Iniciativa busca visibilizar a mujeres desaparecidas y apoyar a sus familias



“Experiencia única en hermoso cuarto ubicado en Tlapacoya, Estado de México. La habitación cuenta con toalla limpia, computadora, tocador con maquillaje, lociones, cremas y los tacones azules de Zaira, que no ha vuelto a usar desde que desapareció”.
Así se anuncia en internet el cuarto de Zaira López Maldonado, quien desapareció el 23 de abril de 2011. Su madre, Teresa Maldonado, recuerda que esa noche la joven recibió una llamada telefónica —hasta ahora, su familia no sabe de quién— y salió de su domicilio. Desde entonces, los suyos no la han vuelto a ver.
La habitación de Zaira forma parte de la iniciativa Cuartos Vacíos, con la que la Asociación Mexicana de Niños Robados y Desaparecidos (AMNRDAC) busca visibilizar los casos de mujeres desaparecidas en el país, así como recabar recursos para que sus familias continúen buscándolas.

Zaira tenía 19 años cuando desapareció, vestida con un pantalón de mezclilla azul y tenis grises. Su madre la describe como una joven “muy alegre, llena de vida”.
Teresa relata que se dieron cuenta de su ausencia a la mañana siguiente del día en que recibió la llamada y salió de casa. “Estuvimos marcándole, pero ya no contestaba su teléfono. Pensé que se le habría descargado, que ella me llamaría cuando pudiera y que iba a regresar. Luego salí a la calle con la esperanza de que alguien la hubiera visto”. Sin embargo, a la fecha no hay información sobre su paradero.
“No hay palabras que puedan consolar a una madre que se le ha desaparecido una hija. Lo que más deseo es que esté bien, no me importa que esté lejos. Espero que sea libre, que sepa que la amo y que la espero aquí”, señala su madre.

“Cuando regresamos ya no estaba”
La cama de Perla Alondra Bolaños Cruz permanece tendida, como ella la dejó, con una muñeca sonriente sentada en la cabecera. A un lado, siguen su fotografía, la figura de un ángel y el globo con forma de mono que dice “Te amo” en el estómago.
Lo único que ha cambiado en su habitación, desde el 23 de julio de 2014, cuando desapareció, es que se acumulan cajas de documentos judiciales de su caso. Su familia la sigue buscando.
Rosa María Cruz, su madre, explica que la vieron por última vez en su domicilio, ubicado en Santiago Tianguistenco, Estado de México. En la casa estaban sus padres, su pareja, Alfredo G., y su hija de ocho meses de nacida.
“Nosotros (sus padres) nos fuimos a trabajar y cuando regresamos ya no estaba. Alfredo nos habló para decirnos que mi hija se había ido con otra persona y que él tenía a la niña”, detalla Rosa María.
Hace casi ocho años, cuando desapareció, Perla vestía con mayón y abrigo gris. Es delgada, de piel morena clara y mide 1.55 metros de estatura.

Para recabar recursos que les permitan continuar con su búsqueda, sus padres promocionan su cuarto en internet. Lo describen así: “Cálida habitación perfecta para descansar después del trabajo, gracias a su amplia cama matrimonial, o para pasar el rato viendo series en el televisor de pantalla plana. La estancia cuenta con clóset equipado, cajoneras y un sinfín de archivos que ha recopilado la familia en su búsqueda. Nada se ha movido del cuarto desde que desapareció”.
María Elena Solís, representante de AMNRDAC, explica que generalmente, cuando una persona desaparece, sus padres no mueven nada de sus habitaciones, aunque pasen los años, “con la esperanza de que sus seres queridos van a volver a ocuparlos”.
Reflexionando sobre este hecho, la empresa FCB México, en alianza con AMNRDAC, lanzó la iniciativa de Cuartos Vacíos, para que, a partir de los testimonios de cuatro familias, se sensibilice a la población acerca de las desapariciones de mujeres, y sobre la falta de recursos para todas las diligencias necesarias para tratar de encontrarlas.
De acuerdo con Solís, las familias de personas desaparecidas enfrentan múltiples gastos en la búsqueda, por lo que esperan que con los recursos recabados se apoye a familiares con alimentación, hospedaje y transporte.
Más de 22 mil mujeres desaparecidas
Actualmente hay casi 100 mil personas desaparecidas en México, de las cuales 22 mil 106 son mujeres. Según cálculos de AMNRDAC, 10 mujeres desaparecen a diario en el país.
De ellas, el 55% son menores de edad, como Nimbe Selene Zepeta Xochihua, quien desapareció el 30 de mayo de 2019, luego de salir de su casa, en La Paz, Estado de México. Iba rumbo a la escuela.
Su madre, María Elena Xochihua Pérez, relata que la joven salió de su domicilio a las 6:30 horas para abordar un transporte en la carretera México-Puebla, con rumbo a Valle de Chalco. La última vez que la vieron, se encontraba en el kilómetro 18.5 de la autopista, vestida con su uniforme escolar.
“Tenía 17 años cuando desapareció. Nosotros somos originarios de Papantla, Veracruz, donde el nombre de Nimbe es común, significa ‘princesa’ en totonaca. Le encantaba el baile, estudió danza clásica y danza regional”, recuerda su madre.
Ella alberga la esperanza de que su hija se comunique o que le den noticias de dónde está. Mientras, espera obtener apoyo económico para seguirla buscando. Por ello, promociona su cuarto con la siguiente leyenda: “A unos cuantos minutos de la parada del autobús, se encuentra esta iluminada habitación, equipada con litera, tocador, espejo, clóset con ropa talla mediana y los útiles escolares que Nimbe Selene Zepeta no ha vuelto a utilizar desde su desaparición”.

