Día de la madre y la “nueva” Constitución



Día de la madre, ¿en qué momento nos metimos en esto y empezamos a celebrarlo con las consiguientes colas en las florerías, restoranes llenos para almorzar, sentimientos de culpa por comprarle un mejor regalo a tu mamá que lo que tus hijos le van a regalar a tu señora (o viceversa), etc.? Busco el origen de esta celebración en internet (obvio, ¡hay que hacerse la vida fácil!). De acuerdo con mi fuente electrónica, la “historia comienza con Ann Reeves Jarvis una mujer que durante la guerra civil de EE.UU. creó unos grupos de trabajos en el estado de West Virginia con mujeres que se dedicaron a cuidar a los soldados y que reclamaban un mejor sistema de salud pública”. Interesante. Su hija, Anna Jarvis, quiso homenajear a esta destacada mujer y, después de su muerte, determinó que crearía un día especial en memoria de su madre (y de las madres). Luego de varios años de intenso trabajo, finalmente, en 1914, logró que, nada más, ni nada menos, Woodrow Wilson reconociera el “día de la madre” como festivo y se estableció el segundo domingo de mayo para su celebración.
Ahora, lo paradójico del caso, es que Jarvis después de la inmensa labor realizada para que se creara el día de la madre y del enorme triunfo que significó el haberlo conseguido, se arrepintió de lo que había logrado e hizo una campaña para boicotear esta celebración.
¿Les suena parecido a la realidad política chilena?
Exacto. Ahí quería llegar. La centro izquierda (políticos y simpatizantes de la ex concertación) han tenido como narrativa la abolición de la constitución del 80 desde el mismo día que esta entró en vigor. Lo paradójico del tema, es que ahora que estamos a meses de lograr lo que ha sido un profundo anhelo de varias generaciones de chilen@s, resulta que, al mismísimo estilo de Anna Jarvis, muchos ex concertacionistas (políticos y simpatizantes) están trabajando para boicotear este importante logro. No me entiendan mal. Me parece, absolutamente, legítimo que alguien quiera votar “rechazo”, pero es difícil entender que simpatizantes de la “ex concertación” (y, por ende, de abolir la constitución del 80) estén dudando votar “apruebo”.
Trato de imaginarme razones; unicameralismo (“bi-asimétrico”), plurinacionalidad, sistema de justicia, etc. Estamos de acuerdo, son temas debatibles cuya implementación, sin duda, va a presentar un desafío, pero muchach@s, no nos podemos dejar convencer por el relato de que cualquiera de estos cambios (y para qué decir, todos en su conjunto) nos van a llevar al desastre como país. Nuestro indefectible destino, una vez más, sería Venezuela, Nicaragua, Bielorrusia, etc. Por otro lado, ¿ustedes de verdad piensan que la llamada “tercera vía” va a ser un camino fácil que, indefectiblemente, y por “arte de magia”, nos va a llevar a la “casa de tod@s”? Seamos realistas, la tercera vía (si es que se da) va a tener tantas o más dificultades que las que ha tenido la convención y tampoco sería claro que el plebiscito de salida (a ese nuevo texto) lo gane el “apruebo”. ¿Terminaríamos con una “cuarta vía”?. ¿Quizás la “quinta vía” sea inventar una app que escriba constituciones – “casa de tod@s”?
Mi humilde llamado, en este día de la madre, es que tod@s aquell@s que han querido, desde hace mucho tiempo, una nueva constitución no caigan en el síndrome de Jarvis y boicoteen su propia obra, sino que reconozcamos que, pese a los desafíos que presenta (¡que no son pocos!), este va a ser un texto que nos permitirá iniciar una nueva etapa como país y ojalá que, tal como el día de la madre (a pesar de sus reconocibles ripios), se transforme en una fuente de unidad para tod@s. ¡Feliz día a todas las madres!

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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