El teletrabajo y el uso constante de la mascarilla pueden generar complicaciones en la voz



La voz es una de las formas de comunicación más importantes que poseemos. La utilizamos durante todo el día, con ella podemos diferenciarnos los unos de los otros. Es el sonido que se produce cuando el aire que sale de los pulmones llega a la laringe y pasa por las cuerdas vocales, dos bandas musculares que vibran para emitir los sonidos y que se pueden lastimar con cierta facilidad.
En el contexto actual, una de las medidas sanitarias para prevenir los contagios por Covid-19 es el uso de mascarilla. Según un estudio publicado por Journal of Voice las máscaras faciales aumentaron la percepción del esfuerzo vocal, la dificultad en la inteligibilidad del habla, la retroalimentación auditiva y la dificultad para coordinar el habla y la respiración.
Esto da como resultado que el uso de mascarillas aumenta la percepción de síntomas vocales y malestar, especialmente en personas que las usan para actividades profesionales y esenciales.
Por lo demás, se ha revelado a través un estudio publicado en Scince Direct, que el teletrabajo impulsado por la crisis sanitaria ha generado un aumento en la disfonía. Ello implica que si las oficinas en el hogar se convierten en la nueva normalidad después del Covid-19, los lugares de trabajo deben considerar la capacitación de voz para los empleados, con el fin limitar las posibles dificultades que puede producir.
“El cuidado de la voz se basa en aspectos relacionados con el diagnóstico, es decir, hacer una pesquisa temprana de las patologías de la voz, del habla, de la comunicación. También se basan en aspectos relacionados con la rehabilitación y la prevención, esta última es sumamente importante, por eso estoy de acuerdo en que la voz debiera trabajarse, capacitarse y rehabilitarse. Para esto, sería fundamental entregar a los trabajadores herramientas correctas, adecuadas”, sostiene Diana Centeno, jefa de la Unidad de Voz Infantil del Hospital Luis Calvo Mackenna.
Tres problemas importantes
El uso constante de la mascarilla es una realidad ya instalada en las personas. Aunque su fin es sanitario, esto no quita el hecho de que presentan problemáticas que Diana Centeno explica así: “Las mascarillas presentan tres problemas importantes. Primero, son una barrera visual, entonces, al ser una barrera visual eliminan las claves comunicativas que aportan los movimientos de la boca y la cara. Eso puede alterar el aprendizaje, especialmente en los niños, además no permiten la lectura labio facial. Por último atenúan y distorsionan la voz de la persona que emite el sonido, ya sea el docente o cualquier tipo de emisor del habla, algo perjudicial para el aprendizaje y para la comunicación, ya que tanto la comunicación verbal como la no verbal son importantes para la interacción social, el desarrollo cognitivo y emocional”.

Herramientas para ayudar a la voz
La experta señala que las mascarillas actúan como un filtro acústico, que por distintos mecanismos atenúan las frecuencias agudas, afectan la proyección de la voz y disminuyen la intensidad alrededor de unos 3 a 12 decibeles.
Además, dificultan la lectura labial y la gesticulación, lo que lleva a una alteración de la inteligibilidad del habla aun así existen herramientas para llevar mejor estas dificultades con la mascarilla.
Para Centeno, podemos utilizar mensajes cortos y claros para ayudar a la comunicación y a cuidar nuestra voz, hablando más lento de lo habitual y en dirección al interlocutor, reduciendo el nivel del ruido ambiente, tomándose el tiempo para respirar, apoyar el discurso con el lenguaje no verbal, tratarnos antes, durante y después de la jornada laboral para evitar un cansancio y una fatiga vocal, por ejemplo intercalando períodos de silencio durante la jornada.
Además, para mantener la salud en nuestra voz, es importante no auto medicarse, ya que hay fármacos que generan mayor sequedad de los pliegues vocales y otros pueden favorecer la hemorragia de estos.
También hay que evitar irritantes como el café, el tabaco junto a alimentos condimentados, hidratarse, aprender técnicas vocales de calentamiento y enfriamiento bucal, evitar carraspear, evitar tomar productos mentolados, evitar susurrar y finalmente tratar de asimilar hábitos comunicacionales de voz hablada y no una a gritos.



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