La gata Morgana (reina, dueña y señora de Universidad ARCIS)



No recuerdo en qué minuto apareció pero desde que llegué a trabajar en la biblioteca de Universidad ARCIS en la sede de Libertad 53, a mediados de los años 2000, la gata Morgana estaba ahí, rondando, marcando territorio, siendo la reina, dueña y señora del lugar. Tal parece que la gata vivía en ese histórico espacio cuando U. ARCIS arribó en búsqueda de un amplio terreno que reuniera las artes con las ciencias sociales, transformándose así la otrora Fundición Libertad, creada a finales del 1800, en un escenario único, vanguardista e ideal.
Al principio no le presté mucha atención a la gata pero -poco a poco- se apoderó de todos los lugares, incluido mi loco corazón. Por las mañanas se instalaba en la puerta metálica de ingreso de la universidad controlando las entradas de estudiantes, profesorxs y trabajadorxs y luego se le veía cómoda, segura y calientita, sobre los viejos computadores de la biblioteca. Todos los que pasaban por ahí, solicitando o devolviendo libros, acariciaban a Morgana y ella feliz, majestuosa, ronroneaba. Ya por la tarde regresaba a la puerta para controlar los egresos.
Durante muchas actividades, especialmente las formales e institucionales, sea seminarios, encuentros, visitas protocolares y un sinfín de eventos, Morgana se hacía notar ingresando llamativa e inesperadamente al lugar, teniendo que ser retirada amable y discretamente por alguno de los presentes. Todos sonreían. Era Morgana, la audaz e intrépida gata de Universidad. ARCIS. Estas desenfadas acciones e incontrolable habitad libertario transformaron a la gata Morgana en un símbolo de la universidad. Todo -o casi- todo el mundo la quería, la mimaban. Había autoridades que no la comprendían e incluso reprochaban su siempre dormilona presencia.
Recuerdo que en medio de las protestas por grave e infame crisis política, financiera e institucional de Universidad ARCIS provocada por el ahogamiento de la banca neoliberal y la pésima administración financiera en manos de militantes del Partido Comunista, Morgana siempre estuvo presente, incluso cuando hubo protestas, tomas e ingreso de Carabineros de Chile. Un día, cuando la crisis terminal era clara e inminente, Morgana desapareció. Nadie sabía dónde estaba, hasta que apareció muerta escondida en unas cajas de la bodega. Se escucharon llantos de secretarias y se expresó el sentido dolor de estudiantes y trabajadores. Moría una amiga, una dulce compañera de lo que Lemebel llamó “El Arcis de Noé”. Dolidos e impactados participamos en su especial despedida, un hermoso funeral realizado en el patio y en su inolvidable entierro bajo un viejo árbol que estaba en la Escuela de Bellas Artes. Su muerte fue un aviso, una señal de lo que vendría: el fin de un hermoso proyecto universitario creado por el arquitecto Fernando Castillo Velasco, ex rector de la Universidad Católica en tiempos de la reforma universitaria.
Morgana, sabia, no quiso ser testigo del cierre y desalojo de su hogar, transformado ahora en edificios habitacionales. Tal vez Morgana no toleró la clausura oscurantista de un espacio de la mixtura, la vanguardia y las recepciones críticas de lo que alguna vez el suplemento Artes y Letras del mismísimo diario El Mercurio llamó “La luz de la república”. Hoy abrumado por la memoria de lo que ARCIS se llevó pienso en miles de estudiantes, profesores y trabajadores que vimos hundirse un proyecto de vida que era mucho más que un negocio universitario, como desgraciadamente lo asumieron las autoridades. Hoy pienso en ese “Arcis de Noé” que navega en el imaginario político, social y cultural de muchos que esperamos encontrar la tierra prometida. Hoy más que nunca, mucho más allá de las oportunistas disputas entre la UDI y el PC, pienso en la aguerrida e inolvidable gata Morgana y rescato su memoria que vive entre nosotrxs para seguir luchando por toda la verdad y toda la justicia frente al criminal e imperdonable cierre de nuestra incendiaria Universidad de Arte y Ciencias Sociales ARCIS

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