Cuarteto La Blues Willis lanza disco sobre pistoleros traicioneros


Sólo por su nombre, la banda porteña La Blues Willis ya merece que se le preste atención. Creado en 2011, el grupo funcionó originalmente como un dúo acústico integrado por Joaquín Castillo (guitarra y voz) y Felipe Hurtado (armónica). Ambos solían recorrer todo el circuito de bares de Valparaíso, y cada vez que les tocaba presentarse en cierto establecimiento se encontraban con dos parroquianos calvos que al parecer nunca se iban a sus casas. Uno era idéntico a Phil Collins y el otro era igualito al protagonista de la saga fílmica “Duro de matar”.”Esto era en plena época de la revolución pingüina, y los dos pelados estaban permanentemente en la barra e interactuaban con nosotros, que en ese tiempo aún no teníamos nombre como grupo. Cada vez que tocábamos un cover de Víctor Jara, el Phil Collins se subía al escenario a declamar algunos versos por los derechos de los estudiantes, y el Bruce Willis nos pedía que tocáramos alguna canción del flaco Spinetta. Después nos tomábamos unos copetes con ellos, claro, pero llegó un día en que al Bruce Willis ya no lo vimos más”, recuerda Castillo.Para honrar la memoria del enigmático personaje de puerto, los dos músicos decidieron mezclar el blues, género que cultivaban en esos años, con el nombre del astro hollywoodense. Surgió así su identidad como La Blues Willis. Luego grabaron un par de discos y algún tiempo después, a comienzos de 2019, el conjunto se transformó en cuarteto con la incorporación de Pablo Jerez (batería) y Javier Molina (bajo). Es así como ahora presentan “Desierto”, su nueva producción, grabada con el sello Ceguera Records, en la que utilizan letra y melodía para hablar de pistoleros fronterizos, negocios sucios y traiciones mortales.”En nuestras canciones nos gusta contar historias, con personajes y todo, y también nos gusta harto el spaghetti western. Por eso en el disco incluimos una canción que se llama ‘Por un puñado de soles’. Felipe, que ahora es nuestro armonicista, vive en Arica, donde es dueño de un restorán, y yo he ido varias veces a visitarlo. Allá pasan hartas cosas como las que evocamos en nuestras canciones, con negocios ocultos, manejos de poder en las sombras, y todo lo que implica el hecho de estar en la frontera”, comenta Castillo.”Arica está a sólo cuarenta minutos en auto de Tacna, pero lo que realmente hace que uno se demore en ese viaje es el trámite que hay que hacer para pasar la frontera. Nosotros hemos hecho hartos intentos de tocar en Tacna, pero nunca nos ha resultado. Es todo un lío fronterizo, y eso se mezcla con noticias de desfalcos en servicios públicos de Arica y con temas complicados que tienen que ver con la administración de la ciudad. Todo eso nos inspiró a crear esos personajes e historias que hablan de un submundo en la frontera, en un ambiente desértico, que es un escenario atractivo para nosotros”, agrega el músico.¿Alguna vez han pensado hablar con Bruce Willis para que toque armónica con ustedes?No, ja, ja, no se nos había ocurrido. Igual está buena la talla.Podría ser una buena estrategia de marketing.O sea, yo creo que si lo invitamos a subir al escenario con nosotros, y él nos pesca, de más que lo hace. Igual a él le gusta eso, le gusta ser figura.



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