¿Hasta dónde alcanza el discurso?

Para que un gobierno se convierta en popular, debe tener una gran estrategia de persuasión política para con las masas, la narrativa casi siempre obedece a dos premisas: la primera, a la estructuración del formato, decir las palabras correctas en el momento justo, ya Sea producto de algún estudio sociológico o de mero marketing. Y la segunda premisa, obedece al lado genuino, a hablar con el corazón y el sentimiento y este sea, de alguna manera, compatible con el colectivo o con el mayor número de votantes. 
Entre otras, de esta manera es como podemos tener un líder de masas, un gobernante popular a través de su narrativa y su discurso. Y esta es siempre la mayor fortaleza para estabilizarse en la preferencia de los electores.

Sin embargo, es pertinente preguntarnos hasta dónde alcanza solo “la narrativa”, las promesas de campaña, la interpretación del sentimiento de la sociedad y las palabras. Sobre todo porque para legitimar estas palabras es imperante los resultados, que se definen en hechos tangibles y no quede, como dice el ya viejo dicho popular “en mero discurso”. Porque luego se convierte, en una narrativa de “gobierno de promesas”.

Esto sucede, desde mi punto de vista, con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, ante la realidad de un México necesitado de resultados políticos ya no le son suficientes las palabras o las culpas al pasado. 
Se tienen que inventar una y otra excusa, resultados superfluos, pequeños momentos pero que no alcanzan a darle respuesta a la acumulación de problemas en muchas materias que se le siguen acumulando al Gobierno de la República.

Un caso concreto también sucede en Sinaloa, con el tema de la violencia familiar y los feminicidios, a pesar de la voluntad férrea de la secretaria de las Mujeres, Tere Guerra, del presupuesto transversal de casi mil millones de pesos para la atención de la mujer en distintas áreas del Gobierno del Estado, de que la fiscal ahora es mujer, de que es el Congreso más paritario de la historia, de que Morena se asume feminista; el delito de violencia familiar sigue dando resultados negativos al estado según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, y lo que es peor, sigue matando mujeres en nuestro estado. 
¿Hasta dónde llegan los exhortos de la presidenta de la Comisión de Igualdad de Género del Congreso, Almendra Negrete?, si siguen matando mujeres.

¿Hasta dónde llegan las declaraciones de la fiscal Sara Bruna de “vamos a trabajar”?, si siguen matando mujeres. 
¿Hasta dónde llega el “muy lamentable” del gobernador Rubén Rocha Moya”?, si siguen matando mujeres en Sinaloa.

En el caso nacional, unos temas por otros le ayudan al presidente a camuflar la falta de resultados, porque como, lo mencioné al principio, en este caso la estrategia de comunicación y de discurso le ayuda a hablar de una cosa por otra y cambiar la narrativa, una de ellas es la dicotomía pueblo / no pueblo, patriotas / no patriotas, chairos / fifis, pueblo bueno / gobierno malo (el de antes). 

Y esto pudiese ser genuino, pero a estas alturas, sabemos que genuino no es, sino que es una herramienta política importante para todo gobierno populista, como el de López Obrador. 
Sin embargo, siempre la falta de resultados va a ser una constante que va a perseguir a todo discurso político, por muy populista que este sea. 
¿Hasta dónde alcanza el discurso político sin resultados? Se va a saber en el 2024. 
 
Nos vemos en la próxima. 



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