¿Cómo puede la innovación ayudar en la crisis hídrica?



La crisis hídrica que vive nuestro país crece preocupantemente. Hace algunos días el Gobierno decretó emergencia agrícola en las regiones de Coquimbo, Valparaíso, O’Higgins, Metropolitana y del Maule, las que se suman a la región de Los Lagos. En total son 146 las comunas que enfrentan déficit y esto afecta a cientos de pequeños y medianos agricultores que necesitan del agua para la subsistencia de sus negocios.
Las autoridades destinaron un fondo de $100.000 millones de pesos para combatir la sequía, pero hoy estamos en un punto donde la respuesta al problema debe ir más allá de únicamente el ámbito monetario. Si las grandes empresas tampoco están entregando propuestas efectivas, es momento de buscar colaboración en el mundo del emprendimiento y la innovación.
Si miramos ejemplos extranjeros tenemos el caso de Israel, donde la escasez de agua parecía un obstáculo enorme para un país que buscaba desarrollar la agricultura. ¿Qué medidas tomaron y cómo lo hicieron? Con sentido de urgencia y aplicando innovación, casi la mitad del agua que se utiliza en la industria agrícola israelí es reciclada, lo que permitió convertir al sector en uno de los motores de la economía local pese al clima desértico. Hoy lideran mundialmente el uso de agua reciclada con un 85%, seguidos muy atrás por España con un 20%. También construyeron plantas desalinizadoras y han trabajado en métodos de irrigación innovadores como el riego por goteo, que ayuda a ahorrar y maximizar la efectividad del agua.
Volvamos a Chile; tenemos un modelo de desarrollo económico que durante décadas se ha basado en la exportación de materias primas y commodities, con poco espacio para la industrialización e innovación. Cada cierto tiempo surge la discusión sobre si debemos seguir aferrándonos a este modelo o sofisticar la matriz productiva para alcanzar un crecimiento sostenido. Pero quizás la respuesta no está en decidir entre A o B, sino crear en C, D, y E como nuevas opciones.
El físico y profesor chileno César Hidalgo plantea en este debate crear un encadenamiento hacia atrás, el cual no implica abandonar la exportación de materias primas, pero sí sumar otras actividades económicas más complejas que coexistan con las actividades tradicionales y que vayan hacia atrás en la cadena de valor (enfoque de procesos productivos), entregando mayor valor agregado a las primeras etapas de transformación de la materia prima. En el caso del cobre, no es más valioso invertir en fundiciones, refinerías o fábricas, sino más bien en fortalecer el desarrollo “aguas arriba”, con proveedores y contratistas mineros, por ejemplo.
Aplicando el mismo ejemplo a la crisis agrícola no resolvemos el problema hídrico si cambiamos nuestro tipo de cosecha y elegimos una que utilice menos agua, pero sí creamos un cambio importante al desarrollar tecnología, inteligencia artificial e innovación que faciliten la cosecha y optimicen los recursos naturales, o que busquen nuevas fuentes de alimentación. Se estima que en el año 2025 el 60% del planeta sufrirá de escasez hídrica, en muchos casos de forma extrema. Es momento de dar espacio y escuchar las propuestas de los nuevos talentos, creadores, inventores e innovadores que aborden el problema con una mirada nueva y propongan soluciones novedosas a la forma de encarar y resolver esta crisis que no solo afecta al país, sino que a todo el planeta de manera transversal. El tiempo es ahora.
 
 
 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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