Ecocidio detenido – El Mostrador



09A ratos hay tantas urgencias que no alcanzamos a celebrar. Pero hoy lo hacemos porque tenemos razones glaciares, ríos de emociones y comunidades volviendo a entretejer futuro. El lunes 2 de mayo el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), bajo la dirección de la abogada Valentina Durán, confirmó el rechazo al Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del Proyecto Los Bronces Integrado de Anglo American.
En lo formal, este rechazo significa que luego de la revisión del proyecto, este no puede ejecutarse y tampoco puede ningún organismo otorgarle permisos para funcionar. En lo más profundo, este rechazo implica apostar todo a la vida. Esta decisión va en concordancia con lo que la gran mayoría de las personas queremos: un desarrollo respetuoso con las personas y con la naturaleza de la que somos parte. Esta resolución es un paso poderoso de un gobierno que se define como ecologista y feminista.
Gracias a los funcionarios del SEA que denunciaron lo irregular de partes del proceso, a las miles de personas que participaron con observaciones ciudadanas, a los cientos de expertos que nos ayudaron a mostrar las falencias, a las organizaciones sociales que conforman una gran trama de colaboración y aguante en la desigual tarea que es mostrar los irreparables daños que generaría el proyecto.
El hecho que evitemos destrucción de glaciares, contaminación con material particulado a un ya tóxico aire de Santiago, devastación de los frágiles ecosistemas de montaña ricos en biodiversidad como el Santuario de Yerba Loca y evitar una situación de riesgo hídrico en la Región Metropolitana es motivo suficiente para una gran fiesta.
En Til Til, Catemu, Lampa, El Melón, Colina, Putaendo, Los Andes y Lo Barnechea saben de sobra lo que son los impactos de la megaminería. Un vecino indeseable que demasiadas veces usa los espacios que le corresponderían al Estado y sus infinitos recursos económicos para comprar lealtades y dividir a las comunidades.
La decisión del SEA impide la creación de una nueva zona de sacrifico. Ante la magnitud del potencial daño, resultan patéticas las ofertas de mitigaciones como cambiar las cocinas de leña a eléctricas en algunos sectores y una ofensa a las instituciones las palabras, del presidente ejecutivo de Anglo American, que ofrece “disposición a contribuir con la información”. ¿Por qué ahora y no cuando correspondía durante el proceso de evaluación ambiental que comenzó el 2019?
Un capítulo aparte por su relevancia es el devastador impacto que este proyecto tendría sobre el sistema glaciar. Inevitable es recordar que los glaciares cumplen funciones ecosistémicas vitales. Regulan la acción climática (los últimos grandes refrigeradores) y son generosos en proveer agua a ríos, lagos, napas y vegas. Después de trece años de sequía, sabemos que la gran mayoría del agua que consumimos es gracias a ellos. Pese a esto, el proyecto de Los Bronces Integrados contiene errores insalvables: su área de influencia no incluye a todos los glaciares que afectaría (Informes de Terram, Fundación Plantae y varios glaciólogos lo han constatado), utiliza la norma suiza que no es idónea para medir material particulado que se adhiere a los glaciares y adolece de carencia de mediciones de contaminantes transportados por los vientos (sabemos que el carbón negro y hollín generan derretimiento acelerado).
Como el canto en las marchas feministas “NO es NO” y este rechazo del SEA es un NO verde y por los cuidados. Espero que comprendan la N y la O. Que Anglo American, una de las compañías mineras más grandes del mundo, con sede en Londres, entienda que Chile no está dispuesto a vender la vida de sus ciudadanos. Y que si vienen nuevas instancias, como el Comité de Ministros u otras, este NO siga creciendo. Si el Gobierno de Michelle Bachelet “le apagó la luz” a HidroAysén, espero que sea el Gobierno de Gabriel Boric el que “le corte el agua” al proyecto Los Bronces Integrados de Anglo American. Cuando gana la Tierra, ganamos todas y todos.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.



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