Investigadores proponen ‘burbujas escolares’ para el regreso a clases



Desde las 7:30 horas, decenas de padres de familia ya estaban formados a las afueras de la escuela primaria General Francisco Menéndez, en la alcaldía de Benito Juárez, a la espera de que el colegio abriera. El plazo se cumplió y era momento de regresar a las aulas.
Minutos antes de las 08:00 horas las puertas azules del colegio se abrieron y la directora del plantel, la maestra Laura Mercedes López García, dio la bienvenida a los estudiantes y a sus padres. En la puerta, durante 35 minutos la docente recibió, uno a uno, a los estudiantes que chocaron puños con ella una y otra vez. Aunque en todo momento usó mascarilla era evidente que a cada uno de ellos los recibió con una sonrisa.
Según reportó la maestra, en esta primera jornada se tuvo la asistencia de 82 niños y se prevé que hoy asistan 60 más. Se trata, en promedio, del 50% de la matrícula de este plantel. El resto de los alumnos no asistirá -de momento- a las aulas.

“De los (papás) que ya nos expresaron que su deseo es que sus hijos tomen clases presenciales este ciclo escolar, los hemos dividido según la capacidad de los salones y no estamos recibiendo más de 10 niños por aula diario”, explicó la directora.
En entrevista, subrayó que las puertas de la escuela estarán abiertas en todo momento para cuando los padres de los estudiantes que rechazaron volver a las clases presenciales deseen llevarlos, sin importar en qué momento del ciclo escolar se encuentren.
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“Yo les dije a los papás ‘está Aprende en Casa, continúen viéndolo y el día que ustedes se sientan más seguros para traer a sus hijos, tráiganlos, ese día la escuela se compromete a elaborar y aplicar una evaluación diagnóstica para su hijo y con base en los resultados de esa evaluación el maestro estructurará una estrategia para que su hijo siga aprendiendo’. No se tienen que sentir agobiados los padres de familia, es lo que menos queremos”, subrayó López García.
A la espera de tener los primeros resultados sobre cómo funciona la apertura de las escuelas, tanto a nivel de aprendizaje como en los contagios de COVID-19 que se pudieran presentar, lo cierto es que el regreso a clases presencial no puede ser una discusión donde las opciones solo sean blanco y negro en donde todos los niños deban seguir en casa o que todos deban volver a las escuelas, por ello, investigadores del Cinvestav proponen que los colegios apuesten por la creación de burbujas escolares con las que se podrá no solo tener un regreso a clases seguro, sino que se incentivará la convivencia de los menores con sus pares y se disminuirá de forma considerable la posibilidad de contagios de COVID-19.
En entrevista con Animal Político, Marcos Nahmad Bensusan, investigador titular del departamento de Fisiología, Biofísica y Neurociencias del Cinvestav-IPN, coautor del estudio “Segregación de niños en grupos pequeños para el aprendizaje presencial durante la pandemia COVID-19”, explicó que luego de leer distintos artículos que abordaban la segregación social como una medida positiva para evitar la propagación de enfermedades, se le ocurrió que esto se podría aplicar en las escuelas y con ello lograr que los niños continuaran su formación académica sin correr riesgos. Su trabajo y el de Luis Manuel Muñoz Nava -el otro coautor del estudio- comenzó en junio de 2020.

Consulta la propuesta en https://t.co/9ILKW1U3c6 Escríbenos a: [email protected] Síguenos en redes #nucleosporlaeducacion#educacionprimaria pic.twitter.com/GJn5Xe432e
— Nucleos por la Educación (@nucleosporlaedu) July 22, 2020

Esta propuesta contempla que los menores tomen clases en grupos de cuatro alumnos y que se reúnan en la casa de uno de ellos. Con seguimiento de un padre o tutor los niños podrían tomar clases juntos como si estuvieran en la escuela y no tendrían que hacer uso del cubrebocas.
Para garantizar que esa burbuja estuviera libre de riesgo de contagio, diariamente los padres de los menores tendrían que llenar distintos cuestionarios en los que indicaran cualquier posible síntoma de enfermedad para que oportunamente se pudieran tomar decisiones.
“Lo que queríamos es que los niños dentro de estas burbujas, estos núcleos, pudieran interactuar de manera completamente libre sin que tuvieran restricciones porque las interacciones entre los niños en pandemia se volvieron un poco raras, así que empezamos a desarrollar un protocolo de cómo podría esto funcionar en las escuelas”, subrayó Nahmad Bensusan.
Seguimiento a los padres, no a los niños
El éxito de la implementación de las burbujas escolares, entre otras, radica en el seguimiento puntual que se haría de los padres de familia porque son ellos quienes salen de casa a trabajar y mantienen contacto con otras personas.
“Los adultos de todos los núcleos están conectados con un nodo principal al que le llamamos ‘sociedad’ y se refiere a todas las interacciones fuera de la familia que los puede infectar”, puntualiza el doctor Muñoz Nava, coautor del estudio.
Con apoyo de un modelo computacional fue posible simular distintos escenarios para comprobar si la propuesta tenía algún sentido.
Para ello tomaron como referencia burbujas conformadas por 4, 6, 8, y 20 alumnos. En todos los casos el modelo contempló que los estudiantes tuvieran contacto directo con sus compañeros sin hacer uso de la mascarilla, además de que también se sumó otro grupo de 20 estudiantes haciendo uso del cubrebocas, un poco como ha planteado la SEP para este regreso presencial.
“En las burbujas de 4 niños en el 82% de las veces no hubo contagio y si lo comparamos en un regreso a clases como ahora se plantea es relativamente similar, en 77% no hubo contagio, la única diferencia es que acá la probabilidad de que los niños se contagien es solo 3 estudiantes y en el otro caso son 20 niños”, subraya el doctor en ciencias.
Para confirmar los resultados obtenidos a través de los modelos que crearon, compartieron su proyecto a una escuela primaria privada de la Ciudad de México la cual -sin un protocolo estricto- implementó la propuesta de los académicos.
Durante 47 días este proyecto se desarrolló en el colegio -entre octubre y diciembre de 2020- en donde se pudieron confirmar los resultados positivos de la estrategia.
Aunque durante el tiempo del estudio en la primaria se tuvo notificación de cinco contagios, se estimó que ninguno de estos se originó dentro de las burbujas. Otro dato relevante que encontraron es que el tiempo que los niños y familias de los casos positivos debieron aislarse fue muy reducido, lo que permitió que los estudiantes continuaran con sus clases presenciales.
“Como un problema complejo que estamos viviendo se requieren opciones, y no todos los papás quieren mandar a sus hijos a las escuelas y a lo mejor si las escuelas dicen que tendrán modalidad presencial, algunos con burbujas y a lo mejor yo prefiero no riesgo y todo en línea, pues todos tendrían opciones”, resaltó Nahmad Bensusan.
“Creemos que hay mucho futuro de la propuesta de núcleos incluso post-pandemia porque los chavos, muchos de ellos no tienen acceso al internet en sus casas, que al juntarse con otros chavos que si tienen se pueden romper las brechas de desigualdades en muchas familias. Creemos que la propuesta hacia esa dirección tiene mucho futuro”.
El reto más importante para poner en marcha las burbujas escolares sería en materia logística a fin de que los alumnos vivan cerca de quienes conformen estos núcleos y no deban trasladarse grandes distancias, por lo que consideraron que este modelo podría ser de ayuda para reforzar algunas otras estrategias que se contemplen a fin de poder atender los requerimientos particulares de cada comunidad escolar.
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