Adiós, reportes de cero casos; el virus invade los 18 municipios



Hace una semana, al caer la tarde, la alcaldesa de Badiraguato, María Lorena Pérez Olivas, antepuso a lo políticamente correcto su humana preocupación por el pueblo que gobierna y, en un gesto admirable, emitió vía Facebook un video para alertar a los badiraguatenses: la fuerza de la tercera ola de la pandemia alcanzó a su municipio como nunca antes. El llamado emergente fue a extremar las medidas sanitarias, escrupuloso uso de cubrebocas y aislamiento. Enseguida, mandó brigadas de sanitización de espacios, colocó un filtro sanitario a la entrada del municipio y lanzó una intensa campaña de concienciación. Ayer dispuso la prohibición de todo tipo de reuniones, desde fiestas hasta eventos deportivos y actos religiosos.
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No es para menos. Hasta ahora, la pandemia apenas había rozado a Badiraguato y al resto de los municipios serranos; saldos de cero casos predominaban en los reportes diarios de la Secretaría de Salud. Esta vez, el panorama es otro. Badiraguato enfrenta una circunstancia desconocida. La última cifra arrojaba 62 casos activos y 28 personas fallecidas a la fecha.Ayer, el SARS-CoV-2 alcanzó el círculo íntimo de Lorena Pérez, con la muerte de su compadre Martín Meza, uno de los mejores exalcaldes de Badiraguato. Descanse en paz.RESISTENCIAS. Encomiable resulta que presidentes municipales como Lorena Pérez Olivas o, en Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, demuestren valor y tomen medidas extremas contra la pandemia, aún a costa de perder simpatías, y sin afectar mayormente a la economía.Las restricciones sanitarias son garantía de impopularidad aquí, en China y hasta en la “ciudad luz”, como se conoce a París, hoy  oscurecida por los atavismos de una ciudadanía que se niega a vacunarse, influida por falsas ideas, inconcebibles en el primer mundo, sobre todo en Francia, la cuna de Louis Pasteur y tantos hombres y mujeres que revolucionaron la ciencia universal.El lunes, en un vibrante mensaje en red nacional, Emmanuel Macron, uno de los mandatarios más queridos del mundo, reafirmó su decisión de prohibir la circulación de personas que no porten su certificado de vacunación en el país galo.“Ya no tengo ninguna intención de sacrificar mi vida, mi tiempo, mi libertad y la de mis hijas por quienes se niegan a vacunarse. Esta vez se queda usted en casa, no nosotros”, dijo a los renuentes a la inoculación.Por fortuna, en Sinaloa no hay resistencia de la población a vacunarse, lo cual ya es ganancia en plena tierra de Patricia Navidad, la más popular teórica de la conspiración pandémica en México, cuyas redes sociales, con millones de seguidores, fueron cerradas por divulgar falsedades paranoicas.Los sinaloenses, sin embargo, observamos otra resistencia, tan peligrosa como la de no vacunarse: el generalizado rechazo al empleo de cubrebocas. El área de investigaciones de EL DEBATE, a cargo de Lucía Mimiaga, publicó anteayer un reportaje que ilustra tan lamentable fenómeno. Nuestros compañeros reporteros sondearon en forma aleatoria a personas que no portaban cubrebocas en las ciudades de Culiacán, Mazatlán, Los Mochis, Guasave y Guamúchil, las de mayor índice de contagios. Las respuestas a la interrogante de por qué no usaban protección van de lo irracional a lo inverosímil: “Por el calor”, “Porque no quiero”, “Muy mi problema”, “Ya estoy vacunado”, “Perdí la costumbre”, “Me cansa las orejas” y “Me estropea el maquillaje”.Urge que salgamos de este absurdo. Es hora de dejar de pensar solamente en uno mismo; se trata de la salud y la vida propias, pero también de los demás; y la pandemia ya alcanzó a jóvenes y niños. Dios nos ilumine y nos proteja.

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