¿Dónde está mi confianza?



Para saber. Alejandro Magno tenía como pintor imperial a Apeles. Solo él podía hacerle retratos. Un retrato fue tan perfecto que se dijo que existían dos Alejandros: el hijo de Filipo y el pintado por Apeles. Se lo debía a su perseverancia: No se permitía un día sin pintar. De ahí el dicho latino: “Nulla dies sine linea” (Ningún día sin línea). San Pablo invita a perseverar en la fe a los gálatas, quienes habían acogido la fe con gran entusiasmo, pero ahora peligraban de perderla por creerse salvados solo por sus buenas obras y no por Cristo, nuestro redentor.
Para pensar. Un famoso cantante francés del siglo XX, Charles Aznavour (1924-2018), fue considerado el “Frank Sinatra francés”. Pero su camino no fue fácil. Era un cantante bajito y feo al que todos despreciaban. Tuvo que perseverar y superar muchas dificultades. En Inglaterra lo llamaban AzNoVoice (Az Sin Voz). Pero perseveró, tuvo fe en sus posibilidades y logró triunfar. Llegó a ser reconocido como el máximo exponente de la canción francesa: grabó más de 1,400 canciones y vendió más de 100 millones de discos. Es común que se comiencen proyectos con entusiasmo, pero no se persevere para terminar. En la fe, también es preciso perseverar en el camino, aunque tenga dificultades. Nuestro Señor nos alimenta la esperanza: “Quien persevere hasta el final, ese se salvará” (Mt 24, 13).
Para vivir. A veces el sufrimiento o un dolor pueden disminuir la fe. San Pablo recuerda que la cruz es parte de la fe y a través de ella Cristo nos salvó y justificó. La santidad viene del Espíritu Santo y gracias a la redención de Jesús: es lo que nos justifica en sentido estricto, es decir, lo que nos hace justos frente a Dios. 



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