa (parientes en general) o una adoptiva.
Cuando los padres pierden el cuidado personal del hijo o hija por orden judicial, los NNA son derivados a cuidados alternativos. El juez ordena la protección especializada, buscando, en primer lugar, a algún miembro de la familia extensa (lazos consanguíneos). Si ese cuidado no se puede resolver con familiares, ni personas cercanas que se hagan cargo de él, entonces, aparecen dos opciones: enviar al NNA a una residencia del Sename o a una familia de acogida externa (sin lazos consanguíneos).
A pesar de que los expertos aseguran que la mejor opción para el niño, niña o adolescente siempre va a ser una familia de acogida, en Chile, en el 2020 había un total de 6.631 NNA en centros residenciales, de los cuales solo 5% vive con familias de acogida.
Actualmente, Ley N° 21.302 que crea el Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia en su art. 24, señala que los niños y niñas menores de 3 años serán siempre acogidos en modalidad familiar. No obstante, hoy existen 556 niños y niñas de 0 a 3 años en residencias de protección e incluso se están creando nuevas residencias para estos lactantes.
Frente a estos números, la Fundación Pro Acogida junto con la Fundación Kumelén, crearon la primera campaña nacional ciudadana de información y sensibilización sobre las familias de acogida en Chile, llamada “Acoger es”, la cual tiene como objetivo dar a conocer qué son las familias de acogida y cómo estas suponen una alternativa beneficiosa para el cuidado y protección de NNA que han sido vulnerados en sus derechos.
Ainara Aparici, directora de la Fundación Kumelén, comenta que, a su juicio, la razón por la que Chile todavía no cuenta con una gran red de familias de acogida es la falta de información. ”Yo creo que el principal factor es que la gente no sabe, porque con la campaña hemos recibido más de 2.000 personas interesadas en hacerse familias de acogida. Entonces yo creo que de verdad hay una falta de información y sensibilización de la población”.
En esta misma línea, Francisco Covarrubias, presidente de la Fundación Pro Acogida, cuenta que la campaña Acoger es logró que se inscribieran 2.200 personas para ser familias de acogida, número casi cuatro veces mayor a los 556 niños y niñas menores de 3 años en residencias.
Frente a eso, Covarrubias se pregunta qué está esperando el Estado para evaluar y preparar familias de acogida y crear plazas de manera urgente para que NNA lleguen a un hogar y no a una residencia, ya que “después de todo lo pasado en el Sename, no queremos seguir siendo espectadores, buscamos ser parte de la solución”, concluye.
La investigación científica moderna que evidencia la importancia que presenta la primera infancia para los NNA en cuanto a su desarrollo y posterior vida adulta, señalando que ésta se ve favorecida en ambientes cercanos de cuidado; en pos de residencias institucionales. Se postula que esta es la piedra angular para la posterior trayectoria que recorrerán esos niños en su vida de adultos. Es el período en el cual el aprendizaje específico es óptimo, y que será irrepetible en otro momento de la vida, por lo cual esta etapa es sumamente crítica.
De esta manera, la Unicef en su “serie de reflexiones infancia y adolescencia”, señala que el período más crítico corresponde a los primeros años de vida, etapa en la cual las distintas dimensiones del desarrollo de la persona están íntimamente relacionadas entre sí, de modo que la no satisfacción de una determinada necesidad impacta negativamente la satisfacción de las otras.
“El tiempo que va desde la concepción hasta los tres años tiene importancia crucial, puesto que en él tienen lugar procesos neurofisiológicos que configuran las conexiones y las funciones del cerebro, las cuales definen en parte importante la naturaleza y la amplitud de las capacidades adultas”, se lee en el documento publicado por Unicef.
Debido a esto, desde la Fundación Pro Acogida y Fundación Kumelén, creen que para que en Chile existan más familias y menos residencias, es fundamental la concientización de la población respecto al tema y un involucramiento real de parte de todos los actores.
En este sentido, Aparici comenta que se necesita en primer lugar, que “el Estado se ponga realmente las pilas con fomentar con recursos y capacitaciones para todos los procesos de protección. Que la protección a la infancia y adolescencia sea una política pública y no una norma que dependa del Gobierno de turno, y por último, que de una vez por todas nos pongamos en el lugar de los niños, niñas y adolescentes del país”, concluye Ainara Aparici.



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