Talleristas de PILARES acusan que les reducen apoyos y duplican trabajo



Alrededor de 400 monitores y mediadores del programa Talleres de Artes y Oficios Comunitarios para el Bienestar en la CDMX (TAOC) están en riesgo de perder sus apoyos, pues para este 2022 sólo se beneficiará a 50, y aquellos seleccionados deberán realizar el doble de trabajo a cambio de la mitad del apoyo económico que recibían el año pasado.
Desde 2019 y con el objetivo de impulsar la cultura comunitaria en las 333 colonias de la CDMX con más altos niveles de marginación, la administración de Claudia Sheinbaum presentó una batería de programas sociales -incluido TAOC-, sin embargo, para este 2022 sus reglas de operación fueron modificadas en perjuicio de los beneficiarios quienes -en su mayoría- reciben de esta política social su único ingreso económico.
En 2021 este programa social tuvo un presupuesto de 161 millones 781 mil pesos. Con este recurso se apoyó a mil 294 talleristas que laboran principalmente en los PILARES de la capital y quienes recibieron apoyos de entre 6 mil 400 y 7 mil pesos mensuales; 293 monitores que recibían 12 mil pesos mensuales; y 67 mediadores a quienes se les daba una ayuda económica de 15 mil pesos.

Sin embargo, para este 2022 la Secretaría de Cultura local eliminó la figura de mediadores y los monitores pasaron de ser 293 a 50, además de que su apoyo fue recortado a la mitad, pues ahora solo recibirán 6 mil pesos.
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“En 2020 y 2021 mínimo nos pedían 35 horas -porque siempre hacíamos más- por el pago de 12 mil pesos, ahorita son 30 horas por 6 mil pesos, (además) nuestra relación (con la Secretaría de Cultura) es de beneficiarios porque no tenemos ninguna relación laboral ni prestaciones, pero por ejemplo sí se nos pidió acudir a las jornadas de vacunación, a los kioscos, esas actividades no venían estipuladas en nuestras reglas de operación y se nos convocó a asistir.

