Con toda la vibra, jóvenes ofrecen sus raspados en Ahome




Los Mochis, Sinaloa.- Alfredo Calderón Cañedo y Guadalupe Gabriela Barreras Piña viven una nueva aventura económica que, además de refrescarles a ellos un poco el bolsillo con las ventas del día, también refresca el paladar de sus clientes, tan deseoso de algo fresco en esta época de calor.Alfredo y Guadalupe tienen su puesto en una de las esquinas de la plazuela de la sindicatura de El Carrizo, del municipio de Ahome, donde ofrecen los tradicionales raspados de vainilla, fresa, piña y tamarindo, todos con lechera, y no necesitan promocionarse porque quienes los prueban quedan satisfechos y regresan una y otra vez a comprar los ricos raspados.Mientras su suegra, Gabriela Piña López, hacía un raspado de vainilla con leche condensada, Alfredo señaló que precisamente este sabor es el que más les piden los clientes y ellos gustosos los complacen, aunque el resto de los deliciosos sabores también son demandados. A veces, dice, sorprenden a la clientela con otros sabores, como limón, ciruela y naranjita. Los raspados de fresa, vainilla, tamarindo y piña, entre los preferidos por los clientes. Foto: Rey Esquer/ Debate Cómo se les ocurrió Los jóvenes tienen alrededor de cinco meses de casados y decidieron tener este puesto de raspados para mantenerse en lo que concretan otro proyecto, aseguró Alfredo, pero no quiso adelantar nada, esperando que se concrete primero antes que darlo a conocer y que no se cumpla.Explicó que fue hace más o menos tres meses cuando lo liquidaron de una empresa como guardia de seguridad en Hermosillo, Sonora, y que junto con su esposa, quien laboraba en una tienda de conveniencia, tomaron la decisión de regresarse a su natal Valle del Carrizo para buscar hacer realidad sus sueños y proyectos, pero entre su gente, su familia, su sangre.“Me fui a Hermosillo porque pensábamos que nos iba a ir mejor porque es una ciudad grande. Iba en busca de un trabajo seguro, pensando que sí había algo para mí, pero al final no se hizo nada y fue cuando determinamos regresarnos para buscar algo qué hacer en Sinaloa.”Ya una vez en su terruño y tras elegir qué hacer recibieron todo el apoyo de los padres de ambos, y para prueba nomás faltaba voltear a un lado de él y ver a Gabriela atender a los clientes. “Los jarabes los hacemos nosotros, y el que más nos piden es de vainilla”, dice el joven microempresario. Foto: Rey Esquer/ Debate Leer más: La alerta por Covid-19 desestabilizó a las familias: psicóloga de Los MochisA Alfredo, Guadalupe y a doña Gabriela los pueden encontrar en la plazuela de las 10:00 de la mañana alas 5:00 de la tarde de lunes a sábado, donde gustosos lo atenderán con su característica sonrisa y buena actitud ante todo. Sinaloense que se respeta sabe lo sabroso que son los asientos de puercos



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