¿Hay algo de cierto en las supuestas muertes masivas por culpa de las vacunas contra el coronavirus?



Mientras la ola de ómicron provoca un número creciente de contagios por SARS-CoV-2 y cada vez más personas reciben su primera, segunda o tercera dosis de alguna de las vacunas autorizadas, sigue habiendo quienes a través de las redes sociales siguen incitando a rechazar las inoculaciones.
A un año del inicio de la campaña de vacunación, algunos siguen advirtiendo de los presuntos riesgos del proceso e incluso dicen que las vacunas tienen un número extremadamente alto de efectos secundarios.
Afirmación:
“Nunca una vacuna provocó tantos efectos secundarios y sobre todo muertes”, escribió una usuaria de redes sociales. Otro asegura que hay una “muerte masiva de personas debido a los efectos de las vacunas”. Para algunos, esto ya es un hecho real. “Millones de personas están muriendo como consecuencia de la vacunación”, sostiene una cuenta.
DW verifica: falso.
Las vacunas contra el SARS-CoV-2 llevan más de un año siendo usadas en todo el mundo a escala masiva. Más de 9.000 millones de dosis se han inyectado y los efectos secundarios graves han demostrado ser extremadamente raros.

El ministro de Salud de Alemania, Karl Lauterbach, administra una dosis a una niña en Hannover.
Para poner las cosas en contexto: estamos ante una campaña de vacunación sin precedentes históricos que ha llegado a miles de millones de personas en un plazo relativamente corto de tiempo. Solo por ello, por la cantidad de personas vacunadas, es esperable (estadísticamente) algún ejemplo de efecto secundario debido a alguna intolerancia a los medicamentos o a alergias, pero también porque las reacciones a la vacunación demuestran que el organismo está respondiendo.

La vacuna es reconocida como un agente extraño por el organismo, que en consecuencia reacciona produciendo anticuerpos. Las vacunas contra el SARS-CoV-2 son consideradas “reactogénicas”, por lo que desencadenan reacciones con mayor frecuencia. Estas respuestas, sin embargo, solo son un problema cuando son graves o persistentes.
En muchas regiones del mundo hay sistemas para notificar los posibles efectos secundarios de las vacunas para reconocerlos y tomar contramedidas en interés de la propia seguridad de los medicamentos.
Algunos sistemas de salud nacionales o continentales informan de forma transparente y periódica sobre todos los casos sospechosos notificados. Por ejemplo, el Instituto Paul Ehrlich (PEI), que es el responsable por la seguridad de los medicamentos en Alemania, publica informes mensuales con información precisa sobre los efectos secundarios y eventuales complicaciones de la vacunación. En el último reporte, el PEI resumió los datos de 11 meses de campaña de vacunación.
Resultado: en Alemania se notificaron 197.000 efectos secundarios sospechosos tras las vacunaciones y 26.000 casos graves. Vistos en términos absolutos, son números altos, pero en relación con la totalidad de las dosis administradas ya no lo son. Es decir: de las 123 millones de vacunas inyectadas, solo en el 0,16 por ciento de los casos se reportaron efectos secundarios y en el 0,02 hubo reacciones consideradas graves.

Protestas antivacunas en Mannheim.
El objetivo de estos informes es supervisar “con la máxima prioridad y desde el comienzo los casos sospechosos de efectos secundarios y complicaciones generadas por las vacunas”, de acuerdo con el jefe del PEI, Klaus Cichutek, y el director del Instituto Federal de Medicamentos y Productos Sanitarios, Karl Broich, quienes hicieron esas declaraciones en un balance realizado a un año del inicio de la campaña.

Las cifras alemanas coinciden con los datos reportados a nivel europeo. Según la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), el número de casos de efectos secundarios generados por las vacunas en la Unión Europea y el Espacio Económico Europeo (EEE) está entre el 0,1 y el 0,32 por ciento, dependiendo del total de vacunaciones.
En la UE y el EEE se inyectaron en total 627,5 millones de dosis hasta el 1 de diciembre de 2021. En 835.484 casos, hubo efectos secundarios dignos de mención; es decir en el 0,13 por ciento.
Conclusión:
Las afirmaciones sobre millones de casos de efectos secundarios, incluso de “muertes masivas” generadas por las vacunas, no tienen fundamento. Los datos muestran, al contrario, que los efectos secundarios y las reacciones graves son muy raras.
Y sin embargo, en las redes sociales se están difundiendo reportes falsos, según los cuales los hospitales están llenos de pacientes que fueron tratados por “efectos secundarios moderadamente graves de la vacuna”.
Un usuario afirmó que una enfermera de la clínica Neubrandenburg, en Alemania, afirmó que estaban saturados con pacientes con efectos secundarios graves tras vacunarse, pero el centro médico desmintió tajantemente esas afirmaciones.



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