Minería, Constitución y la defensa del rol de la mujer


Represento a un grupo de profesionales que, hasta hace no mucho tiempo, conformaba un grupo muy minoritario en la minería, pero que hoy -aunque queda camino por recorrer- se consolida crecientemente. En una industria marcadamente masculina, gracias a los esfuerzos realizados en los últimos diez años por la empresas privadas y Codelco, hoy podemos hablar de un 14,3% de empleabilidad femenina en la gran minería según datos del Consejo Minero. Si bien Chile ha recorrido camino en la incorporación femenina al mundo laboral, todavía hay una desventaja con respecto a nuestros referentes a nivel mundial. Por ejemplo, Canadá tiene una participación de la mujer del 18%.
Como Ingenieras de Minas nos interesa promover y profundizar este camino. Durante nuestra vida laboral hemos sido testigos de cómo la minería ha avanzado en distintas materias, sobre todo en la inclusión y diversidad laboral. Somos profesionales que amamos esta actividad y estamos altamente motivadas y calificadas en que esta pueda seguir creciendo y articulando encadenamientos productivos, particularmente en las regiones.

Pero, para que ello ocurra, lo primero que tiene que pasar es que haya espacio para que la minería se desarrolle de manera sustentable, que este sector tenga las certezas necesarias para promover la inversión. Y aquí, responsablemente, debemos alertar que las deliberaciones que ha hecho la Convención Constitucional sobre la minería no han ayudado. Más aún, hemos visto sesgo y muy poca voluntad de escuchar. Los convencionales no pueden desconocer todo el aporte que ha hecho la minería al país y a su desarrollo, como tampoco la industria omite que esta actividad productiva debe mostrar avances en materia medioambiental. Pero lo anterior, en ningún caso significa terminar con la industria privada, ni menos con la minería. Chile es un país históricamente minero y hoy estamos frente a la oportunidad de seguir contribuyendo al desarrollo sustentable de nuestros territorios.
Que el Pleno rechazara en general el informe de la Comisión de Medio Ambiente que incluía el Estatuto Constitucional sobre Minerales, generó mucho ruido, pero también puso en valor esta discusión. Estamos hablando del 10% del PIB de Chile; de más del 54% del total de las exportaciones del país; de casi el 10% de los empleos que se generan en nuestro territorio; de más de 3.150 empresas chilenas (desde pymes a grandes empresas) que viven de esta industria; de la materia prima que puede hacer frente al cambio climático; estamos hablando de minería.
La propuesta de la Comisión era un grave antecedente para el sector. Junto con los riesgos e incertidumbre para el ecosistema minero, su redacción confusa contenía controversiales elementos que dañan la certeza jurídica, como la nacionalización o el cambio al régimen de concesiones mineras.
Hoy, cuando se debe elaborar un nuevo informe de reemplazo, se abre un espacio para generar un ambiente de escucha y corregir el rumbo. Es demasiado importante lo que decida la Convención sobre la minería, porque eso tocará la columna vertebral de la economía y desarrollo de este país. Y nosotras, como Ingenieras de Minas, somos las primeras interesadas en seguir fortaleciendo la minería, porque sabemos que ese es uno de los caminos para la plena inclusión y en mejores condiciones de la mujer en el mundo laboral. No perdamos esta oportunidad histórica.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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