Afirma María Sojob que entrar al cine fue acto de valentía

CDMX.- Para la directora mexicana María Sojob ser cineasta ha sido un acto de valentía y de rebeldía que no piensa abandonar mientras sus orígenes indígenas delinean sus proyectos y vive una lucha imparable contra el machismo en su comunidad.”A mí me ha pasado que sueño con muchas cosas y digo que las voy a hacer y cuando me dicen que no es posible —porque eso me decían, que nunca iba a estar en la televisión— yo me empeñaba más en que sí sucediera”, relata Sojob en entrevista con Efe, y lo cumplió.Cuando Sojob era niña, en el arranque de 1994, el movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) hizo historia y puso el nombre del estado mexicano de Chiapas en el diálogo público mundial.Leer más: ¡Faltas tú! Inscríbete al Diplomado “Arte y Patrimonio Cultural en Sinaloa”Con apenas 10 años, María vio lo que estaba sucediendo en su lugar de origen desde “el tesoro” de su abuelo, una televisión muy pequeña en blanco y negro que solo transmitía las noticias en español, no en su lengua materna, el tsotsil.”Pensaba en cuánta gente de mi comunidad podía entender lo que estaba sucediendo si todo estaba en español”, recuerda.Los juegos infantiles la dejaron imaginar que ella podía transmitir mensajes desde Chenalhó (Ch’enalvo’), en su propio idioma y con ella a cuadro.”Eso se fue quedando en mi mente y en mi corazón y cuando tuve la oportunidad de seguir estudiando fue un privilegio”, asegura.Sojob tuvo suerte de tener acceso a la educación y sabe que fue gracias a que sus padres eran maestros de escuelas indígenas.”No es que ellos hubieran estudiado, mi mamá apenas terminó la primaria y mi papá era campesino, pero hubo un programa de educación para poblaciones indígenas y los llamaron”, cuenta.María creció en las escuelas de lugares recónditos de Chiapas, su destino era ser maestra como sus padres, pero su primer acto de rebeldía fue renunciar a dicho llamado familiar para estudiar en la Ciudad de México Ciencias de la Comunicación.”(La rebeldía) es algo con lo que yo he crecido y tiene que ver con mis antecedentes familiares, vengo de una familia de hombres y mujeres rebeldes, mi propia madre se reveló y salió de la comunidad porque no quería que la casaran a los 11 años, de ahí viene esa tenacidad”, afirma.Ese fue el primer paso de muchos otros muy duros y difíciles que sus recursos y su condición de mujer le impusieron, en una sociedad machista.Cumplir el primero sueño Tras sus estudios, María comenzó a dar las noticias en tsotsil como lo soñaba, grabó reportajes, entrevistas y de pronto se encontró haciendo cine documental.El siguiente paso fue decidir entre quedarse con su esposo y su hija o estudiar cine en Chile; eligió lo segundo y el costo de su decisión es algo que sigue pagando, “la sociedad condena mucho ser madre”, piensa.Su cine le ha permitido contar una visión más pura y propia que la educación y los medios masivos de comunicación habían mantenido sin voz por años.”Hay un proceso constante de colonización en todos los ámbitos, nos corresponde construir narrativas a partir de nuestro propio pensamiento, miradas y con los esfuerzos del Estado hacer posible una educación intercultural”, añora.Entre su obra se encuentra “Voces de hoy”, un documental que retrata el movimiento musical de jóvenes tsotsiles en el rock, “Bankilal” (2015) y “Tote (abuelo)” (2019).Nueva lucha Después de varios años de no residir del todo en su comunidad, María ha regresado y con ello han vuelto los sueños reveladores que caracterizan a los tsotsiles y que ella había dejado de tener.Entre sus proyectos actuales está su esfuerzo por llevar producciones cinematográficas a la comunidad en la que vive con el Cine Bolomchom, además está terminando de filmar “Por la vida”, cinta en la que retrata a mujeres lencas de Honduras que crean proyectos feministas en sus comunidades.Y además, busca financiamiento para una nueva película basada en un discurso ceremonial que soñó y que la involucrará de forma personal y muy particular en la película.”Hay una sola mujer en la comunidad que discursa, es una señora de más de 70 años que no sabe cuántos años tiene porque no se guía por horarios ni por relojes, y se trata de mi proceso de aprendizaje en el discurso ceremonial”, adelanta.Pero la lucha más cercana con la que vive a diario, es el machismo de su comunidad.”He sentido que la cuestión machista en la comunidad está más fuerte, se anulan las voces de las mujeres en las asambleas y cuando me toca hablar no les gusta lo que digo, esto es ir defendiendo y luchando por la palabra”, asegura.Leer más: Últimos días para disfrutar exposición “Al borde de un pliegue” de Javier Peláez en Culiacán, SinaloaMaría, como muchas otras directoras, es parte del Compendio de Cineastas Contemporáneas que impulsa el Festival Internacional de Cine de Morelia y la Beca de Arte BBVA.  La Libertad: Una efigie de Mazatlán con 72 años en el exilio



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