Ucrania: recrea “La vida es bella” para proteger a su hija de la guerra


Ksenia Lunova tiene 35 años y, hasta hace poco, llevaba una vida normal junto a su esposo, Igor Lunov, y su pequeña hija, Esenia, de cuatro años, en su casa en Obujov, a 30 kilómetros de Kiev, en Ucrania. Sin embargo, su vida, como la de millones de sus compatriotas, cambió radicalmente la semana pasada, cuando el presidente ruso, Vladímir Putin, ordenó una invasión contra su país.Desde entonces, Ksenia hace todo lo posible para que su hija no tome consciencia de la realidad que la rodea: todos los días recrea la célebre película del director y actor italiano Roberto Benigni, “La vida es bella”, que en 1998 ganó el premio Óscar a Mejor película de habla no inglesa.En el film, el protagonista, Guido Orefice (Benigni), le oculta a su hijo la terrible realidad que atraviesan en un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial, haciéndole creer que están participando de un concurso en el que hay que superar diversas pruebas para conseguir puntos y en el que el ganador se llevará a casa un tanque blindado.Ksenia ama la película, pero nunca pensó que debería recrearla para mantener a su hija lejos del terror de la guerra.”Trato de protegerla lo mejor posible de lo que está sucediendo ahora. Hay un hermoso filme de Roberto Benigni, ‘La vida es bella’. Ahora algunos de los eventos de esta película son la realidad de nuestras vidas”, le dijo Ksenia a TN.
“Déjenla ser una nena”

“Yo le digo que jugamos a las escondidas. Y por cada situación se ganan puntos que más tarde ella podrá canjear para comprarse lo que quiera”, relató. Primero le dijo que ganaría 100 puntos si corría al refugio, y, luego, que le darían 100 más si no lloraba y no tenía miedo. El ‘juego’ también tiene penalidades: “Por ejemplo -explica-, quien se acerca a la ventana, pierde”.”Por las noches hacemos un picnic en el pasillo. Nos tumbamos en el suelo bajo las sábanas y comemos chocolate y manzanas”, añadió.Hasta hace pocos días, Ksenia era ama de casa y cuidaba a su hija junto con su esposo, Igor, programador que trabajaba desde casa. Ahora, Ksenia protege a su hija mientras su marido colabora con el ejército ucraniano.”Ahora Kiev está peleando. Caen misiles desde Bielorrusia. Las tropas rusas están llegando. Edificios residenciales, jardines de infantes y uno de los más famosos hospitales en Ucrania fueron atacados. Murieron personas inocentes y, lo peor de todo, muchos niños están muriendo”, relató.Se estima que unos 20 niños han muerto desde el inicio del conflicto. Mientras, las mujeres embarazadas dan a luz en refugios porque las tropas rusas atacan maternidades y hogares.”¿Cómo se atreve alguien a quitarle la infancia a nuestros niños? Una noche la pasamos en el sótano de la escuela, en un refugio antibombas. Pero ya no hay lugar ahí. Por eso ahora nos escondemos en el pasillo de nuestro edificio, frente a nuestro departamento”, contó Ksenia.Esperanzada en un futuro mejor para ella y su gente, Ksenia desea: “Ojalá mi niña olvide este duro momento”.



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