El Legado, o cómo perfeccionar la mejor receta familiar


Es difícil conectar una película actual con sus predecedoras, y más aún cuando la distancia entre ellas es considerable. Más aún, es casi imposible recolectar los mismos ingredientes, replicar el ritmo y la estructura. En este caso, Ghostbusters: El Legado tenía la misión de ser la sucesora de las cintas de 1984 y 1989, y triunfa porque es capaz de adaptar estos elementos y usarlos a su manera. El resultado con el que nos encontramos es una cinta divertida, diseñada para los nostálgicos pero además versátil para atraer nuevos fans.
Reunir los ingredientes
Uno de los aspectos más celebrados de la cinta es el elenco que tiene, ya que lograron integrar personajes que nunca vimos en las originales, con los protagonistas de ellas. Las apariciones de Bill Murray («Peter»), Dan Aykroyd («Ray»), Ernie Hudson («Winston»), Annie Potts («Janine») y Sigourney Weaver («Dana») son precisas, justificadas y lógicas, pero también son encantadoras. Es impresionante ver cómo ha avanzado el tiempo en ellos, pero es un acierto que honra a Ghostbusters I y II.
En cuanto a los actores nuevos, todos ellos tienen una carrera propia consolidada. Solo por destacar algunos, estamos hablando de Paul Rudd, el hombre del momento; Finn Wolfhard, que hemos visto crecer desde que se unió a Stranger Things, y Mckenna Grace, de The Handmaid’s Tale. Los personajes de cada uno logran comunicar mucho más con sus acciones que con sus palabras, lo que es una victoria para la comedia.

Y por si fuera poco, el actual director se preocupó de ser fiel al trabajo del anterior. Jason Reitman tuvo un margen de maniobra que captura la escencia de las películas originales, pero supo quitar y añadir lo que era necesario para estos tiempos. Cómo no, si es hijo de Ivan Reitman, que ahora trabajó como productor. En su momento, declaró: “Estamos utilizando todas las técnicas que mi padre y su equipo implementaron en el ’84. Esto debe sentirse como una vieja receta de familia, porque lo es”.
Adaptar y consagrar
Pero sabemos que un gran elenco y un equipo talentoso no son suficientes para una buena película. Acá nos encontramos con una historia que es capaz de satisfacer a las preguntas y vacíos que deja el salto temporal entre los films, con una narración que se conecta directamente con la Cazafantasmas de 1984. El ritmo es el propio de las películas contemporáneas, veloz pero lo suficientemente estudiado para permitir que todo se cocine a fuego lento.

Ghostbusters: El Legado sabe cuándo ser chistosa, pero también cuándo ser tierna y cuándo ponerte nervioso. Tal como en las originales, nuevamente impera un balance perfecto entre lo paranormal y lo científico, el humor y la ciencia ficción. Son mezclas arriesgadas, pero que logran ser coherentes y establecer un universo propio.
Por si fuera poco, hay referencias por doquier: espectros de malvaviscos, bestias, artículos de vestuario y accesorios. Ciudades, canciones y diálogos, lo que se te ocurra que podría incluirse está. Sí, es una forma de generar fan service, pero es nanai reconfortante para los nostálgicos que fue bien aprovechado. La producción vio oportunidades y las tomaron, lo que deja todo bien sazonado.
Si eres fan de las Ghostbusters originales, amarás esta nueva entrega. Si no las has visto pero te generan curiosidad, este podría ser un punto de partida. Si no te gustan las primeras, puedes pasar sin problemas porque no es una joya cinematográfica ni un candidato para los Premios Óscar. Acá estamos frente a todo un equipo que logró perfeccionar la mejor receta familiar que tenían en sus manos.

Prepárate para creer. Mira el nuevo tráiler internacional de #Ghostbusters: El Legado, exclusivamente en cines 18 de noviembre. https://t.co/vY03igd95w pic.twitter.com/VjuYPpDBmX
— Andes Films Chile (@AndesFilmsChile) October 18, 2021

 
 





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