Karla Adriana Bolaños Castillo es otra menor desaparecida, cuyo cuarto se encuentra ‘en renta’. La última vez que supieron de ella fue hace más de un año, el 4 de marzo de 2021, cuando estaba con su familia en su casa, en Nezahualcóyotl, Estado de México.
Cecilia Castillo, su madre, cuenta que la noche del 4 de marzo Karla entró a su habitación para decirle “te amo”, cerró la puerta y supuestamente se fue a su recámara. Sin embargo, a la mañana siguiente su madre encontró la cama tendida y sus cosas intactas. Ella no estaba.
Lo único que hallaron fue una carta que dejó, diciendo a su familia que se iba de la casa. Gracias a videos de cámaras de seguridad de vecinos, pudieron constatar que la joven salió esa noche de su domicilio, sin que hasta ahora sepan a dónde fue.
Su familia cree que la joven de 15 años, de complexión mediana y estatura de 1.70 metros, fue engañada a través de redes sociales. El último rastro que tienen de ella es en Nuevo León, donde su celular marcó su ubicación, pero al acudir para localizarla, autoridades constataron que el aparato telefónico ya no le pertenecía a la adolescente. Lo había vendido.
En tanto Karla vuelve, su familia ‘renta’ su cuarto, para continuar con las diligencias que permitan ubicarla. Lo promociona como un espacio “completamente amueblado, con amplio escritorio para hacer home office; además, cuenta con tapete para hacer ejercicio, variedad de libros y un dulce que la joven no se comió”.
Entre lágrimas, la hermana de Karla le envía un mensaje: “No sabes cómo te extrañamos, tus abrazos, las pláticas, los desvelos y la música que escuchábamos. Solo quiero que sepas que aquí estamos, te amamos y siempre estás en nuestro corazón. Haremos hasta lo imposible para encontrarte”.
La promesa de seguir buscando
La AMNRDAC trabaja en la búsqueda de personas desaparecidas en México desde hace 25 años. María Elena Solís dice que han pasado tantas familias por sus oficinas que ya perdió la cuenta de a cuántas han apoyado, pero hasta ahora han logrado que más de 5 mil se reencuentren con sus seres queridos.
Solís explica que la asociación nació a raíz de que ella misma perdió a su nieta, en noviembre de 1994. Por 50 días, la niña de dos años estuvo robada, y gracias al apoyo de medios de comunicación y autoridades, lograron recuperarla.
“Mi nieta apareció y fue un milagro de Dios. Precisamente por eso hice la promesa de seguir buscando a personas, en agradecimiento de que yo logré encontrarla”, señala.
Entre los apoyos que proporcionan a las víctimas, se encuentra el de ayuda con viáticos para foráneos y el de la gestión de trámites para iniciar carpetas de investigación y la búsqueda de sus familiares. Además, constantemente realizan campañas de sensibilización y para promover medidas que faciliten el reconocimiento de personas desaparecidas.
Una de las medidas promovidas por la AMNRDAC para facilitar la búsqueda de personas desaparecidas es el uso de una “cartilla de identificación” diseñada por la asociación. Se pide que en ella se escriban señas particulares de cada persona, como tipo de sangre, color de cabello y ojos, nombre, CURP, fecha de nacimiento y huellas digitales.
La finalidad de la cartilla es que, si una persona desaparece, sus familiares cuenten con información para proporcionar a las autoridades y permita identificarla de manera sencilla, incluso si falleció.
Otros consejos que María Elena Solís da para que las familias agilicen la emisión de fichas de búsqueda es que cuenten con retratos recientes de las personas desaparecidas, así como conservar muestras de cabello, uñas e incluso el cepillo de dientes que utilizaban, ya que de ellos pueden obtenerse muestras de ADN.
“Tenemos que cuidarnos, porque las desapariciones van en aumento. Desafortunadamente, hay mucha inseguridad en el país y muchas mujeres y personas se vuelven víctimas de las circunstancias. Es imposible mantenernos encerrados en casa o saber cuándo nos va a pasar”, concluye Solís.
Para apoyar en la búsqueda de Zaira, Perla, Nimbe y Karla, se puede visitar la página web de Cuartos Vacíos. En el perfil de cada una de ellas está el anuncio de ‘renta’ de su habitación y un número de cuenta, para depositar cualquier monto de dinero directamente a sus familias.
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