“También se nos convocó, y ahí sí fue obligatorio, ir a una estrategia territorial donde realizamos encuestas casa por casa para saber si conocían el programa PILARES”, reclamó uno de los beneficiarios del programa -quien el año pasado se desempeñó como monitor- y quien pidió se omitiera su nombre.
La demanda del trabajo que implica cubrir los requerimientos del programa, agregó, le impidió buscar algún trabajo e incluso debió poner pausa a sus estudios, por lo que reprochó a las autoridades capitalinas que los estén dejando a la deriva porque el apoyo que reciben es -en la mayoría de los casos- el único ingreso con el que cuentan.
“Además quiero agregar que mucho del material, si no es que todo el material que se utiliza para brindar la atención en los talleres que se dan en cada espacio PILARES corre a cargo de los talleristas, de los monitores o de los mediadores”, reclamó.
Otro de los entrevistados, uno de los mediadores que se quedaron sin opción de apoyo para este 2022, lamentó la decisión de la Secretaría de Cultura de recortar los apoyos sin haberlo advertido con antelación para que se pudieran preparar y buscar otras opciones para tener ingresos económicos.
En su caso, expuso, con anterioridad se había desempeñado como docente en instituciones públicas, sin embargo, ir ahorita a pedir empleo es complicado porque en su mayoría todos los grupos ya tienen asignados a sus maestros y el periodo de clases ya comenzó.
“Estamos buscando un diálogo asertivo con las autoridades para revertir esta situación o que nos den una alternativa porque no hay condiciones de seguir, no sólo por la reducción del apoyo, sino por los lugares que abrirán porque 50 monitores territoriales no cubren el número de facilitadores de servicios que hacíamos esta labor… aunque quisiéramos participar es definitivo que no habría los lugares porque es un recorte brutal”, lamentó el beneficiario desde el 2020.
Autoridades no los escuchan
Luego de conocer las nuevas reglas de operación de este programa social, los beneficiarios afectados -particularmente monitores y mediadores- sostuvieron distintas asambleas en las cuales acordaron llevar pliegos petitorios a la Secretaría de Cultura capitalina en los que solicitaron diálogo con las autoridades.
El pasado 11 de enero algunos de los beneficiarios de este programa social acudieron a la sede de la dependencia para exponer sus preocupaciones. Según explicaron, después de haber platicado con la titular de la dependencia, Vannesa Bohórquez, los recibió Xavier Aguirre Palacios, recién nombrado titular de la dirección general de vinculación cultural comunitaria.
“Con Xavier Aguirre Palacios es con quien hemos tenido este trato -ahora sí que maltrato- porque a pesar de que nos recibió no fue un diálogo, él con sus palabras mencionó que nos iba a escuchar pero que nada más (…) que las reglas de operación no iban a cambiar y que nosotros no podíamos estar exigiendo lo que estábamos recibiendo por el pago de nuestras actividades”, narró el joven.
“En otros programas sociales como en SIBISO (Secretaría de Bienestar local) la continuidad de sus facilitadores de servicios es lo principal en sus reglas de operación que mencionan que se buscará la continuidad y en su caso se abrirán nuevas convocatorias y aquí en la Secretaría de Cultura no está pasando, no nos respetan la continuidad de nuestra labor y además se nos está agrediendo en nuestra dignidad y el trato que estamos recibiendo”.
Para que toda la comunidad de beneficiarios que están en la misma situación se propuso que el diálogo fuera abierto o que se pudiera transmitir a través de sus redes sociales, sin embargo, los entrevistados refirieron que las autoridades de la dependencia se rehusaron.
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Y faltan reglas de operación a promotores culturales
“La cultura es importante, hace cambios básicos en la vida social y si de veras quieren conseguir esos cambios, deben tener una continuidad”, dice Inés en entrevista telefónica.
Durante años, la mujer se ha dedicado a llevar talleres culturales a los parques, cuidar niños, hacer manualidades. Dice que ha sido “todóloga”. En 2019 se enteró de la convocatoria que abrió la Secretaría de Cultura de la CDMX que buscaba promotores culturales, así que sin dudar llenó su solicitud pues el apoyo mensual de 10 mil pesos no solo era muy atractivo, sino que le permitiría buscar un nuevo espacio donde vivir porque ella y sus dos hijos habitaban en un cuarto de azotea en donde debían compartir el baño con otras personas.
En 2020, después de hacer un guardadito, logró cambiarse y ahora ella y sus hijos viven en un espacio privado, sin embargo, esta buena racha parece estar llegando a su fin.
Y es que a pesar de que la Secretaría de Cultura local les informó a los beneficiarios del programa social Promotores Culturales para el Bienestar que éste no desaparecería y las reglas de operación se publicarían a más tardar el 14 de enero, es fecha que no ha sucedido y más de mil beneficiarios están en el limbo sin saber si seguirán recibiendo el apoyo o no.
“Este ingreso es el único que tengo y ahorita sí puedo decirte que estoy en crisis total porque no sé cómo voy a pagar mi renta ni cómo voy a solventar todos mis gastos del siguiente mes porque además voy saliendo de una situación de Covid y eso impidió moverme los primeros días del mes para buscar un trabajo”, dice Inés quien no se llama así pero que pidió no publicar su nombre real.
“A mi me costó muchísimo trabajo conseguir algo firme porque la cultura no se paga, la gente cree que vivimos del aplauso y creen que con eso ya comemos, pero no es así”.
A cambio una transferencia económica que va de los 10 a los 18 mil pesos mensuales, los beneficiarios de este programa tienen la responsabilidad de hacer llegar la oferta de servicios culturales como sesiones de libro club, cine club, patrimonio o transformaciones colaborativas y otras, a las personas que viven en las zonas de más alta marginación de las 16 alcaldías de la CDMX.
Por separado, María quien también es beneficiaria de este programa desde 2019, explicó que la incertidumbre sobre lo que pasaría con su trabajo y apoyos empezó desde el 29 de diciembre pasado cuando a través de un mensaje de WhatsApp se les notificó que el programa había llegado a su fin.
Incluso, explicó la joven, durante el año pasado no se llevó a cabo la evaluación anual que garantizaba la continuidad de los beneficiarios.
“El 5 de enero nos reunimos con la secretaría de Cultura (Vannesa Bohórquez) y nos dijo que nos quedáramos tranquilos porque todo se iba a quedar normal, pero el 6 de enero salen las reglas de operación de Talleres de Artes y Oficios y ahí vemos que redujeron los lugares disponibles, se bajaron sueldos a la mitad y casi se triplicaron las horas de servicio que se tienen que dar… estamos a la espera de las reglas de operación que nos dijeron salían a más tardar el 14 de enero, pero nuestra sospecha es que va a pasar algo similar”, explicó María.
En 2019 -cuando inició este programa social- contó con un presupuesto de 65 millones 680 mil pesos y para 2020 el presupuesto incrementó hasta los 168 millones 800 mil pesos. El año pasado se destinaron 162 millones de pesos.
Animal Político buscó a la Secretaría de Cultura capitalina para conocer si este programa desaparecerá o cuándo se publicarán las reglas de operación, sin embargo, hasta el cierre de la edición no hubo respuesta.
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