los “Piñera Papers” tienen como víctima colateral al candidato presidencial de la derecha, Sebastián Sichel, y así lo asumen todos en el sector. De ahí que el abanderado de Chile Podemos + decidiera salir a profundizar su estrategia de descuelgue del Gobierno, para marcar distancia y evitar que las esquirlas de este nuevo escándalo financiero que involucra al mandatario impacte su postulación a La Moneda.
Si en las horas posteriores a la difusión del reportaje de Ciper y Labot, realizado en el marco de un trabajo global del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), Sichel pidió a Piñera “dar todas las explicaciones necesarias” por este caso, ahora el exministro fue más frontal con su exjefe.
Fue durante un conversatorio organizado por la PUC y La Tercera, donde Sichel se explayó más en el asunto de la millonaria operación en islas Vírgenes para la compraventa de minera Dominga supeditada a la no declaración de área protegida a la zona del proyecto.
Consultado al respecto, Sichel consideró que “se requieren más aclaraciones de las que han habido hoy día, porque habría espacio para un conflicto de interés que no debería existir en quien toma decisiones”, estimando así que las explicaciones hasta ahora emitidas por el Mandatario –como la declaración que entregó ayer en el patio de La Moneda- han sido insuficientes.
A juicio de Sichel, “se requiere explicar hasta el último detalle”. Incluso, fue más allá de la postura del Gobierno y planteó que “no basta con lo que hayan resuelto los tribunales”, como es la tesis que ha intentado instalar el Mandatario de que el tema ya fue zanjado por la justicia, aunque en rigor lo que ocurrió fue que la Fiscalía no perseveró en la indagatoria.
A renglón seguido, el expresidente de Banco Estado filosofó sobre el asunto, y señaló que “me cuesta entenderlo porque nunca he tenido un patrimonio así. Lo que necesitamos es transparencia total (…) El conflicto de interés es una de las mayores tragedias de la élite”.
En cuanto al posible impacto de este nuevo impasse de Piñera en su candidatura presidencial, el exministro añadió que “está en juego la credibilidad del sistema político todos los días, deberíamos ser transparentes respecto a conflicto de interés en el mediano plazo. Todas las personas que están en el poder ojalá hayan ejercido también en el mundo privado. No debería ser Presidente quien salta del patio de la universidad al Congreso. Falta esa experiencia práctica. Lo que no puede pasar es que desde el Estado haya intereses fuera de la política pública”.
Peor más allá de los descargos de Sichel, lo cierto es que al abanderado de la derecha le cuesta desmarcarse de su imagen del candidato de la “continuidad”, como lo han apodado sus contendores en la carrera presidencial, como Yasna Provoste.
Esto, porque Sichel no solo fue funcionario del actual Gobierno (como ministro y presidente del BancoEstado), además su candidatura la sostiene el conglomerado oficialista, que gobierna con la actual administración. Como si fuera poco, integró a su comando de la exsubsecretaria de Prevención del Delito, Katherine Martorell, lo que –en palabras del analista Axel Callís– “gubernamentalizó” su campaña.
Y así lo ratificó en una columna publicado hoy por El Mostrador el director de Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, Marco Moreno: “El Presidente Piñera no estará en la papeleta del 21 de noviembre, pero la gente verá en Sebastián Sichel a su representante y, por lo tanto, contra él se dirigirá la rabia de la opinión pública encuestada en las próximas mediciones de clima político y, muy probablemente, el castigo a Sichel en las urnas”.
