Depresión y ansiedad aumentaron 25% en el mundo



La pandemia de COVID-19 ha hecho que Jorge se pregunte si vale la pena seguir luchando, ante el encierro y la posibilidad de enfermarse él o alguien de su familia. Pensar en el futuro, en cómo será ahora la vida le ha generado episodios de ansiedad que antes no sufría.
“He tenido diversos episodios de ansiedad. Yo los puedo definir que han sido en tres momentos: la primera la etapa del encierro; la segunda, la etapa del miedo y la tercera la etapa de la de la costumbre a la nueva vida”, comenta Jorge, de 37 años.
Él no es el único que ha sufrido depresión y ansiedad. De acuerdo con un estudio de la revista The Lancet, los casos de depresión y ansiedad aumentaron en promedio un 25% en el mundo en 2020 a causa de la pandemia de COVID-19.

Los resultados demuestran que la depresión aumentó un 28% y la ansiedad un 26%, en 2020.
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El estudio es el primero en evaluar el impacto de la pandemia en los problemas depresivos clínicos y la ansiedad, divididos por edad, sexo y localización en 204 países y territorios en 2020.

La doctora Martha Alicia López Jaime, subdirectora del Hospital de Psiquiatría del IMSS señaló – en un boletín – que los trastornos mentales que más se han presentado son los de ansiedad, en particular de tipo generalizada (la persona está preocupada todo el tiempo), trastorno de pánico y fobias sociales; se han incrementado los trastornos afectivos y los relacionados con situaciones estresantes, en particular estrés postraumático y de tipo agudo.
El conocer de casos de gente cercana provocaba miedo y preocupación constantes a Jorge. “Amigos, familia, conocidos que se contagian y entonces, pues ahí es la etapa donde dices ¿qué es lo que me va a pasar a mí? ¿qué le va a pasar a mi familia? ¿Voy a estar, ya no voy a estar? ¿Sigo luchando o ya no?”, cuenta.
Jorge narra que esos momentos de ansiedad y tristeza “pues lo descargo o llorando o gritando. Estoy irritable todo el tiempo. No puedo conciliar el sueño, estoy como muy cansado todo el tiempo, otras veces quiero dormir todo el tiempo”.
López Jaime detalla que los principales cambios que se experimentan cuando existe un trastorno mental son irritabilidad, cambios de humor frecuentes, padecer insomnio o, por el contrario, tener mucho sueño y fatiga; dejar de comer o hacerlo en exceso.
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Las mujeres, afectadas por doble jornada
El estudio de The Lancet y datos de la ONU señalan que las mujeres se vieron más afectadas que los hombres.
El estudio Madres trabajadoras y COVID-19. Efectos de la pandemia en circunstancias de teletrabajo en México realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) señaló que las mujeres se vieron sometidas a más presión y trabajo durante el confinamiento.
“(Las mujeres trabajadoras) ven empalmada su jornada laboral con las labores de cuidado y del hogar. Por tanto, las trabajadoras se enfrentaron a la difícil decisión de quedarse cortas frente a sus metas, las cuales, en este contexto, pueden ser poco realistas, u obligarse a sí mismas a mantener un ritmo poco sostenible”, señala el informe de la ONU.
Eso le ocurrió a Montserrat. Ella volvió a la casa de su mamá durante la pandemia. Aunque trabajaba en casa, su jornada era larga y sentía la presión de ayudar con los quehaceres para que su madre al volver no tuviera que sufrir de esa doble jornada.
Al trabajo y los quehaceres se sumaron las peleas con su hermano, quien vive con ellas, pues él no cooperaba con las tareas domésticas.
“Es maestro, da clases de 7 a 3, pero no seguido. Incluso se dormía entre clase y clase. Yo me levantaba a las 7 a trabajar y bajaba a media mañana y seguía dormido. Su nula disposición para cumplir sus responsabilidades en la casa me genera ansiedad, porque siento que tengo más responsabilidad yo.
“Eso a mí me tenía estresada, con ansiedad. Aumentaron mis responsabilidades de vivir yo aquí comparado a cuando vivía yo sola y podía administrar mi tiempo y solo limpiar lo que yo ensucio”, comenta Montserrat.
Hubo un momento en que ella pensó en que lo mejor era irse y no vivir más ahí. “Ya me tenía muy mal esa situación de que él no cooperara con las actividades de la casa”.
Miedo a volver a la vida de antes
La doctora López Jaime señala que los pacientes pueden manifestar mucha incertidumbre por el futuro y los cambios que ha sufrido su vida cotidiana por la pandemia. Esto les provoca estados de ansiedad y estrés.
Explica que hay dos tipos de pacientes: quienes por el hecho de estar vacunados, sobre todo adultos mayores, tienen mucha confianza, y otros con mucha ansiedad de regresar a sus actividades normales.
“Todavía hay mucha población con miedo a los contagios y con las noticias de nuevas cepas, se genera más estrés”, comenta.
Jorge es uno de esos pacientes. “En todo momento cuidar que no se te acerque la gente, cuidar en la medida de lo posible, no tocar cosas, no hablar mucho con las personas. Definitivamente, pues es un acostumbrarse a vivir, pero bajo una circunstancia, que que no son las nuestras”.
La especialista recomienda a la población salir poco a poco con apoyo de sus familiares, comer y dormir de manera adecuada y tener actividades recreativas, diferentes a la rutina, sin descuidar las medidas sanitarias.
Con información de AFP.
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