Su pasado lo persigue: los dardos de Yasna Provoste contra Sebastián Sichel por sus actividades de lobista y que reflotan los conflictos de interés del candidato de gobierno



Uno de los momentos más candentes del primer debate presidencial fue cuando la candidata de Nuevo Pacto Social, Yasna Provoste, encaró a Sebastián Sichel por su pasado de lobista para “empresarios poderosos”, pese a que al abanderado de la derecha se ha esforzado por presentarse como el “Presidente de las pymes”.
Provoste esgrimió como fuente un papel que mostró en cámara con el curriculum de Sichel, impreso directamente desde Wikipedia, lo que el candidato de Chile Podemos + intentó desacreditar, calificándolo de poco serio.
Sin embargo, y más allá del origen de la información esgrimida por la senadora DC, que Sichel trató de bajarle el perfil lo más posible, lo cierto es que el exDC y ex Ciudadanos efectivamente tiene un pasado de lobista, y una serie de conflictos de interés que lo persiguen, como lo ha relatado El Mostrador en una serie de reportajes publicados en el pasado reciente.
A su llegada a la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), el nombre de Sichel provocaba clara incomodidad, como evidencia una nota de este medio publicada en mayo de 2018. “Entre los que conocen a Sichel, saben que su trabajo se acercaba más al de un lobista y no al de un simple asesor de marketing”, señala dicho reportaje.
Es más, el mismo Sichel relató en Revista Capital que antes de llegar a Corfo realizó para Albemarle, inversora a la que asesoró a través de la agencia de comunicaciones Paréntesis, “una auditoría de percepciones, una encuesta que buscaba ver cómo impactaba la crisis de credibilidad de empresas del litio, a raíz del caso SQM, en la marca de otro actor de la industria, que entonces era Rockwood”, según mencionó.
Cercanos a la industria agregan que, además, en esa época el hoy candidato de la derecha habría ofrecido sus servicios a otras empresas de la industria del litio, un ámbito en el que la Corfo tiene mucho que decir y tomar decisiones estratégicas, dado que el Litio es de todos los chilenos pero sus yacimientos se entregan en arrendamiento para permitirle a los privados explotarlo económicamente, y es precisamente la Corfo la encargada y responsable de ello.
Otro punto que causó controversia a su llegada a Corfo, fue la información -también revelada por El Mostrador- del nexo de Sichel con una empresa que aparecía en una lista con cinco pagos a su nombre desde Soquimich, en plena indagatoria de  delitos tributarios y financiamiento ilegal de campañas política. Se trataba de Giro País Spa, una sociedad en que Sichel tenía –al menos hasta ese entonces- participación accionaria.
Pero eso no es todo. En enero, El Mostrador también develó otro flanco que Sichel tiene abierto, como los son los dos contratos que en el primer año del Gobierno de la Nueva Mayoría –del que ahora trata de desmarcarse lo más posible- tuvo con la Subdere y el otro con Injuv.
En concreto, Sichel “boleteó” para el segundo Gobierno de Michelle Bachelet en la Subsecretaría de Desarrollo Regional (Subdere), durante cinco meses, por $22,5 millones en total, para echar a andar un plan destinado a “materias relativas a la implementación y coordinación permanente de la medida 24 de los 100 primeros días de Gobierno relativas a un plan para los territorios rezagados”. Y también a través de la agencia de comunicaciones Paréntesis se adjudicó la licitación pública de “los Servicios de Difusión, Desarrollo y Estrategia Comunicacional de Fondo Concursable Desafío Clave 2014, del Instituto Nacional de la Juventud”, por la suma de $95.200.000 (noventa y cinco millones doscientos mil pesos), IVA incluido.
Paréntesis es una empresa fundada por los ex DC, Mariana Aylwin y Juan José Santa Cruz, de la cual -de acuerdo al último documento legal de esta sociedad, de julio de 2017- Sebastián Sichel aparece como uno de los dos dueños, informa sobre esto el medio Interferencia. En dicha empresa, la esposa de Sichel, la periodista Bárbara Encina, es directora de comunicaciones corporativas.
Dar explicaciones por Paréntesis es una constante para el exministro de Piñera. En 2014 cuando Sebastián Sichel era Sebastián Iglesias Sichel, y militaba en la DC tuvo que salir a desmentir un artículo  que acusaba de “malas prácticas” al director nacional del Instituto Nacional de la Juventud (Injuv), Nicolás Preuss, por haber adjudicado a la empresa Paréntesis Comunicaciones una suma de 95 millones de pesos para la realización de una asesoría comunicacional. En ese momento, calificó de “tendenciosas” las publicaciones.
“El candidato de los empresarios”
Si bien Sichel apostó por bajarle el tono a la información surgida en el debate, en su mismo perfil de LinkedIn reconoce que fue “Director de Asuntos Públicos en Burson Marsteller Chile, a cargo de la gestión de asuntos legislativos”. Y el hecho es que Burson Masteller fue una de las primeras empresas que reconoció hacer lobby en Chile.

Aprovechando este dato, durante una actividad en terreno en Valparaíso, hoy Provoste volvió a arremeter contra el “candidato lobista”, como ya bautizan a Sichel en el entorno de la abanderada DC.
“Todo el país vio que cuando le pregunté por el impuesto a los súper ricos, y particularmente por su participación en empresas como lobista, él delante del país lo negó. Entiendo que a algunos no le haya gustado la fuente. Si no le gusta Wikipedia, puede ir a LinkedIn, a su biografía o a la plataforma oficial de la Ley de Lobby, donde la empresa a la que él prestó servicios está catalogada como una empresa de lobby”, indicó la senadora DC.
Los datos sobre la mesa no son menores, si se considera que en su mismo sector Sichel es motejado como “el candidato de los empresarios, de los LyD que no quieren perder influencias y de políticos que no quieren perder poder”, como lo calificó en su momento la alcaldesa de Providencia, la UDI Evelyn Matthei. O, en palabras de Hugo Herrera, el excoordinador programático de la campaña de Mario Desbordes, como “el candidato que, como tras eventuales fachadas es, finalmente, el testaferro de grupos económicos y de fácticos políticos, y cuyo programa es severamente economicista”.
 



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