Lucharán de una a dos caídas….

Desde el año 1958 el sistema político de Francia -séptima economía del mundo- se define como semipresidencial. Este modelo de democracia moderna cuenta con un Presidente de la República -con la facultad de dirigir el Consejo de Ministros y seleccionar al Primer Ministro-, un Poder Ejecutivo -en manos del Primer Ministro- y un Parlamento.  
El Presidente que ocupará por cinco años el Palacio del Elíseo deberá ser elegido por mayoría absoluta (51% de los votos). En caso de que ningún candidato obtenga la mayoría, catorce días después de la elección, los dos candidatos más votados pasan a una segunda vuelta. Ese fue precisamente el escenario que se vivió el pasado 10 de abril en las elecciones francesas. 
El actual Presidente Emmanuel Macron obtuvo 27.8% (24% en la primera vuelta 2017), la candidata de ultraderecha y líder del Reagrupamiento Nacional -heredero del histórico Frente Nacional-, Marine Le Pen un 23.1% (21.3% primera vuelta 2017) y el candidato de izquierda, Jean-Luc Mélenchon un 22% (19.58% primera vuelta 2017), y aunque estos resultados reflejan un aumento del porcentaje total de votos de los tres candidatos respecto a la elección del 2017, nuevamente nadie consiguió la mayoría absoluta, por lo que el domingo 24 de abril se jugará la segunda vuelta. 
A pesar del crecimiento de la ultraderecha en diversos países europeos -Italia, Polonia, Hungría, Alemania, el año 2017, en la V República, Macron se impuso con el 66.1% de los votos sobre Le Pen que alcanzó el 33.9%. Este próximo domingo se llevará a cabo la segunda vuelta, y ante las inminentes fracturas entre Le Pen y el antiguo periodista, Éric Zemmour, líder del partido político Reconquista, aun así, el pronóstico electoral se prevé sea más cerrado que en 2017, ya que la ultraderecha se convirtió en la principal fuerza de oposición.
El futuro del pueblo francés pende, por un lado, de los posibles acuerdos entre el Presidente Macron y Mélenchon del Partido Francia Insumida de izquierda radical, escenario mucho más probable que una negociación con Le Pen del extremo opuesto del tablero político, esto sin olvidar que Le Pen y Mélenchon atraen a la clase trabajadora que tienen ingresos en torno al salario mínimo, que sumado al llamado de Francia Insumida al voto nulo, obliga a Macron a reconsiderar su propuesta de programa económico y de política pública. 
¿Globalización y libre mercado de la mano de la Unión Europea o políticas económicas proteccionistas? Son dos proyectos con visión de estado completamente distintos. La capacidad de negociación de los candidatos será la variable que materialice el triunfo electoral. 



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