“Las zonas de sacrificio suelen olvidarse con los años”


Durante los últimos años, localidades como Puchuncaví, Quintero y Concón han sido ampliamente afectadas por la contaminación industrial, afectando la salud de cientos de personas.
En una nueva edición de nuestro programa, Un País Generoso, conversamos con Esteban David Contardo, quien es licenciado en Letras Hispánicas de la Pontificia Universidad Católica. Y autor del libro Náusea: Crónicas de una zona de sacrificio, quien nos habló acerca de este complejo problema medio ambiental que afecta a varias localidades que tuvo la oportunidad de visitar.
¿Cómo nació el libro Náusea: Crónicas de una Zona de Sacrificio, del autor Esteban David Contardo?
Contardo explicó que los capítulos de este libro hacen referencia a la contaminación existente en varias ciudades del país. Asimismo, habla de varios casos como el derrame de petróleo en Quintero; o el caso de los denominados hombres verdes, exfuncionarios de ENAMI a quienes exhumaron sus cuerpos y encontraron pigmentación verde en sus huesos.
Su trabajo se remite a un estudio de la Universidad de Valparaíso, en el cual se establece que a través de la contaminación, los genes de las personas son modificados. Afirma que en el caso de Chile, esto no es algo que empezó hace poco, sino que en su libro hace una «investigación histórica desde el inicio del complejo industrial de 1957, desde donde se va desarrollando todo esto».
La Pollera Ediciones
Acerca de cómo comenzó a realizar este libro, todo se remonta a 2018, cuando era presidente del centro de estudiantes de su universidad. Con el fin de apoyar a la localidad, decidió ir a Quintero en octubre, recorriendo la zona después de que falleció el activista medio ambiental Alejandro Castro, a quien encontraron muerto en las vías del Metro de Valparaíso.
«Fui a la zona y me di cuenta de que yo, que soy de Talca, estudié en Santiago, y no conocía para nada la zona de sacrificio independiente de lo que sale en las noticias«, contó Contardo. Sin embargo, dos años después, fue a quedarse a Horcón, que queda al norte de Ventana y el complejo industrial, donde por un mes entrevistó a la comunidad de Puchuncaví y Quintero.
Asimismo, dijo que el libro «es sobre temas que se olvidan dentro de la sociedad. Temas que aparecen y aparecieron en la prensa. Suelen olvidarse a través de los años (…) La gente vive esto de manera permanente». Indicó también que para esta obra visitó entre 5 y 6 zonas de sacrificio: «Hace un conglomerado de estos eventos. Un rescate a la memoria de comunidades que se ven afectadas».
Esteban David Contardo – Linkedin
«Mata y da vida al mismo tiempo»
Asimismo, en los capítulos del Náusea: Crónicas de una Zona de Sacrificio describe la relación de cómo se convive con esta situación. Toma el ejemplo de una profesora llamada Claudia Tapia, quien hoy tiene cáncer y quedó muy afectada de salud desde 2011, y contaba que su padre trabajó muchos años en ENAMI, ahora Codelco Ventana.
«Es una contradicción que se vive hace muchos años. Esto te mata, pero te da el sustento para vivir y sobrevivir. Entonces es muy difícil trazar una línea sobre lo que quieren unos y lo que quieren otros. Mata y da vida al mismo tiempo«, añadió. «El resto del país es el que gana en una zona de sacrificio. Hay que tenerlo en la conciencia, concientizarse de que hay gente que está muriendo. Esto sólo hace que el país y el Estado tenga más dinero».
Por otro lado, afirma que la gente de Puchuncaví sigue luchando para que se generen nuevas medidas y normas medio ambientales. Sin embargo, indica que lo sucedido allá va a durar por muchos años. De ahí el autor hace una comparación con las voces de Chérnobil, «sirve mucho para describir que esto es una catástrofe del tiempo. Aquí no es de que los restos contaminantes se eliminan y al día siguiente está todo limpio. Los metales pesados y restos químicos pueden perdurar 200 años en la tierra, el agua, el mar y en vegetales».
Acerca de lo que se puede hacer actualmente, indica que la población posee una pertenencia de territorio. «Están pendientes de las zonas de sacrificio y están luchando por eso, hay mucho por hacer. El presidente Boric firmó una carta de compromiso para preocuparse de estos problemas y del cierre de termoeléctricas de las zonas de Quintero y Puchuncaví (…) Ahora se firmó el Tratado de Escazú. Distintos elementos para que la gente se quede más tranquila, sin embargo, falta mucha reparación, incluso podría haber una consulta ciudadana».
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