Libros rebeldes



La segunda feria del libro en el mundo, y la primera de lengua española, regresó a actividades presenciales este 27 de noviembre en medio de polémicas. El presidente López Obrador ha criticado a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. A su presidente, Raúl Padilla, lo considera un “cacique” que encabeza a un grupo de conservadores. “Vargas Llosa nunca falta a una feria, pero habría que ver cuánto le pagaron”, ha dicho AMLO. También “Aguilar Camín, Krauze y todos ellos”. El Presidente ha cuestionado que España haya dado el Premio Princesa de Asturias a la FIL Guadalajara y “el que lo recibe es ni más ni menos que Padilla y es el que da el discurso”.El sábado Padilla se quejó de que el gobierno federal ha eliminado completamente sus apoyos al programa cultural de la FIL. Defendió la autonomía universitaria, que “nos permitió surgir como un espacio siempre abierto al debate de las ideas y a todas las posturas intelectuales y políticas, aun cuando naciéramos en tiempos del régimen de Estado, hace 35 años. La FIL ha defendido siempre la libertad de pensamiento, el derecho de los escritores a crear mundos, pero también a cuestionar aquel en el que viven”.Además del pleito con el gobierno federal, el rector de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Villanueva, cuestionó los recortes del gobierno de Jalisco de Enrique Alfaro a la casa de estudios. “En verdad no nos gusta pelear -dijo-, a mí no me gusta pelear, siempre he preferido construir que destruir; pero como universitarios estamos obligados a defender nuestra autonomía”. El gobernador no estaba presente, pero el secretario general de Gobierno, Enrique Ibarra Pedroza, respondió y afirmó que el gobernador respeta la autonomía. Recordó que el padre del gobernador, también Enrique Alfaro, era rector en la primera feria del libro en 1987.El mundo del libro es por naturaleza rebelde. En 1987 acudió a la FIL Porfirio Muñoz Ledo, quien acababa de formar la Corriente Democrática del PRI con Cuauhtémoc Cárdenas. A Padilla le recomendaron que no le diera un papel muy prominente a un “enemigo del Presidente”, pero Muñoz Ledo estuvo en la FIL como lo ha estado ahora en 2021.En medio de estas batallas, la feria ha empezado su habitual torbellino de presentaciones, entrevistas, discusiones, encuentros, ventas y acuerdos de publicación. Y no, Vargas Llosa no vino en esta ocasión, aunque estuvo en la Universidad de Guadalajara hace unos meses por la Cátedra Vargas Llosa. Otros rebeldes, sin embargo, sí están presentes.La chilena Diamela Eltit, identificada con las causas de izquierda, recibió el premio FIL de Literatura en Lenguas Romances y advirtió contra “las fuerzas de extrema derecha” que “pugnan por gobernar Chile”, en referencia al candidato presidencial José Antonio Kast. Sergio Ramírez, quien ha sido forzado a exiliarse de Nicaragua por la dictadura de Daniel Ortega, dijo en la inauguración que “la ambición de una tiranía es la de que tu propio país se vuelva extraño, pero entonces uno vuelve a la poesía”. Ramírez lamentó haber sido alejado de los libros de su biblioteca: “Solo yo sé dónde está cada libro y puedo ir directamente a buscarlo. Ahora todo está en silencio en ese bosque”.Los lectores son incómodos para los poderosos. Por eso hemos visto tantas quemas de libros en la historia. Pero las ideas que se plasman en ellos encuentran siempre maneras de sobrevivir. Quizá por eso “leer hoy es un acto revolucionario”, como dijo en 2019 el editor Carlo Feltrinelli.Uniformados. El que la Consejería Jurídica de la Presidencia haya ordenado a su personal ocultar tatuajes y piercings, abstenerse de usar minifaldas, aretes para hombres o zapatos sin calcetines, revela el carácter conservador del régimen. El gobierno quiere un ejército de burócratas uniformado con trajes sastre.«Leer es tan revolucionario como escribir» Raúl Padilla



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