Las adversidades que dramatizan el ocaso de una vida



Recientemente tuve la oportunidad de ver una película que me cautivó, la cual me hizo también entrar en una reflexión que deseo aprovechar para mi colaboración de hoy. El largometraje referido lleva el título de El padre, un filme dirigido por el dramaturgo francés Florian Zeller, quien hace una magistral adaptación al cine de su propia obra teatral, en donde el reconocido y galardonado actor Anthony Hopkins, logró una actuación tan imponente que le valió ganar de nuevo un Óscar el año pasado.En esta cinta se desentrañan los avatares que encierra el ocaso de una existencia donde, debido a la demencia senil, un ingeniero jubilado lucha por distinguir lo real de lo imaginario, aferrándose a sus recuerdos para enfrentar la hostilidad de lo desconocido.Ahora bien, a pesar de mi afición por el cine, la verdad es que disto muchísimo de tener los recursos para ser un crítico del denominado séptimo arte, por lo que mi intención de traer a colación esta película no es otra que reflexionar sobre ese ineluctable destino al que usualmente evitamos otear por temor o inseguridad. A final de cuentas y si Dios nos permite llegar a la vejez, de nada servirán las evasivas, la indiferencia y hasta esas fobias a las que, como un mecanismo de resistencia, solemos eventualmente recurrir para evitar pensar en lo que podríamos llegar a vivir al final de nuestra existencia.Y considerando que de por sí la vejez conlleva una serie de adversidades debido al inevitable deterioro físico y mental, estas se ven exponencialmente dramatizadas cuando existen condiciones de vulnerabilidad que hacen de esta etapa de la vida todo un martirio.En esta situación se encuentran muchos adultos mayores que, presas de la indiferencia familiar, social y gubernamental, sobreviven entre la desesperanza de su abandono y la ansiedad por aprisionar los recuerdos de una vida que, tal como lo experimenta Anthony Hopkins en la película El padre, parecen difuminarse conforme avanza la tan temida demencia senil.Todo esto me hizo nos debe hacer pensar y reflexionar sobre las condiciones en que viven muchas personas de la tercera edad en nuestro país, donde lejos de tener un retiro tranquilo y los cuidados que necesitan, es común verlos olvidados por su propia familia, y a otros más hasta en situación de calle pidiendo limosna. Ante esta situación es que surgen centros que dan auxilio a estas personas, como un lugar en nuestra ciudad llamado Casa Hogar El Buen Samaritano. Este espacio de beneficencia alberga actualmente a casi medio centenar de adultos mayores, quienes entre la pobreza y la marginación han encontrado en este lugar un refugio para sobrellevar el abandono familiar y la indiferencia social.Recientemente, atendiendo las indicaciones del gobernador del Estado, Dr. Rubén Rocha Moya, en el sentido de llevar la vacunación contra el covid a todos los adultos mayores que se encuentran postrados e impedidos de asistir a los centros de vacunación, esta casa hogar recibió la visita del titular de salud en el estado, Héctor Melesio Cuen Ojeda, quien se hizo acompañar de una brigada de vacunación para inocular a sus residentes.Este apoyo representa sin duda un enorme beneficio para esos adultos mayores, los cuales en su mayoría padecen serias comorbilidades que los hace sumamente vulnerables ante la pandemia. Sin embargo, son muchas otras las carencias que prevalecen en ese lugar, las cuales han sido difundidas en varias ocasiones por esta casa editorial El Debate, medio que constantemente realiza una invaluable labor social como una caja de resonancia de las demandas sociales más sentidas.Si nos es difícil pensar que de llegar a esa etapa de la vida, tarde o temprano nos enfrentaremos a las consecuencias de nuestro natural deterioro fisiológico y cognitivo, imaginemos ahora lo que sería vivirlas en total soledad y en unas condiciones de vulnerabilidad asistencial, alimenticia y de cuidados médicos como las que padecen muchísimos ancianos.Ante este hecho en particular, el llamado es por consiguiente a la solidaridad y la compasión, tanto a todos nuestros lectores como a las autoridades de los tres niveles de gobierno, a efecto de poder sumar esfuerzos y tenderles la mano a estos adultos mayores como los que se encuentran en la casa hogar El Buen Samaritano, donde a pesar de los esfuerzos realizados hasta hoy, siguen padeciendo de muchas necesidades que les hace insufrible transitar por el ocaso de sus vidas.NO A TODOS LES SONRÍE ASÍ LA VIDA.- Reflexionando sobre las vicisitudes que se experimentan en la etapa final de nuestra existencia, existen en cambio aquello(a)s con quienes la vida ha sido muy pero muy generosa, tal es el caso de la exlideresa sindical Elba Esther Gordillo, quien a pesar de su avanzada edad y su oscuro pasado, parece haber tomado nuevos bríos y, por si fuera poco, escudándose en aquello de que “genio y figura hasta la sepultura”, amenaza con volver a la vida pública… Dios nos agarre confesados dijeran por ahí.



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